Etiquetado de alimentos y bebidas: tiempo de debate

Los gobiernos del Mercosur ya firmaron acuerdos para implementar nuevos modelos de rotulado que adviertan sobre el contenido excesivo de grasas, sodio y azúcares. En tanto, las industrias de la región manifiestan su preocupación por la falta de articulación público-privada a la hora de establecer consensos en torno a este tipo de iniciativas.

La tasa de obesidad en la Argentina alcanza el 27% y es la más alta de Latinoamérica, mientras que más del 60% de los argentinos tiene sobrepeso, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un contexto que permite entender por qué en el marco de la XLII Reunión ordinaria de Ministros de Salud del Mercosur y Estados Asociados, que se celebró en junio último en Paraguay, la Argentina suscribió con los demás países de la región distintos acuerdos para dar impulso al etiquetado frontal de alimentos con contenido excesivo de grasas, sodio y azúcares.­

Se trata de una iniciativa celebrada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que a través de un comunicado de prensa detalló: "Los ministros de Salud del bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay acordaron la implementación de medidas centradas en comunicar de manera fácil y rápida las cantidades excesivas de los nutrientes críticos (azúcares, sodio, grasas totales, grasas trans y grasas saturadas) contenidos en los alimentos que se asocian a un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles, como la obesidad, la hipertensión, la diabetes y el cáncer, en base a las recomendaciones de la OPS/OMS"

La resolución firmada por los ministros del Mercosur postula además que no se dé lugar a la percepción equivocada por parte del consumidor de que un alimento con cantidades excesivas de algún nutriente crítico sea saludable, "como muchas veces sucede actualmente debido a la falta de claridad en los rotulados de alimentos", remarcó la OPS, para luego citar otro fragmento de la resolución en el que se indica que los países del Mercosur ocupan los primeros lugares en las Américas en la venta de productos ultraprocesados de bajo valor nutricional y excesiva cantidad de grasas totales, grasas saturadas, grasas trans, sodio y azúcares

En su comunicado, la OPS hizo hincapié además en la problemática de la obesidad infantil al mencionar un análisis hecho sobre la publicidad de alimentos en televisión dirigida a niños en ocho países de América Latina y el Caribe, en el que se detectó que en la Argentina el 48% de los alimentos publicitados tenía un bajo valor nutricional y que el 69% de los encuestados consumió estos productos posteriormente

"Los ministros de Salud del bloque también firmaron una resolución en la que acordaron mejorar el perfil nutricional de los alimentos industrializados, proteger la alimentación del lactante y del niño pequeño, establecer los principios rectores para la implementación de guías alimentarias en la región, intercambiar experiencias y lecciones aprendidas en los países, mejorar la disponibilidad de alimentos naturales e impulsar programas de reducción de nutrientes críticos en los alimentos", resumió la OPS.­

­

POSTURA DE LA INDUSTRIA­

Tras la firma de esta resolución por parte de los ministros de Salud de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, la industria de alimentos y bebidas de la región -agrupada en la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios del Mercosur (CIPAM)- manifestó mediante un pronunciamiento dado a conocer el 27 de junio último su preocupación ante "la falta de articulación entre el sector público y privado" a la hora de adoptar iniciativas sobre etiquetado frontal de alimentos, "que pudieran resquebrajar el espíritu de integralidad que inspiró la creación del Mercosur".­

La CIPAM -que en representación de la Argentina está integrada por la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL)- afirmó que "comparte la preocupación con los Estados por el crecimiento de la obesidad y el sobrepeso en la región" y que está "comprometida a llevar adelante las acciones necesarias para revertir esta problemática", pero aclaró que se trata de un problema multifactorial, que demanda un abordaje integral. En ese sentido, consideró: "Iniciativas de educación nutricional, promoción en la adopción de hábitos saludables y acciones de naturaleza técnica/regulatoria requieren insoslayablemente de la articulación público-privada en la búsqueda de convergencias que compatibilicen la prevención de enfermedades y el espíritu de integralidad que inspiró la creación del Mercosur".­

Reunidos en Brasilia, el miércoles último, representantes de CIPAM dieron un paso más al presentar un documento conjunto que defiende la necesidad de que la reglamentación de las etiquetas de alimentos y bebidas converja en todo el bloque para evitar perjuicios al comercio exterior y, consecuentemente, a la economía de los países de la región.­

La 'Declaración de CIPAM' -como se titula el texto- alerta sobre "la importancia de la construcción de una propuesta regional que considere el intercambio comercial y asegure al mismo tiempo resultados efectivos para la promoción de hábitos saludables, la reducción de la obesidad y del sobrepeso en la población".­

"El nuevo modelo de etiquetado nutricional debe contribuir a que el consumidor tenga más información sobre los alimentos y así pueda tomar decisiones de acuerdo con sus preferencias y características individuales", afirmó durante el encuentro en Brasilia Joao Dornellas, presidente ejecutivo de la Asociación Brasileña de las Industrias de la Alimentación (ABIA). "Nuestra visión es que el nuevo etiquetado nutricional contribuya a la educación alimentaria de la población para que tome opciones conscientes en el contexto de una dieta equilibrada, sin alarmismo", añadió.­

Según se informó desde CIPAM, las industrias de alimentos y bebidas del Mercosur son responsables de 6,5 millones de empleos directos e indirectos y responden por un volumen anual de exportaciones de 76.280 millones de dólares, o aproximadamente el 26% del valor de las exportaciones del bloque sudamericano.­

