DE QUE SE HABLA HOY

Ser o no ser, este es el problema que no solucionamos

Cuando William Shakespeare puso en boca de Hamlet, el príncipe de Dinamarca, aquella famosa frase de "Ser o no ser, he ahí el dilema", casi supo definir hace 418 años, lo que le pasaría a los argentinos en el siglo XXI.

Porque nuestro problema es que no terminamos de definirnos, somos y no somos muchas cosas a la vez. Somos patriotas pero vivimos renegando del país; somos pro y anti al mismo tiempo; decimos que "unidos somos más" y vivimos inventándonos antinomias y enfrentamientos; nos creemos solidarios y hacemos del egoísmo un estilo de vida; nos esforzamos hasta lo imposible para que alguien triunfe y después disfrutamos haciéndolo caer a pedazos; nos gusta decir que tenemos el mejor país del mundo pero no lo cuidamos ni un poquito.

Aquel personaje que sostenía una calavera en su mano mientras decía esta mítica frase, nunca imaginó que esa sentencia pudiera definir con increíble exactitud la idiosincrasia de un pueblo que entonces ni siquiera existía como tal. Curiosa coincidencia porque Shakespeare no adivinaba como Julio Verne quien bien podía haber escrito, si nos hubiera imaginado, "Viaje a un país de locos".

Seguimos enfrentando el mismo dilema de si somos o no somos y mientras tanto no queremos arriesgarnos a definirnos porque este camino de la falta de definición nos queda cómodo, nos justifica, nos deja entrar y salir de cada cuestión que pueda resultarnos incómoda.

Un candidato a cualquier cosa gana una elección por el 50 por ciento de los votos y si las cosas no andan bien, no hay uno que reconozca que lo votó. Despotricamos con los que tienen el dinero afuera pero hacemos de la evasión de impuestos un deporte nacional. Opinamos sobre todos los proyectos de leyes que jamás leemos.

Alguna vez tendríamos que preguntarnos ¿qué somos? y contentarnos desde la honestidad aunque nos duela. Mire querido lector, a esta altura de mi vida tengo que reconocer que vivimos culpando a todos menos a nosotros y es hora de reconocer que todo lo malo y lo bueno que nos pasa es culpa nuestra, no de una partido político, ni de un funcionario, ni de un director técnico, ni de un empresario, nuestra solo nuestra. Porque es verdad que los pueblos son los que forjan su propio destino y a nosotros lo de forjar no nos va, estamos para la fácil, para protestar pero no hacer, para esconder los pecados propios y poner en carteles luminosos los de los demás.

Nuestra "cuestión" es la misma que proclamaba Hamlet, la falta de definición a la hora de ser, tenemos que quitarle los signos de interrogación de esta duda que ya debería tener una certeza bien concreta para poder empezar a andar el camino de una vez por todas. Tal vez sea bueno comenzar por "el darse cuenta" o sea, hacer de nosotros mismos un buen diagnóstico, preciso, inteligente y después sacar las conclusiones que sean necesarias para por fin poder definirnos. Nos miramos en el espejo de lo que nos conviene y abrimos los oídos siempre que la "música" suene como queremos. Si buscamos unas páginas más adelante del texto de esa obra genial, leeremos que Polonio, el viejo camarlengo del reino, le dice al príncipe: "La locura acierta a veces cuando el juicio y la cordura no dan fruto".

Y a lo mejor es eso lo que nos pasa, vivimos un estado de locura generalizada que no nos deja pensar en qué y cómo somos, un poco movidos a esto porque el ser inteligentes nunca nos dio los resultados que esperamos. "Ser o no ser", piénselo  porque algo huele a podrido en Argentina.

V. CORDERO