Algarabía y nostalgia santiagueñas

Los Carabajal llegan el sábado al teatro Opera para ofrecer su nuevo espectáculo, 'El embrujo de mi tierra'. Mario 'Musha' Carabajal visitó La Prensa en la antesala de esta presentación en la que evocarán el patio de tierra de la casa familiar. "Ahí está la raíz de nuestra propuesta'', asegura.

"Son los desafíos que nos planteamos siempre. Sería triste creer que con lo que hicimos ya está todo, estamos convencidos de que tenemos mucho más para dar''. Los Carabajal se asoman a un nuevo reto, el que les plantea el show que brindarán este sábado en el teatro Opera, pero lo asumen con la tranquilidad de quien ha cuidado todos los detalles para que la reunión sorprenda a sus fieles seguidores con varias novedades.
Después de la jugada enorme que fue llenar el estadio Luna Park hace justo un año para festejar el medio siglo de vida de este tradicional conjunto santiagueño, las expectativas se renuevan. "Este espectáculo no tiene nada que ver con el del Luna'', avisa Mario 'Musha' Carabajal, de visita en la redacción de La Prensa. "Es un repertorio totalmente distinto, con temas nuevos y con otros que han aparecido alguna vez en los 52 discos que llevamos editados''.
El espectáculo toma su nombre de una chacarera escrita por Peteco y Carlos Carabajal, otrora miembros del grupo. "'El embrujo de mi tierra' define un poco al santiagueño, cuenta lo que es Santiago del Estero, con su gente, su música, su poesía. Con sus patios de tierra tan tradicionales y de una incidencia tan fuerte en la cultura del santiagueño'', comenta 'Musha'. "Para nosotros, el patio de tierra es un ámbito sumamente importante de la casa. Es el punto de encuentro de la familia, el escenario de la reunión familiar, el lugar donde se recibe a los amigos. Esas imágenes nos quedan a los santiagueños grabadas desde chicos: el horno de barro encendido, las empanadas, el pan para compartir con los hermanos''.
-Y la música.
-Claro, la música que rodea y completa todo ese paisaje. Esa imagen yo la conservo muy claramente: mi abuelo Francisco Rosario Carabajal, casado con María Luisa Paz, tuvo doce hijos, todos varones. El abuelo ejecutaba toda clase de instrumentos, y era su música la que congregaba a la familia. A la vez, el abuelo tenía muchos amigos músicos y se reunían en el patio de casa. Recuerdo como si fuera hoy esos rostros: Sixto Palavecino, los hermanos Díaz, los Simón, gente fundamental de la cultura de Santiago. Inconscientemente, todo eso que nos rodeaba de chicos nos llegaba al oído y nos quedó registrado. Ahí está la raíz de nuestra propuesta, que es simple, es transparente, son vivencias muy fuertes para el espíritu de uno.

MUCHAS EMOCIONES
El del Opera será un show que recorrerá distintas "alternativas emocionales'', anticipa el músico. "Habrá algarabía, nostalgia, sentimientos muy puros, y un cierre como en un patio santiagueño desbordante de felicidad''. El grupo que nació en 1967 con Agustín, Carlos, Cuti y Kali Carabajal, hoy forma con este último, su hermano 'Musha' (que ingresó al conjunto un año más tarde), Walter Carabajal (hijo de Kali) y el bandeño Blas Sansierra.
La puesta en escena y escenografía del espectáculo corresponden a Marcelo Fernández, y actuarán como invitados el bailarín Guillermo 'Kuly' Gómez junto a su compañía Tribal Danza, y el grupo de música andina Los Laikas, en su regreso a los escenarios tras varios años de inactividad.
-Va a haber también un espacio para homenajear a músicos ajenos al folklore, ¿verdad?
-Así es. Son músicos argentinos que quizás no están dentro de este género pero a los que queremos cantar: Víctor Heredia, Lito Nebbia, Jorge Fandermole con su 'Oración del remanso'. De ese tema se han hecho muchas versiones pero sentimos que Los Carabajal no nos podemos privar de hacer una que sea nuestra. Esas figuras y esas canciones tienen un valor importantísimo para nuestra cultura.
-¿Qué explicación le encuentra al hecho de que los sigan tanto los jóvenes?
-Son muchachos que se sienten identificados. Hay muchos padres que les han transmitido el gusto por nuestra música a sus hijos. Más aún si tienen sangre santiagueña. Muchos nos hablan de la curiosidad que sienten por conocer cómo ha vivido el abuelo en su Santiago querido.
-¿Alguna vez sintió como una carga el apellido Carabajal?
-Más que un peso es responsabilidad lo que siento. El apellido nos obliga a cuidar todos los detalles, lo que uno ofrece musicalmente, pero también la estética de la propuesta. El apellido Carabajal tiene que ver con la proyección, es una marca registrada. No debe uno creer que ya está todo hecho. No nos podemos quedar en el facilismo, y por eso en los 52 discos que editamos en medio siglo de trabajo ha habido siempre temas nuevos.

