La improvisación dejó a la ­Argentina al borde del abismo­

La Selección fue goleada 3-0 por Croacia y su futuro en el Mundial está más que comprometido. Un planteo ineficiente de Jorge Sampaoli y un error insólito de Wilfredo Caballero le abrieron paso a una derrota humillante. Otra vez Lionel Messi decepcionó. ­

La improvisación y los caprichos no tienen premio cuando son las herramientas para reemplazar el sentido común. La Selección argentina recibió el impiadoso castigo de una abultada y lógica derrota que compromete seriamente el futuro albiceleste en el Mundial, al punto de hacer poco menos que milagrosa la posibilidad de evitar una prematura eliminación. Pero, sobre todo, condena a Jorge Sampaoli, un entrenador que en su afán de mostrarse revolucionario no hace más que exponer la endeblez de su propuesta.­

Wilfredo Caballero se empecina en demostrar que sabe jugar con los pies. Lo hace una, dos, tres veces... Tanto insiste que se equivocó y le sirvió en bandeja el gol a Andre Rebic. Es el gol de Croacia que se clava como un puñal en el corazón de una Argentina librada a su suerte en un contexto de ensayo y error que hacen dudar seriamente de los conocimientos de un técnico que se esfuerza por demostrar que sabe más que el resto y mete la pata más de lo recomendable. Sólo a Sampaoli se le podía ocurrir que Caballero podía ser el guardavalla estando en el plantel Franco Armani. Sólo a un hombre con tamaña carencia de conceptos claros es capaz de otorgarle la responsabilidad de cubrir un puesto clave como ése a un jugador cuyo mayor mérito es, precisa y teóricamente, saber usar los pies cuando por definición es alguien que tiene la prerrogativa de utilizar las manos. Armani tiene las mejores manos del país, pero queda relegado por la inaudita idea de que no es bueno con los pies.­

Ese descomunal error de Caballero sepultó al Seleccionado. Ya nada quedaba del curioso planteo con una línea de tres improvisada, con Eduardo Salvio y Marcos Acuña corriendo por las puntas, desdoblándose en ataque y defensa, para reforzar un mediocampo concebido para discutirle a su rival la posesión de la pelota. Porque el gol de Rebic desarticuló esa confusa estrategia que no daba dividendos porque Salvio no cubría bien su sector y Gabriel Mercado quedaba en inferioridad numérica para marcar, y porque si bien Acuña se complementaba bien con Nicolás Tagliafico y se iba hacia adelante con criterio, tampoco le brindaba al equipo la sensación de que pudiera funcionar.­

Enzo Pérez justificaba su presencia casi azarosa y a Maximiliano Meza le costaba hacer pie. Así y todo, el duelo era parejo y los dos equipos llegaban, aunque los croatas concebían acciones mejor hilvanadas. A partir del tanto que quebró la paridad en el marcador, nada fue igual.­

Entraron Gonzalo Higuaín (por un ausente Sergio Agüero), Cristian Pavón (por Salvio) y Paulo Dybala (en lugar de Pérez) pero más como un manotazo de ahogado del técnico para tratar de revertir un duelo roto en mil pedazos. Era cambiar por cambiar. El conjunto albiceleste tenía el corazón partido. En ese marco de desconcierto e impotencia aumentó Luka Modric y cerró la cuenta Ivan Rakitic para establecer un 3-0 lacerante que representaba una lección de fútbol casi tan dolorosa como la que le habría propinado España a las huestes de Sampa hace unos meses en Madrid. ­

A esta altura quizás llame la atención que todavía no se haya nombrado a Lionel Messi. Es porque el capitán argentino volvió a estar desaparecido en acción. Como sucede prácticamente siempre que debe dar pruebas de su clase y de su liderazgo, La Pulga se ausenta. Sumiso, indolente, improductivo, apático... ¡qué duro es confirmar que el mejor jugador del mundo es uno más cuando viste la camiseta celeste y blanca! No se le puede pedir nada más porque no puede. Quiere, pero no le sale nada. El fenómeno del Barcelona no tiene carácter para sacar a relucir su jerarquía en la Selección. Hunde su mirada en el césped y se va del partido. Pasó antes, en otros instantes críticos, y sucedió otra vez en Rusia.­

Del mismo modo en que falló el rosarino, esta generación de jugadores que se jacta de haber arribado a tres finales y de haber puesto al Seleccionado en la elite del fútbol mundial quedó otra vez en deuda. Sin rebeldía para luchar contra un destino adverso, sin ambición para que los minutos no se consumieran en medio del desconcierto y la desesperanza generalizada, empieza a acercarse al final de un ciclo artificiosamente prolongado por la decisión de varios entrenador que no se atrevieron a cortarlo de raíz cuando era el momento de hacerlo.­

La Argentina puede tratar de de engañarse y sacar cuentas para abrigar alguna ilusión de lograr la clasificación. Ayudaría mucho una victoria de Nigeria para intentar jugarse a suerte y verdad en la última fecha. Pero es absurdo si el equipo no se ayuda a sí mismo. No juega, no reacciona, se entrega mansamente a la adversidad y es esclavo de las decisiones de un entrenador que puede enhebrar frases rimbombantes, pero que es incapaz de diseñar un equipo de fútbol. La retórica y la presunta revolución deben respaldarse en algo más que jueguitos para la tribuna. ­

LA SINTESIS

Argentina 0 - Croacia 3

Argentina: Wilfredo Caballero; Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi, NicolásTagliafico; Eduardo Salvio , Javier Mascherano, Enzo Pérez, Marcos Acuña; Lionel Messi, Maximiliano Meza y Sergio Agüero. DT:  Jorge Sampaoli.

Croacia: Danijel Subasic; Sime Vrsaljko, Dejan Lovren, Domagoj Vida, Ivan Strinic; Ivan Rakitic, Marcelo Brozovic; Andre Rebic, Luka Modric, Ivan Perisic; Mario Mandzukic. DT: Zlatko Dalic.

Incidencias: Segundo tiempo: 8m Gol de Rebic (C); 9m Gonzalo Higuaín por Agüero (A); 11m Cristian Pavón por Salvio (A); 12m Andrej Kramaric por Rebic (C); 33m Paulo Dybala por Pérez (A); 36m Gol de Modric (C); 38m Mateo Kovasic por Perisic (C); 47m Gol de Rakitic (C),

Amonestados: Mercado, Acuña y Otamendi (A); Rebic, Mandzukic, Vrasljko y Brozovic (C).  

Estadio: Nóvgorod Stadium. Arbitro: Ravshan Irmatov (Uzbekistán). Público: 55.000 espectadores.