De a poquito, un país federal

La República Argentina tiene concentrada su población en pocas urbes (Buenos Aires, Rosario, Córdoba y parcialmente en La Plata,Tucumán y Mar del Plata). Buenos Aires y su conurbano absorbe un tercio de la población. 

La concentración urbana, en particular la de Buenos Aires, deteriora la calidad de vida de sus habitantes: falta de superficie verde, largas horas destinadas a viajar al trabajo, polución, alto costo de vivienda.

A su vez, es una enorme fuente de negocios. Por ejemplo, de las empresas de transporte de pasajeros. El principal ingreso de ellas no es el boleto que paga el pasajero sino los millonarios subsidios que reciben del Estado. Como no puede ser de otra manera, gran parte de las líneas de transporte son propiedad de políticos, que dan y reciben los subsidios, así como el subte está operado por un viejo contratista del estado.

MESIANISMO

El actual gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en un ataque de mesianismo, ignorancia del arte del urbanismo y una dosis no menor de codicia, quiere cambiar el código edilicio de la ciudad con el objeto de que la totalidad de su superficie pueda ser cubierta por edificios en alto.

El objetivo expreso, según las autoridades, es que la Ciudad tenga seis millones de habitantes. Nada se dice de la cantidad de escuelas, hospitales, cloacas, redes de agua corriente, electricidad y gas necesarias para una duplicación de la población. Meros detalles. Sí se manifestaron sobre las comisarías: las piensan reducir. No mencionan a la basura. Hacen bien. No pueden levantar la de menos de tres millones de habitantes. Imaginemos una ciudad de seis millones: basura en descomposición en cada esquina. Son imágenes propias de una película distópica sobre un futuro fallido.

La propuesta del gobierno local es obsoleta y mira al pasado, no al futuro. Habla de hacer edificios en alto, una práctica, en Nueva York y Buenos Aires. de más de cien años. Era moderno entonces, ahora es una antigualla.

A veces resulta que gente joven biológicamente, sin embargo, es vieja mental y culturalmente. Tiene un marco mental propio de los setenta.

PROPUESTA

Gran parte de la población de Buenos Aires es empleada pública. La principal fuente de trabajo privado es el comercio seguido por los servicios de educación y salud privados. Por lo que podemos afirmar que gran parte de los servicios son a empleados públicos.

Sostengo que Buenos Aires debe reducir su población paulatinamente a los dos millones de habitantes, recuperar áreas verdes, prohibir la construcción en alto. Y el Gran Buenos Aires, con planificación e inteligencia reducirlo a seis u ocho millones de personas, lo que hará un conglomerado de diez millones.

Para hacer eso hay que desarrollar el interior y que éste sea fuente de trabajo, lo que se logra con baja de impuestos, mejora en los fletes (ferrocarriles, barcazas en ríos, y transporte marítimo para los puertos patagónicos) y políticas de fomento de retención de población en el interior y de migración desde las grandes ciudades a ciudades pequeñas del interior. 

Esos estímulos pueden adoptar diversas formas. Me limitaré hoy al traslado de oficinas públicas.

EL TRASLADO

Según la Constitución, los tres poderes deben residir en la Capital. Sin embargo, existen oficinas federales diseminadas por todo el territorio: Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad (PFA, GN, Prefectura), juzgados federales, oficinas del Senasa e INTA, universidades nacionales. Numerosas delegaciones de todo tipo.

Me referiré únicamente a dependencias del Poder Ejecutivo. Si bien los ministerios deben estar en la capital, no es necesario que los organismos autónomos también lo estén.

Su traslado a las diferentes provincias, implicará movimientos de cientos de miles de personas y a su vez el incremento de la actividad en la zona receptora, ya que esas personas requerirán comercios, hospitales, escuelas, etc. 

Mudar estos organismos implica aumentar la población -y la actividad económica- en el interior. Descomprimirá la Capital y el Gran Buenos Aires: mejoras en el transporte y en el tránsito y baja en los costos de alquiler y compra de vivienda. Para las provincias será un gran logro: aumento de actividad económica, incremento de la población y mayor peso político dentro de la Nación.

Por lo que mi propuesta es listar todas las dependencias pasibles de ser trasladadas y que en el Senado decidan a qué provincia le toca cada una.

No es serio que la sede del Senasa esté en Paseo Colón al 300 a doscientos metros de Casa Rosada, el INTA tenga sus oficinas en Av. Rivadavia al 1400 a cien metros del Instituto de Yerba Mate, el Instituto del Petróleo en Maipú al 600, el Instituto de Vitivinicultura en Av. Belgrano al 400. Es muy útil para que los diputados mandato cumplido se queden en la capital y no tengan que volver a sus provincias, pero es un verdadero despropósito.

CUATRO GARRAHAN

En primer lugar propongo armar cuatro Hospitales Garrahan adicionales (NOA, NEA, Cuyo y Patagonia). Esto permitirá un crecimiento en las carreras del personal actual del Hospital, quien aportaría su experiencia. Una oportunidad profesional para los segundos y terceros de cada uno de los servicios.

Lo primero a mudar, por su magnitud, debería ser el PAMI y la Anses. Las oficinas centrales tanto del PAMI como de la Anses deberían ser trasladadas a ciudades del interior y a su vez, sus sistemas informáticos contar con réplicas de seguridad en ciudades diferentes a las de sus casas centrales. Una buena locación para los sistemas de respaldo es San Luis con sus facultades de informática. 

El Indec podría ser trasladado a Santa Fe donde existe la facultad de estadísticas. Todos los institutos como el de Vitivinicultura o Petróleo, deberían ser trasladados a zonas productoras y el de la Carne al interior de la provincia de Buenos Aires, la UIF, hoy en Av. de Mayo podría ser trasladada a Tucumán. El Consejo Universitario Argentino, hoy en un coqueto edificio de Pacheco de Melo al 2000 podría trasladarse a Corrientes y la Coneau, hoy en Av. Córdoba al 1400 a Santiago del Estero y el Inadi podría trasladarse a La Rioja y el Instituto de Asuntos Indígenas, hoy en Av. del Libertador, puede ser mudado a Catamarca o Formosa. Estos son sólo ejemplos.

CIUDADES DESTINO

Las ciudades destino no pueden ser Córdoba Capital o Rosario o Tucumán Capital, repetiríamos el error. El destino deben ser ciudades pequeñas (hasta 10.000 habitantes) y/ o pueblos abandonados a rehabilitar. Será una mejora para la población receptora (actividad económica y mayores oportunidades) y calidad de vida para quienes acepten el desafío de mudarse.

El presupuesto nacional cuenta con decenas de entidades autónomas, consejos, comisiones, institutos. Varios de ellos son superfluos, simples excusas para colocar gente -muy bien paga- en la administración pública. Otros sí, son necesarios. Pero, con las actuales comunicaciones e informática, pueden ejercer sus funciones en cualquier lugar del país.

Es un proyecto que los senadores pueden evaluar, agencia por agencia, instituto por instituto, para determinar la mejor localización.  Y, de a poquito, empezar a construir un país federal.