El juez del Tribunal Oral Nº 19, Horacio Barberis, está a favor de una revisión del Código Penal

Penas más duras contra la corrupción

Es bastante extendida la necesidad de que aquellos que ocupan la función pública la honren y no se aprovechen de ella. La ley debería dar respuestas más rigurosas a esos delitos, señaló el magistrado.

"En caso de elegir en qué sección o título del Código deben incrementarse las penas, yo sería más severo con los que corresponden a delitos de funcionarios públicos. Estamos observando atónitos, en cierta manera, un grado de corrupción enorme, y con grandes oleadas de conflictividad".

Así lo expresó el juez del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº 19 de la Capital Federal, Horacio Ernesto Barberis, quien en diálogo con "La Prensa" añadió: "Me parece que es bastante extendida la necesidad de que aquellos que ocupan la función pública la honren y no se aprovechen de ella. El Código Penal debería dar respuesta con formas más rigurosas de sanción, a delitos cometidos por funcionarios públicos".

Días atrás, el presidente Mauricio Macri encabezó en la Casa de Gobierno una reunión de la Comisión de Reforma del Código Penal. Participaron los ministros de Justicia, Germán Garavano, y de Seguridad, Patricia Bullrich. Se le hizo saber al jefe de Estado sobre los avances en los cambios propuestos en el cuerpo normativo vigente, que data de 1921.
Se transcriben seguidamente los tramos más destacados del diálogo que este diario mantuvo con el juez Barberis, ex profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA:

PREOCUPACION
- ¿Cuál es la franja de delitos en la cual Ud. como magistrado, percibe que hay mayor incremento?
- Estadísticamente, durante 2017 y en lo que va del 2018, hemos observado un aumento muy importante en los delitos de violencia intrafamiliar, en sus distintas formas: contra la integridad sexual o delitos de género. Pero que en sentido estricto tampoco son de género, sino conflictos familiares serios que terminan con denuncias en la Oficina de Violencia Doméstica, dependiente de la Corte Suprema de Justicia, y trasuntan un ataque feroz al grupo familiar o al grupo conviviente. Estamos preocupados. Es una estadística reciente y tomada a flor de piel en este Tribunal. La mayoría de los delitos son de estas características.
- Hay casos que siempre retornan a escena, como el del ingeniero Horacio Santos, ocurrido en 1990. ¿Podría justificarse, en un contexto de similares características, la "Justicia por mano propia", o el homicidio con exceso en la legítima defensa?
- No justifico de ninguna manera el denominado "principio de autotutela" de los derechos penales o "Justicia por mano propia". El contrato social que implica vivir en comunidad, otorga necesariamente a determinados órganos, la responsabilidad de impartir justicia.
- ¿Considera, desde la experiencia reunida durante el ejercicio de su cargo, que el endurecimiento de las penas, garantiza mayor seguridad a la población?
- El endurecimiento de las penas no garantiza mayor seguridad. Esto lo tengo absolutamente claro. La dinámica de nuestro Código Penal contiene numerosas figuras que entiendo se encuentran acabadamente reguladas en cuanto a la sanción. En sus mínimos y en sus máximos. No creo que sea cuestión de andar modificando montos punitivos. El principio de proporcionalidad debe considerarse cuando se aplican sanciones. Lo que sí tal vez es importante es que exista en este momento, con la reforma del Código Penal, la incorporación de figuras novedosas que no estaban previstas por el legislador hace treinta, cuarenta o cincuenta años atrás. Desde ese punto de vista, me parece que una revisión integral del Código Penal es necesaria. Se han hecho una serie de modificaciones, pero cabe, no obstante, una advertencia: cuando en un sistema cerrado o "numerus clausus" como es el del Código Penal, uno comienza a dar respuesta a determinada conducta delictiva, porque socialmente es necesario, lo que hago es desequilibrar este conjunto que debe ser armónico. (N. de la R.: Desde la fecha de su implementación, el Código Penal, recibió más de 900 modificaciones y adaptaciones parciales).
- ¿Cómo se podría evitar ese desequilibrio normativo?
- Hay que avanzar con cuidado. Creando figuras nuevas o más complejas, que van desde el narcotráfico, trata de personas y otros delitos, por ejemplo delitos informáticos (grooming, o sea el acoso y abuso sexual en contra de niños y jóvenes que en la mayoría de los casos ocurre mediante las redes sociales). Esas figuras deben tener alguna forma de regulación y ser incorporadas al Código Penal. Cuando me desempeñaba como juez de Menores y aparecía algún caso de gran repercusión, lo primero que las personas pedían era penas duras para los más jóvenes. Sin embargo, el endurecimiento de la sanción no condiciona al que delinque. La armonía del sistema que lo va a sancionar, es la que le permite, en determinado momento, luego de la sanción, alguna recuperación social. Todo eso está hermanado. Obviamente, también está el sistema carcelario. No podemos excluirlo...

