La violencia que ataca a la vejez

Instan a cambiar la mirada de la sociedad hacia las personas mayores y la propia mirada de los adultos. Durante el 2017 se recibieron 1.278 casos de maltrato hacia gente de la tercera edad y hubo 11.363 intervenciones realizadas. Según los especialistas en época de dificultades económicas la situación tiende a agravarse.

"Vivimos en una sociedad donde existen muchos mitos y prejuicios que asocian a la vejez con concepciones negativas como la enfermedad. Cuando nosotros evaluamos las razones de la violencia no pensamos en una relación de causa y efecto, sino que está multideterminada por factores de los diferentes entornos de donde provienen las personas. La violencia es una conducta aprendida de modelos sociales, familiares y culturales", destacó a La Prensa Alejandra Vázquez, coordinadora del Programa Proteger, dependiente del sector de la Secretaría de Integración Social para Personas Mayores en la Ciudad de Buenos Aires.

Durante 2017 el programa Proteger recibió 1.278 casos de maltrato hacia personas mayores y hubo 11.363 intervenciones realizadas, incluyendo la elaboración de informes, visitas domiciliarias, entrevistas de oficina y a instituciones. En el 90% de los casos los agresores fueron familiares directos de las víctimas. En más del 70% de los casos, la víctima era mujer. En tanto, más de un 25% de los casos en los que el programa Proteger intervino por maltrato a personas mayores corresponde a situaciones de violencia psicológica.

"Intentamos cambiar la mirada de la sociedad hacia las personas mayores y la propia mirada de los adultos. Tenemos como objetivo cambiar la concepción que muchos tenían o tienen de las personas adultas", enfatizó Sergio Costantino, secretario de Integración Social para Personas Mayores de la Ciudad de Buenos Aires.

El funcionario destacó que actualmente la Ciudad de Buenos Aires tiene una población mayor de 60 años que supera las 650 mil personas. Del total, un 60% es mujer y la zona con mayor cantidad de gente de la tercera edad se observa en Comunas 13 y 14.

Ante esta dimensión y, también, la cantidad de casos de extremos en que la vida del mayor está en riesgo, la Ciudad instaló un refugio para que los adultos víctimas de violencia puedan vivir durante un período de tiempo hasta que puedan resolver su delicada situación.

En la mayoría de los casos el violento es del propio entorno familiar de la víctima por lo que al irse de sus casas no pueden volver. "El 75 por ciento de los casos que ingresan a Proteger por violencia son mujeres, el resto varones. Esto es porque la violencia está atravesada por la cuestión de género. Siempre hay que tener en cuenta la desigualdad de poder estructural que hay entre hombres y mujeres de mayor edad entendiéndola como una construcción cultural de los significados que tiene para cada sociedad lo que es ser varón o mujer. Por ejemplo, tener menor experiencia financiera, menor acceso a recursos económicos y, por lo tanto, poder salir de la situación de violencia seguramente es algo que le va a costar mucho más", destacó Vázquez.

ESTEREOTIPOS

Los estereotipos negativos relacionados con la vejez como el "viejismo" constituyen actitudes aceptadas en la sociedad e instituciones que hacen del adulto mayor un ser vulnerable al maltrato y al abuso. Así, se ven afectados por este problema social, el que se caracteriza por su invisibilidad y muchas veces deficiente registro debido a la existencia de instituciones que no cuentan con sistemas de detección apropiada.

"Es un tema delicado y oculto. La vejez ha tenido un lugar idealizado pero también existe una descalificación. En la sociedad moderna, con el aumento de la población la mayoría de los problemas se masificaron. Por un lado, mejoró en los cuidados de la salud pero aún sigue habiendo problemas. Todo depende en qué país se trate y cómo la cultura percibe al mayor", destacó a La Prensa el médico psiquiatra Enrique Rozitchner autor del libro "La vejez menos pensada" y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

Luego agregó que "Hace años que hay prejuicio al viejismo o "aging" que significa un rechazo a la vejez. Se lo ve como algo negativo. Esto en parte es conciente e inconciente".

La discriminación en relación a la vejez afecta en distintos niveles como en lo social y cultural. También lo hace hacia los colaboradores, médicos y las distintas áreas institucionales vinculadas a las actividades cotidianas de un adulto mayor. 

Además, algunos factores como las clásicas largas colas para realizar trámites o reclamos, nuevos servicios para los que es necesario contar con internet y una computadora son situaciones que pueden llegar a transformarse en obstáculos para aquellas personas con dificultad de entendimiento o accesibilidad. "La sociedad necesita trabajar más en este tema y se acentúa la discriminación con los distintos factores", enfatizó Rozitchner.

Para asistir a las personas perjudicadas por este accionar, desde el Programa Proteger brindan capacitación a las distintas instituciones para que se logre una mejor respuesta en casos de violencia en adultos mayores.

