Cognición social: la forma de pensar al otro

Cada día recibimos gran cantidad de información de las personas que nos rodean. Un experto detalla cómo los estímulos y datos que recogemos por los sentidos son analizados e integrados en esquemas mentales, que van a guiar nuestros pensamientos y conductas en posteriores ocasiones.

La cognición social (CS) consiste en el estudio de la forma en la que procesamos la información. "En este procesamiento se incluye la manera en la que codificamos, almacenamos y recuperamos información de situaciones sociales", detalla el doctor Claudio Waisburg, neuropediatra y director médico del Instituto SOMA

Según explica el experto, en la actualidad, la CS es el modelo y enfoque dominante en la psicología social, que surge en oposición al conductismo puro, el cual rechazaba la intervención de procesos mentales a la hora de explicar el comportamiento.

"La CS alude a la forma en que pensamos sobre los demás. En este sentido, es una poderosa herramienta para comprender las relaciones sociales: mediante la cognición social entendemos las emociones, los pensamientos, intenciones y conductas sociales de los demás", precisa el neuropediatra, para luego añadir: "En las interacciones sociales, conocer lo que otras personas piensan y sienten puede suponer una ventaja enorme para desenvolvernos en ese contexto".

"Según DOMO, empresa norteamericana de software, cada sesenta segundos se generan más de 2,6 millones de piezas de contenido de Facebook, se envían más de 297 mil tuits y en Instagram se generan más de 221 mil imágenes, por no mencionar el tiempo que le dedicamos a las redes sociales. Así pues, pasamos buena parte de nuestro día a día interactuando con los demás, ya sean conocidos o no y ya sea cara a cara o en el mundo digital", destaca Waisburg.

En cuanto a cómo surge esta necesidad de comunicarnos con los demás y de interactuar con ellos, el especialista indica que el inicio lo tendríamos que buscar en el momento en que nuestros antepasados se hicieron cazadores; los miembros de un grupo o familia debían colaborar para la búsqueda y captura de alimentos, pero también para la crianza de los hijos o la realización de actividades.

"El impulso inicial de los seres humanos es cooperar, y se advierte ya en niños de un año, que ayudan y comparten, mientras que a los dos o tres años ya son más cautelosos", ejemplifica.Pero lo que convierte la socialización humana en diferente es la aparición de la consciencia y con ella las funciones cognitivas, aclara.

COMO FUNCIONA
"Las personas no nos acercamos a las situaciones como observadores neutrales -aunque muchas veces intentemos aparentar que sí-, sino que llevamos nuestros propios deseos y expectativas", indica el neuropediatra. Estas actitudes previas van a influir en lo que vemos y recordamos.
De este modo, nuestros sentidos reciben información que es interpretada y analizada. Posteriormente, esas interpretaciones son contrastadas con la información que guardamos en la memoria. 

"Sin embargo, esta descripción simple no es real. Existen otros factores, como las emociones, que también condicionan el proceso. Los pensamientos influyen en las emociones, pero las emociones también influyen en los pensamientos. Por ejemplo, cuando estamos de buen humor, el mundo es (o parece) un lugar más feliz. Cuando nos encontramos bien tendemos a percibir con más optimismo el presente, pero también miramos de manera más positiva al pasado y al futuro", contrasta Waisburg.

- ¿Qué funciones se precisan para socializarnos?
- Para socializarnos con nuestro entorno se necesitan de funciones como la alerta cortical, la atención, la percepción, la motivación, la regulación emocional, la memoria, la autoconciencia, el lenguaje y el autocontrol; y la sincronización de todas estas funciones es posible gracias a la corteza prefrontal dorsolateral, la corteza orbitofrontal, la corteza cingulada anterior, la amígdala, el giro temporosuperior y la corteza asociativa parietal.
- ¿Qué es la neurociencia social?
- El interés por este campo ha dado lugar a una nueva disciplina, la Neurociencia Social que se puede definir como "el estudio interdisciplinario de los procesos neurobiológicos de multinivel (nerviosos, endocrinos, inmunes) que nos permiten interactuar con el mundo social, de cómo los sucesos neurobiológicos afectan los procesos psicosociales y cómo éstos, a su vez, tienen efectos a nivel biológico".
 Muchos de los estudios que se han llevado a cabo hasta la fecha ponen de manifiesto que nuestra conducta social se debe a dos grandes descubrimientos: la teoría de la mente y las neuronas espejo.
 Premack y Woodruff acuñaron el término teoría de la mente para referirse a la capacidad que tenemos no sólo de percibir y entender las acciones de los demás, sino además de atribuirles estados mentales y usar esta información para predecir sus conductas.
- ¿Qué beneficios nos aporta ser seres sociales?
- Desde hace décadas se sabe que los lazos sociales tienen sustratos hormonales y fisiológicos. Por ejemplo, los niveles de serotonina y de oxitocina pueden mediar la dominancia social, la agresión, la afiliación, el cuidado materno y los lazos sociales 
Asimismo, la oxitocina tiene efectos desestresantes tanto en el cerebro como en otros sistemas fisiológicos más periféricos como reducciones en los niveles de cortisol, presión sanguínea y actividad del sistema nervioso simpático, así como con incrementos en la actividad parasimpática. Los efectos antiestrés se hacen más pronunciados con el tiempo, por lo que los individuos en relaciones sociales estables y duraderas experimentan los mayores beneficios. Asimismo, aumenta la confianza interpersonal y la capacidad para inferir las emociones a partir de señales faciales y facilita las conductas cooperativas y altruistas 
-¿Qué lugar ocupa la percepción de caras en este proceso?
- Esta percepción de los rostros es clave en la comunicación social y de hecho hay identificada una zona en nuestro cerebro, llamada área fusiforme para los rostros o FFA que está especializada en el procesamiento facial.
Los trabajos de Cassel dieron origen a la idea de que el apoyo social juega un papel central en el mantenimiento de la salud, al facilitar conductas adaptativas en situaciones de estrés, ya que reduce el impacto psicológico de los acontecimientos estresantes y contribuye a menores niveles de morbilidad y a una mejor rehabilitación. Asimismo, actúa como facilitador de expresiones y sentimientos y sufren menos los síntomas físicos en enfermedades crónicas.
- ¿Cuáles son los riesgos del aislamiento social?
- El aislamiento social durante la vida temprana podría evitar que maduren las células que forman la materia blanca del cerebro y por tanto que se produzca la cantidad adecuada de mielina en las fibras nerviosas, lo que puede contribuir a un pobre rendimiento cognitivo y ejecutivo, una rápida debilitación cognitiva, aumento de cogniciones negativas y depresivas, alta sensibilidad a amenazas sociales y baja autoestima.
La entidad "Social Brain" indicó que bebés con todas las necesidades físicas cubiertas y sin contacto emocional con sus cuidadores, tenían una tasa de mortalidad mucho más elevada, así como un desarrollo físico y mental sensiblemente menor que el de los niños criados con contacto afectivo.

UNA SONRISA
Las emociones que nos despiertan las relaciones sociales influyen no sólo en nuestra cognición, sino también sobre nuestra conducta y en el mantenimiento de estas relaciones sociales, reflexiona Waisburg. "Así pues, fomentemos el tipo de relaciones que nos produzcan estos efectos positivos. Un buen comienzo es la sonrisa, ya que es un magnífico inductor para que el cerebro libere endorfinas y para que nuestras neuronas espejo la capten y creen el impulso de realizar lo mismo en los demás", concluye.