ENRIQUECIMIENTO PROPIO O DE TERCEROS

- En caso de elegir en qué sección o título del Código deben incrementarse las penas ¿Usted por cuál optaría?
- Yo sería más severo en los que corresponden a delitos de funcionarios públicos. Estamos observando atónitos, en cierta manera, un grado de corrupción enorme, y con grandes oleadas de conflictividad. Me parece que es bastante extendida la necesidad de que aquellos que ocupan la función pública la honren y no se aprovechen de ella. El Código Penal debería dar respuesta con formas más rigurosas de sanción, a delitos cometidos por funcionarios públicos. En los otros delitos -contra la propiedad, libertad sexual, o contra la vida-, la economía del Código Penal es bastante rigurosa. Pero como principio de prevención general, urge conminar sanciones más duras para las conductas llevadas a cabo por parte de funcionarios públicos, en violación a las normas, y en aras del enriquecimiento propio o de terceros. Eso es algo que, entiendo, debería revisarse.
- El descenso en la edad de imputabilidad está siendo discutido en la mayoría de los países de América y aún del mundo. ¿Cómo debería enfocarse esa problemática?.
- No tanto desde el punto de vista de la mayor sanción en los casos de menores de edad, sino en lo concerniente a la implementación de un Régimen de Responsabilidad Juvenil. Cuando digo esto, tengo que hacer algunas aclaraciones. En primer lugar, un Régimen Penal Juvenil implica una importante inversión desde el punto de vista económico. No se trata solo de sancionar. El joven, a los 13 ó 14 años, es obviamente una persona en formación. Si uno opera en ese momento con instituciones u organismos que le den la posibilidad de educación, mejora básicamente su nivel.

CRIMINALIDAD
- Una inversión importante en materia de Educación, ¿podría hacer bajar la tasa de criminalidad?
- Estoy absolutamente persuadido que los países cambian cuando hacen inversión en Educación. Esto incluye las primeras etapas de la vida. Si hago una inversión importante en Educación, lo más probable es que baje la tasa de criminalidad. Es como una fórmula. Eso lo hizo Costa Rica. Un país pequeño con una inversión importante. Los chicos cuando delinquen es porque se sienten alguien en el ámbito del delito. Ahora bien: ¿Cómo los saco de ese lugar?. Es el lugar que ocupan. Porque si cometió un delito lo "respetan". Saca "chapa". ¿Cómo lo muevo de ese espacio? Solo con otro futuro u otro presente donde realmente él pueda "ser alguien". Y esto es muy complejo.
- ¿La situación económica o social, inevitablemente influye o condiciona la proliferación del delito?
- No habría que cargar las tintas en ese sentido. Uno debiera pensar que por cada chico que delinque hay diez que en la misma situación tienen una mínima contención familiar. Lo que daña profundamente la razón de ser de ese chico en la vida, es el abandono o el desprecio de su círculo. Lo obligan a delinquir. Pero no solamente por las carencias, o situación socioeconómica baja.
- Esa situación de abandono, ¿también se percibe actualmente en sectores medios de la sociedad?
- Uno también se encuentra con chicos de sectores medios, o sectores medios y acomodados, que por descuido de sus padres o demás familiares, delinquen casi "por deporte", o como una forma de llamar la atención. No hacen hincapié exclusivamente en la situación económica que es condicionante, pero muchas veces el padre es alcohólico, las madres abandónicas, o los grupos familiares abandónicos. La situación de abandono también se percibe hoy en sectores medios. Y son condicionantes de conductas delictivas. Sencillamente porque el chico no tiene ningún control. A los 12, 13 ó 14 años, ni importa que sea de la villa 1-11-14 o de la Recoleta. El chico está abandonado a su suerte. Puede cometer actos en contra de la ley en algunos casos como diversión, o sencillamente porque siente una profunda ansiedad. Busca que alguien lo contenga. La edad iguala estas tensiones, pero obviamente, si las condiciones económicas mejoran, también baja la tasa de criminalidad.