Cruzar el límite entre realidad y ficción

MIRCEA CARTARESCU FUE RECONOCIDO CON EL PREMIO FORMENTOR DE LAS LETRAS POR EL CONJUNTO DE SU OBRA

Con su literatura, Mircea Cartarescu ha logrado atravesar las barreras mentales entre Occidente y Oriente. Ese muro que quiso encerrarlo, como rumano, en un gueto, para que escribiera sólo sobre un trocito de historia, la de Europa sur-oriental, sobre la Securitate y sobre Ceauseuscu, sobre perros, niños de la calle y gitanos. Una idea que siempre lo rebeló, porque era una forma de reservar para otros la escritura sobre el amor, la muerte, la felicidad, la agonía y el éxtasis.

Heredero como se siente de "la gran tradición europea", refractario a ser tomado como el escritor rumano de turno, Cartarescu argumenta que sus temas son los mismos que los de Eurípides y Joyce. "Las influencias que han alimentado tanto mi poesía como mi prosa han sido sobre todo los de la gran literatura moderna del siglo pasado, tanto extranjera como rumana", comenta en uno de los relatos autobiográficos que integran El ojo castaño de nuestro amor.

Es por eso que sus libros, en los que resalta su voz tan personal y en los que consigue transmitir todo un mundo interior, son universales. "El arte -explicó el autor en una entrevista- produce el milagro de la comprensión entre los individuos. Cuando lees un poema sientes la melancolía, la felicidad o el odio del otro. Así que en cierto sentido el arte excava túneles subterráneos entre las personas. Por eso se podría decir que cuánto más personal sea tu obra más universal es".

El reconocimiento le llegó a Cartarescu hace tiempo y fue corroborado otra vez esta semana por el jurado del prestigioso Premio Formentor de las Letras 2018, que se anunció en Buenos Aires, y que fue otorgado por el conjunto de una obra que "abarca la casi totalidad de la experiencia humana".

El premio se suma a las múltiples distinciones que ya recibió el escritor, como el Premio de la Feria de Leipzig al Entendimiento Europeo, el Premio de Literatura de la Casa de las Culturas en Berlín, el Premio del Estado Austríaco a la Literatura Europea, el Premio Gregor von Rezzori o el Premio Thomas Mann de Literatura.

Poeta, narrador y ensayista, con más de 30 títulos traducidos a 23 idiomas, Cartarescu (Bucarest, 1956) es considerado por la crítica literaria como el más importante escritor rumano de la actualidad. Algunos hasta aventuran que podría ser el primer escritor en lengua rumana en obtener el Premio Nobel de Literatura.

SEDUCTOR

El jurado del Premio Formentor valoró su "poderosa habilidad narrativa" y destacó que en su obra, "la evidencia de la realidad, la cartografía de la memoria, la energía creativa del sueño, la libertad de la imaginación y la pulsión de los deseos, tienen idéntica jerarquía y se resuelve en un relato infatigable y seductor, deslumbrante y verosímil".

Cartarescu resiste las etiquetas. Su literatura, a la que se considera inclasificable, combina hechos reales, sueños e imaginación.

Según la crítica, su obra rompe constantemente la frontera entre realidad y ficción, algo que él confirma. "Los sueños son el fundamento de todos mis libros. Cuando soñamos tenemos la impresión de que estamos en nuestra vida cotidiana, de manera que la fantasía y la realidad son las dos caras de una banda de Moebius, que realmente sólo tiene una sola cara. Nunca se sabe dónde acaba la realidad y comienza el sueño", ha dicho.

Pero Cartarescu, que registra desde los 17 años sus sueños, que luego alimentan sus novelas, se define fundamentalmente como un autor de diarios.

"Escribo diarios desde hace más de cuarenta años y ya he publicado algunos de ellos. Es de estos diarios de los que se desprenden como ramas mis libros, mis novelas. Por lo tanto, podría decir que yo escribo un solo libro, un libro continuo, a pesar de que cada libro es distinto a los anteriores, como si fueran provincias de un mismo país".

