EL COLUMNISTA INVITADO

La necesidad de contar con una cultura emprendedora

Por Alberto Asseff *

No es que no la tengamos, sino que no es suficientemente robusta. Hay cultura emprendedora, pero lábil. Por eso tenemos una economía basada en la iniciativa o sostén estatal. Casi la mitad de nuestro PBI es estatal. Y por ello también abrigamos expectativas, mucho más de la cuenta, en el auxilio de la mano estatal. Depositamos una excesiva esperanza en las leyes, sobre todo nuevas. Pareciera que aguardamos una especie de "milagro legal".

Sería más sano y sobre todo más claro que en vez de casi 29 mil leyes e incontables decretos, reglamentos y diversas normativas, pudiésemos contar con un cuerpo legal que reúna sólo a las leyes vigentes. La técnica legislativa no es precisamente el fuerte de nuestro Congreso. 

¿Por qué exportamos poco?. No podemos ser ingenuos y desconocer la larga trayectoria de un capitalismo abusador, explotador, injusto, desbordado. Esa tendencia al desmadre fue universal. Pero la respuesta que le dimos en la Argentina fue casi única, muy vernácula. En otros lares se lo puso en caja -o se intentó- mediante instrumentos como la ley antimonopolios o la de garantir la libre competencia, unidos a una normativa protectora del trabajo.

Es hora de dar un salto de calidad para la gestión pública, empezando por la de la economía. Por caso, habría que instrumentar un gran programa que llamaría "usemos nuestro cerebro" para estimular el espíritu emprendedor de los argentinos.

Lógicamente, necesitamos que el Estado acompañe, no para hacerse cargo, sino para descargarnos de obstáculos.

No hay reformas sin tensiones. Empero, si la disputa es por dos modelos radicalmente divergentes -un "país privatizado" versus un "país estatizado"- la ineludible solución es encontrar la diagonal. 
La cultura emprendedora nos ayudará a ser más prácticos. Menos inflexibles o intransigentes. Llegó el tiempo de comprender que la única rigidez que debemos poseer y exhibir es la de los principios básicos para asegurar nuestra convivencia. Principios que vienen de la moral y/o de la ética. Todo lo demás debe desenvolverse con plasticidad cual si fuésemos un cuerpo nacional de ballet.

Esto nos conduce a otro concepto: la Argentina clama por armonía, excluyente forma para arribar y sellar un acuerdo histórico. Con cultura del trabajo y emprendedora tendremos gran parte de esta encrucijada despejada. Si a ellas adunamos la armonía -pacificación de los espíritus- y la pericia en la gestión, es indudable que el buen puerto estará a la vista.

* Diputado del Mercosur; diputado nacional-mandato cumplico (M.C.); y presidente nacional del partido UNIR.