Valioso tributo a Franz Liszt

En el Colón, con la aplaudida reaparición del croata Dejan Lazic

Franz Liszt: Rapsodia húngara Nø18, S..244 /18, Dos Czardas, S..225, Les jeux d"eaux a la Villa d"Este, S.163/4 Paráfrasis sobre "Rigoletto" de Verdi, S.434, Venezia e Napoli S.162 Paráfrasis: Schubert-Liszt: Soirées de Vienne S.427, Erikonig S.558, Mozart-Liszt: Confutatis maledictis & Lacrimosa S.550 (del Réquiem) Lieberstraum Nø 3 S .451, Wagner-Liszt Final de "Tristán e Isolda", S. 447, Romanza de "Tannhauser" S.444, y Fantasía sobre "Rienzi" S.439. Con: Dejan Lazic (piano). En el Ciclo Mozarteum Argentino. El lunes 11, en el teatro Colón.

Entendido como un homenaje al admirable músico e intérprete pianístico que fue Franz Liszt, nacido en 1811 en territorio húngaro y fallecido en Bayreuth en 1886, convertido en una de las grandes figuras de la historia de la música, y presentado bajo la denominación de "Vida, amor y muerte", este recital que significó una nueva reaparición del pianista croata Dejan Lazic generó un atractivo programa de la temporada del Mozarteum Argentino en el Colón.

Porque de alguna manera bien explícita el instrumentista nacido en Zagreb en 1977 (que estuvo en nuestro medio, siempre para el Mozarteum, en 2003 y 2013) quiso estructurar su concierto como un tributo al gran ejecutante y creador de música para el teclado, con cuya producción se halla indudablemente identificado.

Entrando Lazic al proscenio con vestimenta informal, desde su primera interpretación con la Rapsodia húngara Nø 18 en Fa sostenido menor, S.244/18, fue recreando (valga el concepto) el espíritu lisztiano y mostrándose en toda la velada con asombrosa técnica para el teclado, con natural fluidez de deslizamiento sobre las octavas, apropiadas acentuaciones y contagioso fuego, perceptible ello en las ejecuciones del concierto.

DE EXCELENCIA

De las obras propias de Liszt hasta sus admirables paráfrasis de obras maestras de compositores, el suyo fue un recital que presentó un empaste de calidad. Difícil encontrar -por ello- que tal o cual interpretación haya sido más lograda. Porque todas supieron de su tecnicismo, nivelación de planos y eficacia pirotécnica en algunas pero bien conceptuadas en su contexto, con un nivel musical sin fisuras.

Al mismo tiempo, este frondoso programa lisztiano permitió marcar el gran aporte del autor al rey de los instrumentos (las Dos Czardas S.255, por ejemplo, sobre todo la obstinée), las composiciones de sus "Années de Pélerinage" tuvieron ejecuciones límpidas, con digitaciones precisas y ricas, y en cuanto a la segunda parte, dedicada en gran medida a sus admirables y conocidas paráfrasis de grandes músicos (Schubert, Mozart, Wagner), salvo su propio y encantador "Liebestraum" nø3 S. 541, levantaron aún más el entusiasmo del público, para el cual como encore entregó compases de una de las "Danzas fantásticas", de Dmitri Shostakovich. Pero, sin duda, el venerable Franz Liszt había sido el gran protagonista de la velada.

Calificación: Muy buena