El Conurbano, ruinas circulares

La pérdida de la riqueza que por derecho les pertenece a las provincias en favor del conglomerado Capital-GBA es el causante de la decadencia como nación.

Uno de los problemas más graves de Argentina hoy, de difícil pero no imposible solución, es la aglomeración de población en la capital y Gran Buenos Aires y, en menor medida, Gran La Plata, Gran Mar del Plata, Gran Rosario y Gran Córdoba Capital. El conurbano constituye nuestras ruinas circulares por donde se pierde nuestro destino como Nación y el destino de millones de compatriotas. El Conurbano es nuestra tragedia. Contrasta con la baja densidad en el resto del país.

Es el Estado el que genera alicientes a la concentración de población en estas áreas. No es una decisión caótica de millones de personas que hacen uso de su libertad en habitar donde lo consideren conveniente sino una política de Estado que lleva décadas, aún intacta, a través de dictaduras y gobiernos electos. Estas medidas de gobierno promueven la despoblación del interior del país y la concentración urbana. No es caótico: es provocado.

Una nueva forma de gobierno debe desandar este camino y anular todos los incentivos del Estado a la concentración poblacional de tal forma que todas las regiones del país tengan algo que ofrecer para que los argentinos queramos afincarnos.

LOS ESTIMULOS

Existen distintas políticas que llevan a que se dificulte ganarse el pan en las provincias y que las personas emigren procurando un mejor futuro. La falta de inversión en infraestructura de transporte conjuntamente a los impuestos sobre combustibles (la mitad del combustible va a la cadena de producción, la otra mitad al Estado) y automotores, hace el flete caro. Provoca que las producciones regionales tengan bajo o nulo margen de ganancia. Repito: el flete hace antieconómicas actividades que serían rentables sin estas perturbaciones.

El costo de flete convierte en páramos de hambre regiones productivas. Igual efecto tienen las retenciones, que quitan rentabilidad, en particular a las economías regionales. Por último, la política de dólar atrasado sostenida tanto por el gobierno anterior como por el actual (y por muchos otros), constituye una transferencia de ingresos del interior a la capital y Gran Buenos Aires. 

La pérdida de la riqueza que por derecho les pertenece a las provincias en favor del conglomerado Capital-GBA es la gran causante de la emigración del interior a estos centros urbanos.

Al mismo tiempo existen estímulos positivos para facilitar la vida en el GBA y otras urbes: tarifas de transporte y de energía subsidiadas, waiver para usurpar terrenos es una forma de facto de la clase política para abaratarles el costo de la vivienda. La "tolerancia" a las villa miseria es una política de estado. Como fenómeno del SXXI, la entrega de planes sociales y otros subsidios dinerarios directos, como la asignación por hijo o las pensiones por invalideces reales o ficticias, hace posible la subsistencia en las grandes urbes. Si bien los subsidios dinerarios están disponibles en todo el país, son de más fácil tramitación en las grandes urbes. Una familia con uno o más transferencias dinerarias desde el estado, vivienda gratis (casa tomada/villa - sin alquiler-), energía eléctrica gratis, gas y transporte subsidiados, colegios con comedores escolares, más alguna changa ocasional, tenga mayores oportunidades de subsistencia que en localidades del interior del país.

El conjunto de políticas estatales hace más atractiva la vida económicamente al que se instala en las urbes, siempre en términos relativos. A lo que se agrega un mayor acceso relativo a la salud y a la educación, si se compara con las poblaciones rurales.

¿Por qué lo hacen los políticos?

Para conseguir votos. Para "inflar los padrones". Por eso a los intendentes les conviene "importar" personas y que se afinquen en su territorio. Eso aumenta su poder relativo de cara al poder provincial y nacional. La importancia relativa de un intendente depende del tamaño de su padrón electoral. De ahí que generan todos los mecanismos antes descriptos: que la municipalidad pague la energía eléctrica de las villas miseria, negociar con el ANSES la cantidad de asignaciones por hijo que se dan en el distrito, hacer la vista gorda con los asentamientos ilegales, tanto en tierras fiscales como privadas, sustentar comedores para indigentes y obtener presupuestos nacionales para asignaciones dinerarias a adultos ("planes").

No contentos con esto los políticos importan seres humanos. 
Como simple ejemplo, durante el gobierno del Ing. Macri en Capital, la población de las villas miserias aumentó en 380.000 personas, en su totalidad o extranjeros o niños hijos de extranjeros (el 24% de la población es nativa, pero son menores de edad). Se desconoce el número de extranjeros residentes en casas tomadas. Se presupone superan los 100.000. Esto fue una política activa del gobierno de la Ciudad para aumentar su control electoral. 

