Decadencia de nuestra cultura

El debate sobre la despenalización del aborto. No puede ser nunca derecho lo que constituye siempre una conducta lesiva e inmoral. Como bien se ha dicho, debatir sobre el aborto sería peor todavía que debatir si legalizamos o no la esclavitud.

Por el Dr. Juan Bautista Fos Medina *

No puedo dejar de expresar mi asombro por el hecho de tener que traer razones de una cuestión tan fundamental, tan elemental y tan humana como es la defensa de la vida y, sobre todo, la del inocente y más débil, como es el niño por nacer, que no tiene voz y que debiera ser protegido precisamente por aquellos que tienen a cargo el cuidado de la comunidad. Debatir esta cuestión tan básica significa un retroceso de nuestra cultura, una vuelta atrás unos miles de años; por ejemplo al Monte Taigeto de la Antigua Grecia.

Decía el Dr. Jerome Lejeune que "la calidad de una civilización se mide por el respeto que le profesa al más débil de sus miembros".

Desde un punto de vista jurídico, voy a recordar ante todo la invocación de Dios como fuente de toda razón y justicia que hace el Preámbulo de la Constitución Nacional, invocación que expresa la fe política de nuestro pueblo y con la que se señala claramente la fuente y fundamento de toda la legislación y el derecho nacional. Dicha invocación excluye, el reconocimiento de cualquier pretendido derecho a privar de la vida a un ser humano inocente en el territorio nacional.

Tal principio ha encontrado siempre concreción en la legislación patria, tanto en el Código Civil vigente hasta el año 2015 como en el Código Civil y Comercial de la Nación hoy vigente, que en su artículo 19 establece que "la existencia de la persona humana comienza con la concepción".

Asimismo, dicho principio ha presidido la incorporación -según las condiciones de las respectivas reservas- de los tratados internacionales con jerarquía constitucional.

Las mismas provincias, sujetos constituyentes originarios, han concretado y aplicado dicha expresión de fe política, consagrando en sus Constituciones provinciales el derecho a la vida desde la concepción, de acuerdo al artículo 5 de la Constitución Nacional.

Existen diez constituciones provinciales que consagran el derecho a la vida desde la concepción que son: la de Buenos Aires en el artículo 12; la de Catamarca también en el artículo 12; la de Chaco en su artículo 15, inc. 1.; la de Chubut en su art. 18 inc. 1; la de Córdoba en sus arts. 4 y 19, inc. 1; la de Formosa en su art. 5; la de Salta en su art. 10; la de San Luis en sus arts. 13 y 49; la de Santiago del Estero en su art. 16, y la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e islas del Atlántico Sur, en su artículo 14, inc. 1.

De manera que la pretensión del Congreso de la Nación de legislar reconociendo un supuesto derecho a privar de la vida a un inocente, importaría entonces una flagrante violación del pacto federal constitutivo y del régimen federal instituido, que es un principio constitucional pétreo, recogido en el artículo 1 de la Constitución.

De manera que tanto el derecho público como el derecho privado vedan el aborto. Motivo por el cual no están legitimados los legisladores, ni ninguna autoridad pública; ni siquiera los autoriza a debatir esta cuestión tan grave y tan expresamente prohibida; para ello habría que reformar la Ley Fundamental.

LESIVA E INMORAL

Es que, por otra parte, no puede ser nunca derecho lo que constituye siempre una conducta lesiva e inmoral. Como bien se ha dicho, debatir sobre el aborto sería peor todavía que debatir si legalizamos o no la esclavitud.

Una ley que legalizara aún más el aborto, sería formalmente ley pero sería una ley injusta y, como decía nuestro viejo derecho, no sería ley, porque carecería de uno de sus requisitos, cual es su orientación al bien común.

Desde el punto de vista médico, se ha expedido la Academia Nacional de Medicina, en una solicitada: 

"La salud pública argentina necesita de propuestas que cuiden y protejan a la madre y a su hijo, a la vida de la mujer y a la del niño por nacer. La obligación médica es salvar a los dos, nada bueno puede derivarse para la sociedad cuando se elige a la muerte como solución. Por ello, la Academia Nacional de Medicina considera: Que el niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción".

EL VIOLENTO ES SEÑOR

En el aborto el violento es señor del débil. El niño por nacer será víctima de su propia madre que lo lleva en sus entrañas. La madre también es débil y manipulada en estas situaciones por los mercaderes de este negocio criminal. De manera que las madres son a la vez víctimas y sufrirán de por vida el llamado síndrome post aborto. ¿Por qué estas secuelas terribles, este daño irreparable, para dichas mujeres no es informado por los promotores del aborto, en esta época donde los derechos de las mujeres son invocados como nunca antes?

Pero los más violentos contra el indefenso en el vientre materno y contra la fragilidad de la madre son los organismos internacionales que promueven la cultura de la muerte, con los gobiernos que los secundan, éstos últimos frecuentemente presionados por políticas de crédito.

La familia argentina necesita y exige, entonces, que se respete la vida humana desde la concepción, y que nuestros legisladores la representen.

* Abogado. Exposición en el Congreso el 15 de mayo último.