DE QUE SE HABLA HOY

Señor Sampaoli, si le queda un poco­ de ética, váyase­

Era previsible. Fue como la película de un fracaso anunciado. Finalmente se le cayó el disfraz a Jorge Sampaoli. Ahora quedó al descubierto que es un vende humo, un energúmeno sin control, un tipo imposibilitado para manejar un grupo humano, un gestor de contradicciones abominables y lo que es peor, un tipo capaz de entregar a cualquiera para salvar su propia ropa. Usted, querido lector, sabe que este figurín disfrazado de pendejuelo tatuado con `Callejeros' y `El Indio Solari', nunca fue santo de mi devoción.

Y ahora quedó gráficamente expuesto que mis augurios eran ciertos y no enojos de un columnista con dolor de estómago. El técnico de nuestra selección nacional de fútbol hace unas semanas atrás consiguió que le publicaran un libro que él le pidió a alguien que escribiera para venderlo como una autobiografía (que por cierto Sampaoli, podría haber pagado un poquito más a alguien que escribiera mejor, porque la redacción del volumen es de cuarta) y allí asegura el entrenador que es enemigo absoluto de la planificación, que esta no sirve para nada. El jueves, después del estruendoso desastre, dijo que había ``fracasado el proyecto'', y un proyecto es básicamente un plan. Contradicciones. No voy a juzgar lo deportivo, voy a hablar de usted Sampaoli, como un enano moral que el jueves volvió a destapar el tarro de sus peores y malolientes esencias. Cuando lo vi correr por el borde del campo de juego insultando a un jugador de otro equipo, mentando al órgano sexual de la madre, adjudicándole a esta el oficio de meretriz y llamando al jugador `cagón' en reiteradas oportunidades, sacado usted como si fuera un sapo a punto de explotar, dando una imagen de impresentable, de mal perdedor. Mire por donde ese `cagón' fue uno de los que fue a consolar a los jugadores de su equipo cuando terminó el partido y no como usted que se escapó como una rata en lugar de dar la cara y acompañar a sus dirigidos que acababan de seguir su penosas instrucciones que los llevaron a protagonizar un desastre deportivo. Tiene razón el campeón del mundo Osvaldo Ardiles cuando lo llama a usted arrogante e ignorante, y la prueba está en su capricho por no ceder a la opinión unánime que el arquero debía ser Armani y no Caballero y mire por donde sabe usted tan poco, que el hombre falló por la única razón que usted se porfió en ponerlo en el equipo, ``jugar con los pies''. A usted le gusta hacerse el `raro', trabaja de eso. Los que saben lo destrozaron con sus críticas a su desempeño ante el equipo nacional. Tenía usted al mejor jugador del mundo y lo mandó a morir con sus tácticas cambiantes y su falta de coherencia fruto de su enorme inseguridad. Culpa suya es la frustración de millones de argentinos, las caras de los chicos llorando, la esperanza de una alegría destrozada en mil pedazos y encima con bochorno y sintiendo vergüenza. Ya no me importa si Argentina sigue o no en el Mundial de Rusia y si gana o no la Copa. Para mí, mientras usted sea la cara de este equipo, la camiseta de mi país estará sucia porque usted la ensució y no le importó, a usted solo le importó firmar un contrato con sus socios Tapia y Angelici para ganar millones de dólares y salvarse y ya lo logró. Mire Jorge Sampaoli, lo único que me gratifica de todo este papelón suyo es que en un pueblo de Santa Fe hay un humilde agente de policía que se estará sonriendo al verlo así, sucio de alma, fracasado, triste, solitario y final, es ese agente al que usted humilló diciéndole ``vos sos un boludo que ganás cien pesos por mes''. Mire por donde, con cien pesos por mes, se puede ser mejor persona que usted y ser más feliz que usted con los millones que depreda de las arcas del fútbol argentino. Si le queda un resquicio de ética y moral, váyase, renuncie a todo y desaparezca de la vida futbolera de los argentinos. ­

V. CORDERO­