Llop, otra víctima de un Newell´s que insiste en hacerse goles en contra

El técnico dejó su puesto luego de una insólita polémica con los dirigentes, quienes lo acusaban de permanecer en el cargo sólo por una cuestión económica. Increíble pero real, los directivos se atreven a atacar a un hombre que es parte de la historia grande del club. A veces, cualquier excusa vale para ocultar las pésimas administraciones.

“Con esta gente no se puede trabajar porque se generó un clima muy adverso y nocivo. No vine a Newell´s para ganar plata, sino porque quiero al club. Me quería quedar porque estoy seguro que el equipo va a arrancar y en dos o tres fechas íbamos a andar bien”.  Frustrado, traicionado, Juan Manuel Llop pronunció estas palabras minutos después de que se concretara su salida de Newell´s, el club al que había llegado en junio del año pasado, el club del que es un símbolo, pero en el que fue bastardeado salvajemente por un grupo de dirigentes que poco hicieron para evitar que hoy la mitad rojinegra de Rosario ande por la vida con la cabeza gacha y contando las monedas para llegar a fin de mes.

El Chocho podría haber dejado su puesto simplemente por el hábito de los dirigentes de tirar técnicos por la ventana como consecuencia de los malos resultados. El equipo leproso cosechó apenas 13 puntos en 16 fechas de la Superliga y viene de perder con Colón y San Lorenzo. Si bien antes había derrotado a Arsenal y Estudiantes, apenas sumó cuatro triunfos en el torneo. Parecería que había motivos futbolísticos para prescindir del entrenador…

Ahora bien, para considerar que existen razones deportivas para remover a un DT también habría que tener en cuenta qué herramientas le brindaron para hacer su trabajo. Llop debió hacerse cargo de un plantel devastado, sin figuras y con mayoría de juveniles nacidos en esa inagotable cantera que parece resistirse a los malos manejos de las autoridades del club.  Apenas una docena de futbolistas (los arqueros Luciano Pocrnjic, Nelson Ibáñez y Sebastián D´Angelo, los defensores José San Román, Bruno Bianchi, Fernando Evangelista, Fabricio Fontanini y Juan Sills, los mediocampistas Hernán Bernardello, Víctor Figueroa y Brian Sarmiento y el delantero Luis Leal) supera los 25 años. El resto son pibes que, a fuerza de golpes, intentan hacerse hombres en el mundo del fútbol. Por si fuera poco, este año hasta se fueron algunos de los que pocos meses antes se habían sumado como refuerzos, tales los casos del atacante Mauro Guevgeozian y el volante Nery Leyes.

Pero no. A Llop no lo forzaron a renunciar por la deficiente campaña. Hace unos días, el vicepresidente primero Juan Matías le dijo a un periodista que el Chocho era “un traidor, porque se quiere quedar solamente para cobrar todo su contrato”.  No bien se enteró de ese comentario, Llop terminó por convencerse de que no tenía sentido seguir. Por más que confiara en el plantel y en sus posibilidades de mejorar la deficiente campaña, entendió que las prioridades estaban completamente desvirtuadas en Newell´s, una entidad a la que le cuesta horrores presentar los libres de deuda que exige la Superliga para no sufrir descuento de puntos. De hecho, hace unos meses se hizo efectiva esa sanción justamente porque las cuentas no están al día, producto de una administración que viene dando golpes despiadados a una institución que supo ser modelo.

Para desvirtuar cualquier duda sobre las motivaciones del DT para continuar en el cargo bastaría con acotar que convino cobrar sólo hasta febrero, es decir no le va a sacar al club un peso más de lo que le corresponde por el tiempo trabajado.

Ya no importa que esta comisión directiva haya ido a buscar a Llop consciente de que su presencia era una suerte de escudo que podía protegerla de cualquier ataque. Recurrieron a él como suele hacerse con los hombres con pasado glorioso en un club en períodos de crisis. No lo respetaron, como tampoco lo hicieron los hinchas que en la conferencia de prensa posterior a la caída a manos de Colón osaron insultarlo y exigirle que se fuera.

Llop no es el malo de la película. Todo lo contrario. Si el estadio del Parque la Independencia fue bautizado Marcelo Bielsa, cualquier sector de tribunas, plateas, palcos o lo que fuera, podría llevar tranquilamente el nombre del Chocho, con la misma justicia que habría si ese mismo tributo se hiciera con Gerardo Martino, Mario Zanabria, Alfredo Obberti, Américo Gallego, Maximiliano Rodríguez o cuanta figura quiera rescatarse de la rica historia leprosa.

Los malos de la película son el presidente Eduardo Bermúdez, dirigentes como el vicepresidente Cristian D´Amico, Matías o el secretario José Menchón, quienes ya el domingo, después de la derrota a manos de San Lorenzo, habían intentado forzar la salida del técnico.

Estos mismos dirigentes contribuyeron a la partida de Diego Osella en momentos en que la campaña era muy buena. También mantuvieron un prolongado conflicto con los futbolistas por las deudas que se acumulaban y que terminó en la salida sin pena ni gloria de ídolos como Maxi Rodríguez o Ignacio Scocco, quien optaron por irse cansados de remar contra la corriente.

Dispuestos a no aceptar culpa alguna y a repetir hasta el cansancio que el problema de Newell´s era el dinero que Llop quería sacarle al club, los directivos ahora están abocados a la contratación del nuevo técnico (Gustavo Quinteros, Mariano Soso, Rolando Schiavi y Omar De Felippe son los candidatos). Ellos, los miembros de la comisión directiva, no regaron el césped del Coloso con su sudor como el Chocho. Ellos juegan un partido en el que La Lepra pierde por goleada.