"El Gobierno halló una estrategia"

La mejor coordinación, nuevos instrumentos financieros y la mayor oferta de dólares fueron clave para salir airosos, asegura el economista Fabio Rodríguez. Las Lebacs son insostenibles.

El super martes arrojó un resultado que ni los más optimistas esperaban: se renovó el ciento por ciento de las Lebacs y el dólar bajó unos centavos. Esto, según el economista Fabio Rodríguez, socio director de la consultora M&R Asociados.

-¿Qué lectura hace de la jornada financiera?
-El primer concepto está atado a lo que pasó en estas tres semanas: no se trataba de una crisis terminal, como algunos que llamaban a mirar el 2001. No era nada por el estilo. Esto tampoco tiene que dar lugar al exitismo o la euforia. Busquemos el contexto adecuado, el punto medio. Lo otro no era una crisis cambiaria aguda. La salida de capitales no era motivo de una crisis financiera de las bravas, violenta o profunda.
-¿Qué cambió para que ahora haya cierta calma?
-Cuando el Gobierno encontró una estrategia más coordinada logró sumar tranquilidad en el mercado. Esto es el principio de una salida, pero el problema no se soluciona en un día. Estamos mucho mejor, esto porque apareció la oferta de divisas. Parecería que hay un indicio, un número en el tipo de cambio donde podría empezar a concurrir la oferta y la demanda. Antes era todo demanda y no había nada de oferta de dólares. Ahora eso cambió.
-¿El dólar encontró su nivel?
-Parece haber ingresado en niveles donde los inversores grandes piensan que puede ser un número atractivo. Con el bono se logró captar inversores en pesos, alimentar el sistema y en lo inmediato frenar la corrida. No es para la euforia ni para festejar nada. Estamos entrando nuevamente capitales y colocando Lebacs a una tasa del 40%.
-¿Es sustentable este esquema? ¿Se puede estar con la espada de Damocles cada 35 días?
-No es sustentable porque una licitación salió bien, pero cuidado porque hubo éxito con algunos inversores y los que no renovaron, los licuaron. Los que renovaron se quedaron a partir de una ingeniería de bancos entrando por lo que fue el relaje de los encajes. Se podría que fue algo así como una demanda forzada. Se ganó tiempo y hubo un trabajo más coordinado.
-¿Tardó el Banco Central en reaccionar? ¿Tendrían que haber salido antes a ofertas estos u$s 5.000 millones?
-Tardaron, hubo una descoordinación en el manejo de los instrumentos. Tampoco se vieron objetivos claros, y dieron continuamente al mercado la idea de que no estaban arriba de la situación. No la dominaban. Eso empezó a cambiar a partir de una postura agresiva para marcar al tipo de cambio y proveer estabilidad al sistema.
-¿Qué se puede esperar a futuro?
-Esto es como cuando baja la inundación, hay que ver los daños que quedaron. Hay que empezar a mirar otras cosas, como el nivel de actividad, la inflación, la puja distributiva. Ahora hay que conectarse con la economía real. Contemplar el financiamiento, ya que con estas tasas se está ahogando a las pymes. Hay una enorme tarea por delante.
-¿Calmar al dólar fue clave?
-Eso dará algo de tranquilidad. No es un dato menor, pero hay mucho por delante. Es apenas un principio de solución.
-¿Es un punto de inflexión de cara al acuerdo con el FMI?
-Era un prerrequisito absoluto. El FMI no nos va a dar dólares para alimentar una corrida. Ahora se viene el ajuste, la recalibración del programa fiscal y monetario, y programa para el sector externo.
-¿Fue precipitado acudir al Fondo?
-Fue una precipitación absoluta. Había una crisis, salieron capitales violentamente, pero no era una crisis de bancos ni de deuda. El FMI es un prestamista de última instancia. El Gobierno demostró que coordinando y con instrumentos podía parar la zozobra.