­

PUESTA EN PRACTICA­

En la actualidad, todos los alimentos y bebidas producidos, envasados y comercializados en el país y en los Estados parte del Mercosur deben llevar un rotulado nutricional, cuyo objetivo es el de "informar al consumidor sobre las propiedades nutricionales de un alimento".­

Quedan exceptuadas de esta normativa las bebidas alcohólicas, los aditivos alimentarios, las especias, las aguas minerales y otras aguas para consumo humano, vinagres, sal, café, yerba mate, té, alimentos preparados y envasados en restaurantes o comercios gastronómicos, listos para consumir, productos fraccionados en los puntos de venta al por menor, frutas, vegetales y carnes en estado natural (refrigerados o congelados) y alimentos cuya superficie visible para el rotulado sea menor o igual a 100 cm2.­

Además del valor energético total del alimento, la tabla nutricional -de fondo blanco y letras negras- tiene que incluir de forma obligatoria el contenido de una serie de nutrientes específicos (carbohidratos, proteínas, grasas totales, grasas saturadas, grasas trans, fibra alimentaria y sodio) y el porcentaje que representan del valor diario de referencia (VD) en base a una dieta de 2.000 calorías. Asimismo, se permite la declaración voluntaria de vitaminas y minerales.­

La epidemia de obesidad en el mundo ha llevado a que diversos países consideren necesario un replanteo de la forma en que se presenta la información sobre los aspectos nutricionales de alimentos y bebidas. A nivel regional, un caso paradigmático es el de Chile, donde el 27 de junio de 2016 entró en vigor la 'Ley de alimentación' -más conocida como ley de etiquetado- por la cual en una primera etapa se instaló la obligatoriedad de que los alimentos que excedían los valores considerados como saludables de nutrientes críticos lleven en la cara principal del envase sellos octogonales negros con letras blancas con la leyenda 'alto en' calorías, sodio, azúcares o grasas saturadas.­

En el país trasandino ahora ha comenzado una segunda fase de la iniciativa en la cual se elevaron los estándares de exigencias en cuanto a los límites máximos estipulados de grasas, calorías, azúcares y sodio en los alimentos que se comercializan. Además, comenzó a regir la obligación de que toda publicidad de productos con sellos incorpore el mensaje "Prefiera alimentos con menos sellos de advertencia".­

La legislación chilena prohíbe también la venta y publicidad de alimentos 'altos en' en los establecimientos educativos de los niveles iniciales, primario y secundario, del mismo modo que prohíbe las publicidades de estos productos en medios de comunicación dirigidos a menores de 14 años. Tampoco se permite utilizar en rótulos o envases elementos que atraigan la atención o el interés de menores de 14 años.­

Si bien ya se han dado a conocer algunos resultados de estudios de universidades y consultoras privadas que buscan determinar la efectividad de esta norma, lo cierto es que desde el gobierno chileno consideran que aún es demasiado pronto para determinar el grado de impacto que ha logrado en pos de una alimentación más saludable tendiente a reducir las tasas de obesidad y que habrá que esperar por lo menos ocho o diez años más.­

­

NO DEMONIZAR­

Uno de los temores de las industrias de alimentos y bebidas del Mercosur es que los gobiernos de la región avancen en dirección a una normativa semejante al modelo chileno, "de etiquetado obligatorio frontal, de carácter de advertencia -o disuasivo-", que las empresas catalogan como de "demonización"

Así lo explicó en una entrevista con La Prensa Daniel Funes de Rioja, presidente de COPAL, quien aseguró que las industrias de productos alimenticios instan a no perder de vista que el de la obesidad es un problema multicausal: "No es solamente por lo que se come, sino la cantidad que se come y los hábitos de vida saludable o no que se tengan", subrayó.­

"Las centrales empresarias del Mercosur estamos a favor de políticas progresivas, razonables, concertadas, tendientes a enfocar estas cuestiones en la parte que nos corresponde. Pero además decimos que es básico el tema de la educación", precisó Funes de Rioja, para luego añadir: "Estamos a favor de un etiquetado frontal monocromático indicativo, no disuasivo. Y, en tercer lugar, creemos que es razonable plantearlo a nivel del Mercosur, como lo están planteando los gobiernos, porque si difieren las normativas de un país a otro se dificulta el comercio internacional"

Acerca del dilema ¿alimentos procesados sí o no?, el titular de COPAL reflexionó: "Sobre todo pensando que en 2050 vamos a ser 9.500 millones de habitantes en el mundo, cada vez queda más claro que el alimento procesado es absolutamente imprescindible. Esto de vivir casi naturalmente es ideal pero no es real".­

Por otra parte, resaltó los esfuerzos de la industria por ir adaptándose a las necesidades de cada época y, como ejemplo, citó los acuerdos firmados con el actual y anterior gobierno para impulsar la reducción de sodio, de grasas trans, el consumo responsable de alcohol y la expansión de la cartera de productos sin gluten. "Pero todo como acciones voluntarias y concertadas, no como acciones mandatorias", aclaró.­

Para finalizar, Funes de Rioja insistió en que, en última instancia, debe ser "el consumidor el que elija -con información, no con disuasión- y no que el Estado lo mande, porque no creemos que haya alimentos buenos o malos sino hábitos de vida buenos o malos. La de demonizar no es la política adecuada sino que hay que crear conciencia para el consumo razonable".­