Debe recalcarse que la política activa de atracción de inmigración, que es substancial en la Argentina, no lo es en vista de la declaración del Congreso de una situación de excepción por los altos niveles de pobreza y desocupación. Si los gobernantes determinan formalmente que el país está en emergencia tanto laboral como de pobreza (supuesta o real), al punto que se destinan ingentes cantidades de dinero a transferencias directas, entonces no es coherente la convivencia con políticas activas de seducción a la inmigración. O una cosa o la otra. 

Tengamos en cuenta que la Constitución Nacional determina que la cantidad de diputados debe fijarse según el censo, para que la representación sea proporcional, y que según la CN de 1994 queda eliminado el Colegio Electoral. La primera cláusula de por sí, hace que a los políticos de la provincia de Buenos Aires y de la Capital les sea atractivo aumentar sus padrones para imponer su voluntad sobre el resto del país. La eliminación del Colegio Electoral hace pase a ser imprescindible para impedir que las provincias impongan un sistema económico federal contrario al unitarismo de facto actual.

¿Hacen faltas escuelas, hospitales, cloacas, transporte, viviendas? Sí. ¿Pero por qué en González Catán o en Boulogne o en Luis Guillón o Sarandí? ¿Y por qué no en Chajarí, o Carlos Keen o El Odre en La Pampa o Chavarría en Corrientes o La Aguadita en La Rioja? ¿Por qué hacer inversión pública en servicios a la población - no a la producción, vale acotar - en un lugar y no en otro? Si hacen faltas viviendas, se pueden hacer en Malabrigo y no necesariamente en la Villa Miseria 31.

Si los políticos han decidido durante lo que va del SXXI que una parte de la población no tenga trabajo formal y hacer millonarias transferencias dinerarias a familias, esas personas que no tienen trabajo y los políticos desean que no lo tengan, bien pueden dejar su villa miseria en las afueras de Quilmes e instalarse en los pueblos del interior que cuentan con cientos de viviendas abandonadas - y por lo tanto pueden ser alquiladas a bajos valores - donde hay escuelas, a veces mejores que las del Conurbano, y sólo falta inversión en salud. Ejemplos: Mauricio Mayer o Carlos Keen. Pero los políticos del actual gobierno, al igual que el anterior, concentran su inversión en el Conurbano. No quieren una diáspora de votantes. Los prefieren amarrados y sojuzgados.
Si una persona tiene como ingreso vivir del estado, no hay razón alguna para que no pueda mudarse al interior. No está donde hay trabajo: está donde hay subsidio. Y si el estado es quien da el subsidio decide dónde lo da.

Este sistema de distribución unitaria de las transferencias a las familias implica que los multiplicadores corren la misma suerte. Si el subsidio se da a una familia en la Villa Miseria PEPSI, compra en el almacén del lugar. Si se da en General Lavalle, promueve la economía de General Lavalle. 

El hacinamiento de personas ayuda políticamente a los pobres, porque ganan poder y fuerza en la cantidad y organización. Las villas y barriadas de poblaciones vulnerables le convienen a los políticos que las protegen: son votos baratos y manipulables. Generan "el puntero", el intermediario entre políticos y pobres, donde queda el diezmo. 
A los políticos del conurbano les permite disputar participación presupuestario a expensas de las provincias y municipios del interior. 

Propuestas

Las expresadas en notas anteriores: eliminar impuestos y bajar alícuotas de otros, incluidos los impuestos al trabajo, invertir en transporte y bajar costo de fletes, tener un tipo de cambio competitivo de forma que las economías regionales sean prósperas.

Respecto a la distribución de población: desarmar el sesgo anti interior. Eliminar todo subsidio a la población excepto que ésta se mude a localidades de hasta 3.000 habitantes. Las inversiones en vivienda, agua, hospitales y escuelas que se haga se harán en el interior. Suspender momentáneamente todo subsidio a la inmigración, al menos hasta que baje significativamente la desocupación.

Trasladar al interior del país todas las oficinas del gobierno nacional que no sean ministerios. Trasladar todos los organismos autárquicos, todos los consejos y entidades. ¿Por qué la sede del SENASA está en Av. Paseo Colón a 200 metros de la Casa Rosada y no en Lincoln, provincia de Buenos Aires? ¿Por qué la Televisión Pública no puede estar en una provincia? ¿Y el ANSES? ¿Y PAMI? Miles de empleados públicos diseminados por todo el país, que gastarán sus sueldos en localidades del interior. De a poco, desarmar el estado unitario y construir un país federal.