Macri tendrá que ceder si quiere hablar de elecciones

Lo que vendrá. Ante el enojo del presidente, el viernes pasado Nicolás Dujovne puso su renuncia sobre la mesa. No había forma de hacerle entender al jede de estado que esta nueva subida del dólar no significaba el fracaso del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la insistencia de su amigo Nicolás Caputo serenó los ánimos.

La realidad obliga a Mauricio Macri a hacer lo que no quiere hacer y andar por los caminos que había jurado no transitar. El dólar, la crisis cambiaria sin freno, lo empuja a tener que pensar alternativas que pasan por todas aquellas cosas que dijo que no estaba dispuesto a aceptar ante las sugerencias de los integrantes de la mesa de Cambiemos, incluidos los radicales.

Ante el enojo del presidente, el viernes pasado Nicolás Dujovne puso su renuncia sobre la mesa. No había forma de hacerle entender al jede de estado que esta nueva subida del dólar no significaba el fracaso del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la insistencia de su amigo Nicolás Caputo serenó los ánimos. Macri le recriminó a su equipo económico que a pesar de haber hecho todo lo que le dijeron la corrida cambiaria no se detenía.

Las explicaciones parecieron calmarlo pero no del todo. Dujovne salió fortalecido de la disputa, con más poder pero tal vez con mucho menos tiempo para demostrar resultados concretos. En algún cajón de su escritorio el presidente debe tener guardados los apuntes de la última reunión de la mesa chica de la alianza donde se anotaron las cosas que a juicios de los socios del PRO podrían ayudar a descongestionar la situación política en el corto plazo. Conseguir acuerdos con el peronismo para buscar un consenso definitivo para corregir los defectos de la macroeconómica; cambiar algunos puntos del acuerdo con el FMI; posponer las acciones con motivación electoral; reducir la cantidad de ministerios a la mitad y hacer desaparecer el triunvirato de la jefatura del Gabinete.

Macri se resiste a hacer estos cambios pero las circunstancias no le dan alternativas. Mientras se piensa si lleva a cabo algunos, otros ya los puso en marcha, como el conseguir los acuerdos con el peronismo sí o sí aunque deba ceder espacio político e intentar modificar algunos puntos de documento que se firmó con el FMI. Los contactos no secretos con el peronismo no kirchnerista, que incluyen a Sergio Massa y Florencio Randazzo ya están en marcha.

Sin embargo los justicialistas no quieren asociarse para las malas noticias y dejarle al Gobierno el anuncio de algunas medidas que tienen neto corte electoral como el freno al aumento de tarifas y la habilitación de nuevos créditos con subsidio para las pymes.

Dos temas que estudia Dujovne y que se anunciarían en pocos días. De las reuniones que ya comenzaron a realizarse participan Marcos Peña a quien los peronistas miran con recelo porque piensan que no le informa toda la realidad a Macri, Rogelio Frigerio, Dujovne, Miguel Angel Pichetto, Juan Schiaretti, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey. Según cuentan algunos medios digitales el gobernador de Córdoba le habría dicho a Macri: "A vos te hacen el diario de Irigoyen".

El diálogo es intenso y se mantiene por teléfono casi de forma continua. No hay tiempo y todos lo saben.

LA LLAMADA AL FMI

En el Gobierno todos esperan hoy una llamada de la directora del FMI, Christiane Lagarde, con la respuesta al pedido que Macri le hiciera el viernes para que le pida el board del organismo que le permitan modificar los puntos en los que se ponía restricciones para que el Banco Central pudiera usar los dólares del préstamo y los de su propia reserva para controlar el mercado de cambios y poder frenar las corridas del dólar.

Lagarde tiene que discutir primero con el jefe del staff técnico del FMI para el acuerdo con Argentina, el italiano Roberto Cardarelli, un hombre duro y excesivamente tecnócrata. Está claro que este sistema de subastar fondos no alcanza para frenar las ansias por comprar dólares y obviamente son necesarias medidas mucho más agresivas para contener las corridas y estas no pueden tomarse si el FMI no modifica las condiciones del acuerdo firmado.

Esto lo piden también los peronistas dialogantes que entienden que con estas subastas se benefician solo algunos grandes operadores de dinero. Tan urgido está Macri que hasta le ofreció a Lagarde enviar con urgencia Caputo, como presiente del Banco Central, a discutir personalmente estos cambios en el documento con los técnicos del FMI.

Mientras tanto el clima en medio de estas negociaciones internas y externas sube de temperatura. Por ejemplo Dujovne insiste en las reuniones con querer frenar la baja de las retenciones, pero desde Peña y otros se niegan y esto trajo ya serias discusiones. Curiosamente la medida que quiere implementar el ministro de Hacienda es respaldada por toda la oposición.

Esta es una de las medidas que están sobre la mesa de las negociaciones entre el Gobierno y el peronismo. Otra es revisar el acuerdo fiscal del año pasado para que las provincias puedan recuperar su capacidad de recaudación. La preocupación de los gobernadores es tener claro el diseño de la política de ajuste para el año próximo que le permita al Gobierno bajar el déficit primario al 1.3 por ciento del PBI en 2019, tal como se pactó con el FMI. No quieren sorpresas ni "ideas locas", como la de querer cortar los beneficios a las provincia patagónicas lo que significaría un ahorro del unos 140 mil millones de los 200 mil que hay que recortar para alcanzar el objetivo.

Claramente Macri tiene que ceder si quiere tener un presupuesto consensuado par 2019 y posponer su plan electoral porque ahora, se cae en las encuestas y le abrió al peronismo una puerta que hasta hace pocas semanas tenía cerradas y que lo lleva a pensar que puede ganar las presidenciales de 2019 si deja al kirchnerismo de lado. Cada falso en falso del gobierno y la continuidad en el tiempo de esta crisis económica, apuran al justicialismo a plantear su estrategia electoral, aunque para eso primero deberá encontrar sus candidatos con posibilidades.