"Cuando decimos que es un programa de prevención además de asistencia es porque hacemos mucho hincapié en la sensibilización y concientización en la comunidad sobre este tema. Realizamos actividades para fomentar una visión positiva del envejecimiento y fortalecer los vínculos intergeneracionales. Damos también importancia a la capacitación de las fuerzas de seguridad y judiciales para que sepan cómo abordar a una víctima de estas características al tomarle una declaración. Muchas veces sufren consecuencias emocionales que puede tener como víctima de violencia", enfatizó Vázquez.

CRISIS

Muchas veces los adultos mayores se encuentran en situaciones de aislamiento e indefensión y, a menudo, la persona maltratante es un familiar cercano que aprovecha esta situación vulnerable para su beneficio económico.

"En época de crisis se ve un aumento de casos de violencia contra adulto mayores porque los hijos vuelven a vivir a la casa de sus padres debido a que no pueden alquilar. Para muchos es algo negativo, un retroceso y terminan descargando su frustración contra una madre o padre", se lamentó Rozitchner.

Una similar situación se observó desde el área de Proteger a partir de varios casos detectados en que la violencia contra el adulto mayor termina afectándolo psicológicamente.

"La familia se mudaba y dejaba al dueño de casa relegado al peor sector de la casa. También llegaban impedirle el acceso a ciertos lugares como la cocina. Terminaban como prisioneros en su propia casa", recordó la coordinadora de Proteger que también destacó como a partir de un masivo corte de luz a finales de la década de 1990 se realizó una primera encuesta a los adultos mayores sobre su situación. Los datos recopilados motivaron a que se comenzará a generar políticas públicas en la Ciudad respecto a la violencia en la vejez.

Por otra parte, ante estas situaciones desde el Programa de asistencia a adultos mayores destacaron el equipo interdisciplinario con que cuentan que ofrece asistencia y acompañamiento de las víctimas de violencia en sus diversas formas.

"Llegan muchas veces a nosotros sin conocer sus derechos y creen que sus familia los pueden internar fácilmente. No es así. Por eso les brindamos asesoría y si es necesario los acompañamos a hacer la denuncia. También hacemos un seguimiento de los casos, hay personal que los acompaña en estos trámites o en la entrevista para que la persona pueda tener seguridad y tomar una decisión que le permita vivir una vida libre de violencia. Pero es muy difícil denunciar a un hijo. Aparece esto de decir que es una mala madre, algo debo haber hecho mal, sienten mucha culpa y miedo porque es el único vínculo que tienen y a veces prefieren que se perpetúe la violencia a quedarse solos. Mas cuando dependen de los cuidados de este familiar", se lamentó Vázquez. 

Sólo es cuestión de tiempo para que los que hoy sufren la violencia sean reemplazados por las nuevas generaciones de jubilados. Una cuestión que enfrenta a una realidad nada prometedora si no se cambia la situación entorno a la violencia hacia los adultos mayores.

"Es un cambio que es necesario realizar cuanto antes ya que es el futuro de muchos que hoy no miran este problema como su realidad. Y si se piensa la cantidad de población mayor que se tendrá en las próximas décadas, la urgencia de encarar este desafío es crucial para una buena calidad de vida en la vejez", concluyó Alejandra Vázquez.

En algunos países continúa siendo un tabú hablar del abuso a personas de edad

Hacia un mejor paradigma del cuidado de personas mayores

Según la ONU, entre 2015 y 2030 se prevé que en todos los países del mundo habrá un aumento sustancial de población de personas mayores de 60 años. Así, de 900 millones en 2015 se estima que llegarán a unos 2.000 millones en 2050.

Este crecimiento será especialmente más rápido en las regiones en vías de desarrollo. Si hay un aumento de este sector de la población, se puede predecir que aumentarán también los casos de abusos de las personas de edad. A pesar de que es un tema tabú, la violencia hacia personas mayores ha comenzado a ganar una mayor visibilidad como problema en todo el mundo.

El maltrato de las personas mayores es un problema importante de salud pública. Aunque hay poca información sobre su alcance en la población de edad avanzada, especialmente en los países en desarrollo, se calcula que 1 de cada 10 personas mayores ha sufrido algún tipo de ofensa o castigo en el último mes.

Sin embargo, la cifra no da certeza en cuanto a la magnitud del problema ya que se estima que sólo se notifica 1 de cada 24 casos de maltrato a personas mayores, en parte porque los afectados suelen tener miedo de informar a sus familiares y amigos o a las autoridades.

ESTUDIOS

Según el informe, obtenido de otros 28 estudios realizados en distintos países en el mundo, las tasas de maltrato pueden ser mayores entre los ancianos residentes en instituciones que en los que están en la comunidad.

Las ofensas a las personas mayores puede conllevar graves lesiones físicas y consecuencias psicológicas prolongadas.

Aunque los datos rigurosos son escasos, un estudio ha aportado estimaciones de la prevalencia de los tipos más frecuentes de maltrato en países de ingresos elevados o medios.

Así, se detectaron que el maltrato físico se da entre un 0,2-4,9%; abuso sexual, 0,04-0,82%; maltrato psicológico, 0,7-6,3%; abuso económico, 1,0-9,2%; y desatención, 0,2-5,5%.