En sus propias palabras, sus ficciones "están empapadas por la nostalgia, la melancolía, la tristeza, el existencialismo, la estética y una constante idea del fin del mundo". Habría que añadir, además, que resaltan por su hondura, su sensibilidad y por la belleza de su prosa.

POESIA

Cartarescu, que inició su trayectoria en la poesía, nunca abandonó por completo esa vocación. Si de su obra poética destaca El Levante (1990; Premio de la Unión de Escritores Rumanos), traducido al español en 2015 por Impedimenta, sello que publicó la casi totalidad de su obra, está claro que su prosa rebosa de lirismo. Porque para él, la poesía es, antes que nada, "un modo de vida, una forma de mirar el mundo".

"Ser poeta, en Rumania o en otras partes, significa ser capaz de ver la belleza allí donde nadie más la ve", escribió en El ojo castaño de nuestro amor. Y eso, que él atribuye a otros, vale para él mismo.

Cartarescu, que escribe a mano durante dos horas al día, siempre por la mañana, y jamás reescribe o edita, dio el salto a la narrativa con el volumen de cuentos Nostalgia (1993), que se abre con su célebre relato "El Ruletista".

Siguió Lulu (1994), novela tortuosa y genial que indaga en el misterio del doble y que le valió el Premio ASPRO. Recientemente ha publicado el volumen de cuentos Las Bellas Extranjeras (2010), una sátira rayana en lo grotesco que narra secuencias de la vida literaria genuinamente rumanas pero también cosmopolitas, y que se ha convertido en un auténtico éxito de ventas en su país, así como El ojo castaño de nuestro amor (2012), un volumen de relatos autobiográficos que sirve como nexo para entender el conjunto de su obra.

En 2015 publicó la novela Solenoide, el largo diario de un escritor frustrado que desgrana su infancia y su adolescencia en los arrabales de una ciudad comunista, devastada, gris y fría. Una obra que lo ha llevado a ser comparado con escritores como Pynchon, Kafka y Kundera.

El próximo mes de septiembre, la editorial Impedimenta anunció la publicación del primer volumen de su aclamada trilogía Cegador, que Cartarescu tardó más de una década en escribir, y que está considerada unánimemente su obra maestra.

El jurado del Formentor subrayó que "la epopeya de Cartarescu recorre espacios poblados por infinitud de furiosas minucias que ganan valor a medida que progresa la lectura".

Consultado el jurado sobre qué libro leer para ingresar al universo de Cartarescu por primera vez, Francisco Ferrer Lerín recomendó El levante, un libro donde el escritor "transforma su primera poesía en un producto de ingeniería extraordinario, en una epopeya, y luego Nostalgia.

Andrés Ibañez recomendó Solenoide, una novela de cerca de 800 páginas "absolutamente maravillosa y única, imposible de leer sin salir transformado".

"La literatura de Cartarescu es una recuperación de lo que ésta debería ser siempre: un arte de la maravilla, de la felicidad de la lectura, centrado en la realidad y en la memoria y al mismo tiempo volcado a la imaginación", sintetizó.

Recomendación a la que se sumó Alberto Manguel: "Solenoide es una obra capital del siglo XX y XXI y el lector argentino quizá esté mejor preparado que otros para leerla, porque entre los muchos autores que influyen sobre Cartarescu están Ricardo Piglia, Ernesto Sabato y Jorge Luis Borges".

Por su parte, Aline Schulman propuso empezar por Las Bellas Extranjeras o "El ruletista" y resumió: "Carterescu acciona como una especie de serpiente, apenas leerlo produce un malestar, no se sabe hasta dónde te va a llevar, pero poco a poco la fascinación actúa y te sumerge en una especie de plenitud que te impide resistirte a esos sueños increíbles y un poco sórdidos".

El premio Formentor, creado en los años sesenta, y que han recibido Jorge Luis Borges y Samuel Beckett, está patrocinado por la familia Barceló, propietaria del Hotel Formentor de Pollena (Mallorca), y la familia Buadas. Será entregado el próximo 5 de octubre en una solemne ceremonia que tendrá lugar en el marco de las tradicionales Conversaciones Literarias de Formentor.