Un logrado filme de súper acción

Hace tres años, "Sicario", del franco-canadiense Denis Villeneuve se constituyó en una de las mejores películas de acción del año. El FBI en su lucha contra el narcotráfico en México (cartel de Sonora) no era un tema novedoso, pero la singular mirada del hecho, la incorporación de una violencia inusitada y una serie de personajes singulares la hicieron sobresalir de una ristra de filmes similares.

Nuevamente la inusual pareja integrada por Alejandro (Benicio del Toro) y el agente de la CIA Matt Graver (Josh Brolin), bajo la égida del gobierno serán los encargados de avivar el fuego de la guerra entre carteles de la droga, dedicados ahora a la exportación de extremistas a países vecinos. El lugar elegido, la zona fronteriza entre México y los Estados Unidos, presentada como la tierra de nadie donde reina la trata y toda violencia es posible.

La provocación entre bandas va a ser un secuestro armado por la Agencia Nacional de Inteligencia. El chivo expiatorio será la secuestrada, la chica Reyes, hija de un súper narco. Cuando la cosa se complica y la orden es terminar con la testigo peligrosa porque el gobierno de México interviene. Quien debe encargarse del trabajo sucio es, como siempre, Alejandro, reclutado en Bogotá por el agente federal Graver.

Pero esta vez Alejandro dice no y el caos se desencadena. Si Graver tiene un código moral que comparte con el secretario de Estado y la jefa de la CIA (Catherine Keener), el personaje de Alejandro, conmocionado por la pérdida de una hija, víctima de los carteles, será una dura barrera en la reyerta.

VIOLENCIA EXTREMA
"Sicario. El día del Soldado" es un filme de extrema violencia, con una fría inmersión a sangre y fuego en submundos poco conocidos. No hay que olvidar que su director Stéfano Solima tuvo una importante trayectoria como corresponsal de guerra para cadenas internacionales y entre sus obras figura la serie "Gomorra" y filmes negros como "Suburra".

La película muestra un especial cuidado formal que también incluye un impactante acompañamiento musical de la cellista islandesa Hildur Guonadottir. Si a esto se le suma la solidez argumental de Taylor Sheridan ("Sin nada que perder"), la increíble química entre Del Toro (rotundo como su apellido) y Josh Brolin, más la revelación de Isabel Moner, una chica peruana-estadounidense, el festín es completo.

Calificación: Muy buena