Crítica: "Lady Bird", aclamada ópera prima de la cineasta estadounidense Greta Gerwig

Una adolescente en su laberinto

"Lady Bird" (Estados Unidos, 2017) Dirección: Greta Gerwig. Guión: G. Gerwig. Fotografía: Sam Levy. Actores: Saoirse Ronan, Laurie Metcalf y Tracy Letts. Duración: 94 minutos. Calificación: Apta para mayores de 16 años.

Estamos en 2003 en Sacramento, California. Lo dice el filme en su comienzo y, según la voz en off, seguimos la vida de una adolescente. Esa que se llama Christine y cambia su nombre por Lady Bird. Tiene 17 años. Parece menos. Está por terminar el secundario y no quiere formar parte de ese anodino pueblito de Sacramento ni de su gente. Ella piensa que el colegio religioso al que va es previsible y aburrido. Ni las obras musicales que eligen para fin de año pasan de la medianía general. 

Lady Bird no quiere que sepan que en su casa la plata escasea, que su papá perdió el trabajo, que vive lejos del centro. Por eso cuando comienza la película le pregunta a su madre si ella parece ser de Sacramento, iniciando una de las clásicas peleas que las enfrentan en todo hace bastante tiempo.
Lady Bird es original y audaz, se siente distinta y tiene como meta estudiar en Nueva York y ser alguien allí. Christine tendrá que sacrificarse, tener "una amiga del alma" poco agraciada y superar las clásicas pruebas de ser adolescente entre fervientes oraciones o bailes en que los cuerpos estén lo suficientemente distanciado de sus parejas para dar espacio al Espíritu Santo, como dice la monja Sarah Joan.
Su vida, como la de todo adolescente, será un largo camino para lograr lo que quiere; por ahora, formar parte de una Universidad de prestigio y superar la iniciación sexual, un poco accidentada, como mejor pueda.
Greta Gerwig, la directora de este filme, forma parte del círculo de artistas independientes (indie). Actriz por varios años de pequeños papeles ("A Roma con amor", de Woody Allen), ligada a proyectos y realizaciones no comerciales, incluso la co-dirección fílmica, se involucró con este proyecto a los 33 años y obtiene por "Lady Bird" cinco nominaciones para el Oscar.

DESTINOS PARALELOS
"Lady Bird" no es la biografía de Gerwig, según la directora. Aunque ella, como Lady Bird, haya nacido en Sacramento, sea hija de una enfermera y haya asistido a una escuela católica, todas coincidencias de sus destinos. El filme es lo que se conoce como obra de aprendizaje, de formación (los alemanes lo llaman bildungsroman), donde se asiste al desarrollo de un personaje, que luego asume la condición de individuo. Claro que este caso no es la evolución de un genio ni alguien especial. Es simplemente alguien como cualquiera de nosotros, de clase media, crítico del hogar y los compañeros en la infancia y la adolescencia, medianamente peleado con los padres y muy creído de su superioridad.
Sencilla hasta la simplicidad, emotiva especialmente en la ambigua relación con la madre (estupenda Laurie Metcalf) o en la espontánea compañía de su colega de andanzas (Beanie Feldstein), "Lady Bird" produce identificación con el público. Si sumamos al guión, el humor de los diálogos y la destacada interpretación de Saoirse Ronan ("Expiación"), un prodigio de naturalidad, el milagro es completo.

Calificación: Muy buena