Diputados aprobó y giró al Senado el proyecto de legalización del aborto en un histórico debate

Fueron 129 votos a favor y 125 en contra, después de 23 horas de intenso debate. El proyecto fue girado al Senado. Una multitud dividió la Plaza del Congreso durante a la espera de una definición.

La Cámara de Diputados aprobó hoy y envió al Senado el proyecto de ley de legalización del aborto, en un maratónico e histórico debate cuyo resultado se mantuvo con final abierto durante más de 23 horas de sesión para definirse en los últimos momentos, a favor de la iniciativa por 129 votos contra 125 por la negativa. 

La sesión fue seguida desde el exterior por miles de personas, en su mayoría mujeres, que se instalaron a los costados de la plaza del Congreso, unas embanderadas con el pañuelo verde a favor del aborto y otros con el celeste que lo rechaza, y palpitaron minuto a minuto las proyecciones que llegaban del recinto.

Para los diputados que trabajaron en pos de la aprobación del proyecto el triunfo tomó mayor valor ya que hasta hace un día los sondeos marcaban una derrota de 122 a 118 con 15 indecisos.

Desde el comienzo del debate, a las 11,30 de ayer, comenzaron a achicar la brecha, llegando a estar empatados en 125; aunque horas después las definiciones de legisladores indecisos transformaron ese posible resultado en 128 a 126 en contra de la legalización del aborto hasta la semana 14 de gestación.

Así, la algarabía que reinaba en los portadores de pañuelos verdes hasta la 1 de la madrugada, se convirtió en pesimismo minutos después, cuando los kirchneristas formoseños Ines Lotto y Gustavo Fernández Patri, además del macrista tucumano Facundo Garretón, anunciaron sus votos en contra.

A las 7 de la mañana, con el 128 a 126 en contra y sin resultado en el intento de convencer a algunos indecisos, las impulsoras del proyecto improvisaron una conferencia de prensa para pedirle al gobierno una "decisión política" sobre el tema y a sus militantes que mantuvieron "la calma y la tranquilidad" en las calles ante el posible escenario adverso.

Sin embargo, las buenas noticias para los diputados que impulsaban el "sí" llegaron en la última hora, pasadas las 8, con el giro en las posiciones de los peronistas pampeanos Melina Delú y Ariel Rauschenberger, que al límite de la votación revelaron que lo harían a favor.

La confirmación del voto positivo del radical puntano José Riccardo, que había esbozado una posible abstención; y el sorpresivo reposicionamiento del macrista fueguino Gastón Roma, a favor del proyecto, terminaron de ampliar la diferencia para llegar al 129 a 125.

La peronista cordobesa Alejandra Vigo fue la única que se abstuvo en una sesión que, como casi nunca sucede, tuvo asistencia perfecta; descontando la obvia ausencia del kirchnerista Julio de Vido, suspendido como legislador.

La sesión dejó como postal final el abrazo entre diputados de diferentes bancadas, aún entre los que en los debates políticos tienen posturas radicalmente diferenciadas, como kirchneritas, peronistas, massistas y oficialistas.

Como contracara, los macristas Nicolás Massot y Pablo Tonelli rodeaban con gestos adustos a Elisa Carrió que, visiblemente molesta, pidió la palabra y advirtió: "No he hablado hasta ahora para preservar la unidad de Cambiemos", dando por sentado que estaba en contra de la apertura del debate.

La tensión que se vivió en la sesión quedó expuesta de sobremanera al final cuando el macrista cordobés Javier Pretto le pidió al presidente de la Cámara, Emilio Monzó, también del PRO, que leyera el número final de la votación ante la duda que se había generado por dos votos que originalmente habían sido mal registrados por el sistema.

"Son dos votos, matemática; dos votos no alteran la votación. A las 10 de la mañana si usted necesita con dos votos el resultado final, estamos jodiendo", le respondió con vehemencia Monzó ante la insistencia para que se leyera el resultado definitivo expresada por Pretto, que al final de la sesión le pidió disculpas.

En cuanto a los discursos, en el cierre de la sesión, la macrista Silvia Losspennato, una de las que trabajó para sumar adhesiones al proyecto, puso de relieve la “invitación” del presidente Mauricio Macri “porque vio a la sociedad madura para que diéramos este debate” y, tras admitir las diferencias en el bloque oficialista, aseguró que estarán “unidos en la diversidad”.

"El aborto es una gran tragedia de la salud pública y no podemos salir de este recinto sin una propuesta concreta”, añadió.

Visiblemente emocionada y con la voz quebrada, pidió el respaldo de los diputados al proyecto de despenalización del aborto, al destacar la importancia de la iniciativa para que “el aborto sea seguro legal y gratuito, que sea ley”.

La presidenta del bloque del Frente Renovador, Graciela Camaño, reafirmó su posición de "darle chances al ñiño por nacer" y señaló que "nos tiene que interpelar que haya una plaza dividida y tener un recinto de sesiones dividido", al tiempo que "pidió trabajar en los temas que nos pueden unificar como el combate a la pobreza".

Camaño también señaló que "la división en dos mitades nos advierte: nuestra misión no es fracturar a la sociedad".

Por su parte, el presidente del bloque del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, dijo que el debate del aborto "salió del closet", lo que se debió a "las miles de mujeres que están afuera y vienen a romper el status quo y a decirnos que lo que venía funcionando hasta ahora está mal".

Desde la izquierda, Romina del Plá expresó que el Parlamento hoy trata el proyecto de legalización del aborto como consecuencia de la "gran movilización popular que se está expresando en todo el país", y consideró que "el aborto clandestino es una herramienta de control social".

El texto que se aprobó se basó en el proyecto de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que ese colectivo presenta desde 2006, y recibió al menos cuatro modificaciones en busca de sumar mayores consensos y tentar a los legisladores que en un principio se mostraron indecisos.

Entre esos cambios se incorporó la objeción de conciencia, que habilitaría a los profesionales a ejercerla de manera individual pero no así a las instituciones de salud.