La izquierda quebró el único sistema que ha permitido salir de la pobreza

No es otro que Perón el gran responsable de la decadencia absoluta y relativa de la Argentina. La disyuntiva entre libertad e igualdad hunde a Occidente. El gobierno de Cambiemos, muy bien intencionado, se empeña en ignorar el retraso cambiario -un 28%- y el nivel del gasto público, que en el 2017 alcanzó al 53% del PBI.

Voy a comenzar con un juicio, a mi saber y entender, trascendente. Razón y empirismo nos son contradictorios sino complementarios. Al respecto vale recordar que David Hume había reconocido que la emoción es objetival y la razón instrumental y falible. Por ello escribió: "Es mi propósito probar primero que la razón sola nunca puede ser un motivo de una acción de la voluntad". Y el empirismo es la teoría que toma en cuenta la función de la experiencia para determinar el conocimiento.

Entonces tomando en cuenta las anteriores aseveraciones queda pendiente una pregunta de trascendencia política. ¿Cómo es posible ignorar los fracasos económicos del socialismo en la historia, y el éxito político presente? Pasando entonces a la naturaleza humana y a la historia debemos saber que el mundo en que vivimos se debió al sistema político que reconoció la naturaleza humana. Así se produjo una integración del pensamiento de Locke, Hume y Adam Smith, implementada por los Founding Fathers en Estados Unidos.

La alternativa pendiente entonces es entre el egoísmo de los que generan riqueza y de los que la reparten. Al respecto Alberdi escribió: "El egoísmo bien entendido de los ciudadanos es sólo un vicio para el egoísmo de los gobiernos que personifican a los Estados". Ese es el problema pendiente en el mundo en el que la izquierda, bajo la falacia de la búsqueda de la igualdad económica, ha quebrado el sistema que cambió al mundo. 

Ese sistema se basó en la limitación del poder político y el respeto por los derechos individuales: a la vida, la propiedad, la libertad y el derecho a la búsqueda de la propia felicidad. Por tanto podemos ver que cuando el gasto público aumenta alrededor del 50% del PBI se está violando el derecho de propiedad. Como bien reconoce Von Hayek cuando se incrementan las regulaciones se está violando el libre mercado. Y más aun se está violando el derecho del hombre a la búsqueda de la felicidad, que como reconociera John Locke es el principio fundamental de la libertad. Por supuesto, ante estas circunstancias cae la inversión y consecuentemente el crecimiento de la economía.

CONFUSION VIGENTE

Esa situación en gran medida está determinada por la confusión vigente entre la democracia mayoritaria y el sistema denominado el Rule of Law, que Karl Marx denominara capitalismo. Y no olvidemos que la economía es la consecuencia del sistema político y no su determinante. Como ya lo he dicho en anteriores oportunidades, la democracia mayoritaria es el camino al socialismo. Y en ese sentido vale recordar a Eduard Bernstein quien en su Las Precondiciones del Socialismo escribió: "La democracia es tanto un medio y un fin. Es un arma en la lucha por el socialismo, y es la forma en que el socialismo será realizado". Y ya Aristóteles había prevenido que la democracia era la destrucción de la república y advertido: "Cuidado que los pobres siempre van a ser más que los ricos".

Es en esa disyuntiva entre la igualdad y la libertad que se presenta hoy la situación en Occidente. Como bien señala Karl Popper: "Luché por la igualdad hasta que me di cuenta que en la lucha por la igualdad se perdía la libertad, y después no había igualdad entre los no libres". Este es un hecho indubitable de la alternativa de cómo se manifiesta el interés particular. Esa alternativa, como antes dije, se encuentra entre los que generan la riqueza y los que la reparten. En otras palabras podemos reconocer que la lucha por los pobres en el sistema democrático es el medio de alcanzar el poder político.

Igualmente ya debiéramos saber que cuanto mayor es el gasto público y las regulaciones mayor es la corrupción. Fue conforme a ese proceso que se desarrolló el fascismo, que como bien lo describe Von Hayek se origina en la doctrina socialista. Hoy Europa es la prueba manifiesta del desastre de la socialdemocracia. Y permítanme repetir que, en la medida que aumentaron el gasto público, cayó la tasa de crecimiento económico. No obstante ello es más evidente que en la Unión Europea es imposible ganar una elección a los socialistas.

EL EJEMPLO ARGENTINO

Pero otro ejemplo histórico indubitable de esa alternancia ideológica es la Argentina. Como bien reconociera The Economist la Argentina a principios del siglo XX tenía un ingreso per cápita mayor que el de Alemania, Francia e Italia, y era uno de los países más ricos del mundo. Y no fue otro que Juan Domingo Perón quien determinó la caída de la Argentina en el mundo. No obstante ello, hace más de setenta años que el peronismo continúa siendo el factor determinante de la política argentina. El peronismo fue la introducción del fascismo en la Argentina e igualmente podemos percibir la alternativa entre los que lo forman. Esa alternativa es igual al socialismo: "Los que lo creen y desconocen la realidad histórica y los que lo usan para alcanzar el poder político".

Hoy la Argentina, diría, vive un momento inusitado. El que el presidente Mauricio Macri pretende llevar a nuestro país por el mismo camino que la llevara por las cimas de la historia. Pero ya sabemos: "De buenas intenciones está plagado el camino del infierno". Lamentablemente todo parece indicar que la política económica del gobierno se basa en el supuesto equívoco de que la inflación es un problema monetario y se ignora que la causa del desequilibrio económico heredado y presente es el nivel del gasto público.

Cada vez es más evidente que la política del gobierno con el Banco Central y Federico Sturzenegger a la cabeza se concentra en definir la política monetaria y las tasas de interés. Así también se ignora el retraso cambiario -que estimo en un 28%- y el nivel del gasto público que de acuerdo a mis estimaciones en el 2017 alcanzó al 53% del PBI.

Evidentemente Macri pretende lograr un aumento en las inversiones como factor determinante del crecimiento económico. En función de ello ha bajado relativamente algunos impuestos, aun cuando se sigue desconociendo el impacto de la inflación en la tasa del impuesto a las ganancias. Pero recordemos a Friedman que escribió: "El total del impuesto impositivo es lo que el gobierno gasta. Sin bajar el gasto, por tanto, la reducción nominal de los impuestos meramente disimula más que reduce el costo del Estado". Mantengamos la esperanza de que el Gobierno encuentre los medios adecuados para lograr las buenas intenciones.