VISTO Y OIDO

Números de Télam

El gobierno despidió 354 empleados de Télam. Rechazaron la medida distintos sectores de la oposición (políticos y periodistas), pero la noticia quedó lejos del "top ten" de la agenda mediática, lo que no favoreció un debate amplio sobre el asunto. No ayudó, por ejemplo, a que se difundieran algunos datos sobre la agencia. Por ejemplo, que contaba con 878 empleados con un promedio salarial de 56.800 pesos, según un informe del gobierno. Otro dato de interés es el costo de la agencia: 765 millones en 2017 cubiertos en un 96% por aportes del Tesoro. El 4% restante por venta de servicios.

Productividad

Según el mismo informe, la productividad al momento de los despidos era de 0,7 medida por la producción de acuerdo con la cantidad de empleados. Eso significaba la mitad que la agencia española EFE, con una productividad de 1,6 y tres veces inferior a Notimex, con una productividad de 2,56. En la agencia hay tres gremios, un total de 58 empleados con fueros gremiales y 33 delegados de los trabajadores. De los tres gremios hay uno solo con personería habilitado para firmar paritarias. Su secretario general no puede ingresar a la empresa por un fallo de la justicia del trabajo.

Curiosidad

El miércoles último el Senado aprobó una larga de ascensos en el servicio exterior de la Nación. Uno solo, fue observado: el de Mariana Edith Plaza. La senadora oficialista Giacoppo pidió abstenerse en la votación de su pliego. Lo llamativo es que no fundó el sentido de su voto. En la misma sesión el kirchnerismo objetó la designación de un juez identificado con el oficialismo y explicó con todo detalle por qué lo hacía. Giaccopo, según trascendió en fuentes diplomáticas, tiene un sobrino en el servicio exterior. Su nombre no figuraba en la lista de ascensos.

Aborto a Diputados

El Senado tratará el 8 de agosto la legalización del aborto. Hubo un intento de dar a largas a la cuestión por parte de Gabriela Michetti que fracasó estrepitosamente. Bastaba verle la cara durante la sesión para comprender la magnitud de su revés político. Pero los que impulsan la norma tampoco tienen mucho motivo de satisfacción. Crece el número de los senadores que no se oponen a la ley, pero quieren reformarla. Están de acuerdo con la despenalización, pero no con la legalización. Cualquier cambio que le hagan significará el regreso de la norma a Diputados.