Respetado director del circuito independiente, Federico León inauguró su propio teatro y reestrenó "Las ideas"

"Me interesa que no todo se vea"

Ubicada en el corazón del Abasto, la sala convoca al espectador con una oferta multidisciplinaria: cine, literatura, artes visuales, cocina y, por supuesto, teatro. "Una obra es mucho más que la suma de las partes", postula el artista.

Reconoce que comenzó a usar celular hace nada más que un mes y que no tiene Facebook. Sin embargo, Federico León parece muy conectado. Sobre todo, le interesa investigar, cuestionar, preguntar y preguntarse sobre el teatro, ese bicho que picó a tantos en Buenos Aires. Con los años y sus obras -"Cachetazo de campo" y "Las multitudes", o películas como "Todo juntos" y "Estrellas", entre otras-, León logró transformarse en uno de los más importantes creadores de la escena contemporánea.

La razón para hablar con él y escuchar sus interesantes opiniones sobre la actuación, la dirección y el trabajo de crear, es la presentación en sociedad de su propio espacio. El lugar se llama Zelaya, como la calle del Abasto donde se encuentra ubicado. "Era mi antigua casa hasta que el teatro lo copó todo y tuve que mudarme", dice a La Prensa. Allí también acaba de reestrenar su premiada obra "Las ideas", uno de los platos fuertes de una programación que mezcla cine, teatro y hasta astrología.
-¿Piensa recortar Zelaya, diferenciarlo de tantos espacios tal vez similares, incluso en el barrio?
-Lo concreto es que no es una sala que va a programar solamente teatro, sino que va a haber cine, artes visuales, literatura. Habrá una mezcla de disciplinas y de público. También tendremos recitales. La idea es, en el futuro, hacer ciclos que involucren a todas las obras que están sucediendo en Zelaya.
-Muchas casas devinieron teatro por esta fiebre que tenemos en la ciudad por el teatro. Hay mucho para ver. ¿Usted va a ver?
-Por épocas voy. Ahora menos. Abrís un espacio y estás absorbido. Zelaya es una obra para mí y me absorbe como si fuera una obra de teatro. Es una sala que tendrá una impronta de experimentación, de búsqueda. También hay talleres.
-De hecho, usted va a dar un seminario en el que el foco está puesto en la autoconciencia del actor, para ver qué mecanismos intervienen cuando actúa.
-Sí, ese es el punto. Y qué es lo que uno registra y cómo uno registra, qué parte uno registra de sí mismo y por qué hay que prestarle atención a eso. Esa parte generalmente es muy neurótica, observa a través del miedo de estar actuando, entonces es una cámara que registra raro. Y también ponerse en pausa en relación a los juicios. Para mí es muy claro en yoga cuando te dicen "observá cómo respirás" y uno empieza a cambiar la respiración. Ofrecerse con el desorden que uno es de la manera más fiel posible, sin intermediarios, mi yo, mi razón, lo que me conviene. Lo de las clases me interesa mucho.

LOS OTROS
-¿Qué pasa con el contexto, la situación política, los otros creadores? ¿Aparecen en su trabajo?
-A mí me cuesta ser ciento por ciento consciente de que esto viene de acá o de allá. Sí es cierto que uno está atravesado por un montón de influencias y una parte de uno las recibe, las procesa y las traduce en material. Hay momentos y momentos. En 2001 estábamos ensayando "El adolescente" y había algo de lo que estaba pasando que se metió a la fuerza. A mí me preocupa, me interesa y al mismo tiempo siento que estoy abierto a lo que pasa pero no arranco una obra diciendo "quiero hablar de este tema". Es muy desordenado, intuitivo.
-¿Qué rompe la cabeza del espectador hoy? El teatro de perfomance está tan en boga...
-Yo, en principio, siempre digo que es un proceso que empieza en mí. Escribí y después probá. Los primeros espectadores somos nosotros, los que hacemos la obra. Lo que uno espera es que el espectador pueda conectar con los links que uno armó. Pero lo que te da satisfacción es que se produzca esa comunicación. No hablo de ser claro, o que se entienda. Uno puede estar construyendo de manera hiperinvisible. En "Las ideas" hay una cantidad de mecanismos y máquinas que no están expuestos y es lo que hace funcionar la obra. Me gusta la idea de la superproducción invisible. Me interesa que no todo se vea. Que el público pueda percibir cosas y que la obra no las esté transmitiendo de una manera obvia y directa.
-¿Y eso para el actor cómo sería?
-Si es el actor está fundido con la obra y conectado, el espectador puede hacer muchos más recorridos que los que el actor quiere que haga. A veces se da el actor "animador infantil", que busca direccionar al espectador. La obra es mucho más que la suma de sus partes. Y a veces, por ego, el actor quiere dirigir la escena.
-También hay una necesidad de controlar.
-Sí, claro. Todos querermos controlar. Y uno tiene que estar más disponible al cambio que al control. El control tiene que ver con el miedo.
-¿Cómo entusiasma al espectador?
-Me cuesta pensar en qué es lo que el espectador quiere ver. Tenés que conectar con tu proceso. Cada obra muestra un poco en qué estás. Descubrir en qué está uno. Para mí eso son las obras. Obviamente, la especulación está. Todo lo que uno critica también uno lo hizo. Todos formamos parte y en una proporción mínima sos Gandhi, sos Hitler...El arte tiene que poder encarnar y transmitir todas las energías. A veces, aparece la moral, la ética y después aparece el infinito. El arte trabajó todo el tiempo con lo que se puede representar o no.

EL RELATO
-¿Cómo se lleva con la idea de relato? Está en cierta manera en crisis, sobre todo a partir de la performance.
-Para mí siempre hay relato. No hay que cerrar por cerrar pero siempre hay un relato. Después, no es un relato tradicional. En general, tiendo a que las obras estén empezadas cuando entra el espectador.
-Con "Las ideas" volvió a actuar luego de veinte años. ¿Le interesa dejarse dirigir?
-A mí me gusta actuar en algo en lo que esté participando de la totalidad. Como ejercicio, actuar es muy bueno y es otra realidad la de adentro que la del director. No tiene nada que ver. Al actuar podés intervenir y hacer cosas para que nadie lo vea. En esta época, sucede todo lo contrario.
-¿Qué lo nutre ahora, de dónde "recarga"?
-Dónde está lo que te nutre, quién sabe. Al principio era el cine, empecé actuando pero hay algo integral. Siempre hay una mezcla entre vivir, dirigir, producir, y esa mezcla me parece creativa. En los últimos años Carl Jung, el yoga, también los textos de filosofía.
-En cuanto a su formación teatral, sus orígenes vienen de Bartís, de Norman Briski.
-Sí, claro. Después, uno con el tiempo busca cuál es su especificidad. Cada uno tiene que encontrar lo que le interesa. No muere sólo en el teatro. Yo cuando empiezo una obra, ni idea de dónde va a terminar. Eso es lo que me entusiasma de cualquier proceso de creación, nunca saber cómo termina.