UNIVERSALES
-Le oí decir que no cantan a Santiago para los santiagueños sino que se proponen una meta aún más ambiciosa: conquistar el mundo.
-Es así. Nosotros cantamos a Santiago pero nos interesa que esa música y esa poesía se hagan universales. Que el mensaje trascienda, que trasponga fronteras. Puedo nombrarle muchos temas que nosotros dimos a conocer y que hoy son conocidos internacionalmente. 'Como pájaros en el aire' es una canción que nació en un patio de tierra, en nuestro ámbito natural, y que hoy rueda por el mundo, no tiene límites. Madres como la que describe ese tema hay en todo el mundo y en todos los lugares donde se canta, ese mensaje llega. Los Carabajal hemos dado a conocer 'La Telesita', 'Perfume de carnaval', 'La pucha con el hombre', 'Penas y alegrías del amor', sobre un poema de Rafael de León. Todas canciones que se insertaron en el sentimiento de la gente.
-Pareciera que ya no surgen autores como los de antes.
-Hay que entender los tiempos que corren. Es muy difícil que los de ahora escriban como los de antes porque no tienen el paisaje natural que nosotros tuvimos. Las calles de tierra de Santiago ya no existen, el modernismo llegó a todos lados. Entonces, deben agudizar el ingenio y buscar temas ya no paisajísticos sino más ligados con lo social, con la problemática del hombre. En la actualidad hay gente joven que compone muy bien y me siento feliz de estas nuevas generaciones. Hay muy buenos intérpretes, músicos, compositores, chicos que tienen la capacidad de estudiar y que esa formación la vuelcan a su propuesta musical. No podemos pretender que todos hagan cosas que tengan valor. En la búsqueda ya hay un mérito. En la medida que ellos permanezcan en la búsqueda, el género que tener una renovación.

Recuerdos que vuelven en canción

Cuenta "Musha" Carabajal: "Al fallecer papá (Enrique, segundo en la descendencia de don Francisco Rosario Carabajal y María Luisa Paz), y después mamá (María), nuestra casa con patio de tierra y las reuniones con amigos se fueron perdiendo. Por ahí habían pasado Los Nocheros, Zamba Quipildor, Los Alonsitos, Los Nocheros de Anta, tanta gente. La casa se cerró y me quedó clavado un dolor muy grande en el pecho", admite.

"Recuerdo también que yo nunca me daba vuelta cuando me iba de casa, se me partía el alma al alejarme. Sesenta y dos años de casados llevaban mis padres, y pasó que un día llegué por unas horas a casa, en medio de una gira, para descansar. Al irme, esa vez sí giré y los vi tomados de la mano, en un gesto de amor hermoso, mirando cómo yo me alejaba en un coche. Esa vivencia me queda guardada".

"Después de un tiempo le conté esta historia a Pablo Raúl Trullenque y nos propusimos escribir algo, pero lamentablemente él falleció antes de poder hacerlo. Mucho después me encontré con Omar Cerasuolo y le describí esa misma postal. Me escuchó casi sin decir nada y a la noche me llamó y me hizo escuchar la historia que yo le había contado, ya con forma de canción. ¡Parecía que la hubiese escrito yo mismo! Entonces le puse una melodía y hoy esa canción se llama "Volver a vivir" y la vamos a cantar en el Opera".