Gabriel Gavila y el teatro en su dimensión más real

Dirige una saga de obras testimoniales.

Integrante del grupo Improvisa2, con el que ganó un premio Estrella de Mar a la mejor comedia de la temporada 2016, en el último tiempo Gabriel Gavila, gracias a su saga "Chicos lindos", "Chicos malos" y "Chicos feos", también se convirtió en un director de presencia constante en el circuito independiente.

En la actualidad está presentando dos obras: los viernes, "Chicos feos Vol. II (Show)", y los domingos, "Chicos malos", ambos espectáculos en el Espacio Artístico La Sodería (Vidal 2549), del barrio de Belgrano. La Prensa habló con él sobre la ruptura de los mandatos familiares y el teatro de alto impacto.

-Con la saga "Chicos..." sale del confort de Improvisa2, grupo con el que alcanzó un suceso que perdura hace quince años...
-"Chicos lindos", la primera de la trilogía, es un trabajo que me cambió la vida. La estrené en 2014 y salió muy bien. Nació de una imagen que tenía en la cabeza, una montaña de cuerpos de hombres desnudos. Terminamos haciendo tres temporadas en La Casona. Y ahí empecé a investigar más y surgió "Chicos malos". Ahora, "Chicos feos" la dividí en dos partes para hacer una confesión mía más íntima y también para presentar un big show con doce artistas en escena. Mi teatro es real. Jugamos con las vidas personales de los actores para poner blanco sobre negro y que la gente se identifique, se ría o llore con quien más lo sienta.
-¿Cómo logra que los actores revelen sus secretos más íntimos?
-No existe una receta. Los actores cuentan lo que quieren, pero se genera tanta hermandad que en los ensayos se sueltan y hacen catarsis. Los primeros encuentros se van midiendo y después uno cuenta que la novia tuvo un aborto clandestino, otro comparte que su madre sufre Alzheimer, se liberan y se va armando una energía muy fuerte. Eso el público lo percibe y agradece.

ALTO IMPACTO
-¿Cómo definiría su estilo como director teatral?
-Mi teatro es testimonial, verídico, de impacto. Lo real siempre impacta más. Cuando tengo que hacer un reemplazo, cambio esa historia completa porque no sería real que alguien repita algo que en verdad no vivió. Muchas veces, de una función a otra hay un proceso de reescritura por alguna baja o reemplazo. Porque además mi teatro es muy físico. Los actores, para hacer una buena función, tienen que estar al ciento por ciento.
Hijo de médicos prestigiosos del sur de la provincia de Buenos Aires, Gavila rompió con los mandatos universitarios de la familia para seguir su pasión por el arte. ""La idea era que fuera médico. Hice todas las materias del CBC mientras continuaba haciendo teatro. Un día me mandaron al psicólogo y ahí entendí que mi vida era el teatro y no la Medicina. En casa todo se psicoanalizaba, y como el psicólogo siempre apoya las decisiones de uno, no se opusieron pero tampoco me apoyaron abiertamente. Por la necesidad de subsistir comencé a dar clases y ahí surgió de irnos a Mar del Plata con Mariana Bustinza y Tomás Cutler. Fue cuando formamos Improvisa2"", recuerda.
-Elencos compuestos enteramente por hombres. ¿Las mujeres quedan afuera de sus propuestas actuales?
-Para nada. Las mujeres sienten igual porque vuelcan lo que ven en sus propias experiencias. Si bien ven un chico en el escenario, las historias son comunes a todos: casos de abusos, adicciones o enfermedades, lamentablemente, se repiten en todos los géneros.