"La caída de Wall Street tal vez sea un regreso a la normalidad"

El mercado puede estar ejecutando una correción tras dos años de alzas constantes, afirma José Siaba Serrate. Los inversores tomaron posiciones de riesgo, ganaron y se envalentonaron, asegura el economista. La otra posibilidad es que la plaza se esté anticipando a cambios en el ciclo económico.

Arrecian los malos presagios en Wall Street. La inesperada baja de las acciones disparó pronósticos de catástrofe, azuzados por los especialistas. Los inversores capean el temporal, pero no vislumbran el fin de la tormenta. ¿Será una simple corrección de mercado o el preludio de otra crisis a escala global?

"La realidad es que la Bolsa de Estados Unidos venía de subir sin interrupción un 40% desde el mes de febrero de 2016. Esto quiere decir que fue cosechando ganancias durante dos años", explica el economista José Siaba Serrate, experto bursátil.

Y agrega: "Pensemos que la Bolsa estuvo en alza, subiendo ronda tras ronda durante todo 2017. Un 40% de ganancia es una cifra enorme. Y todo esto se dio durante un período de tiempo en el que no hubo caídas mayores al 5%. Eso revelaba un optimismo muy grande, quizás exagerado por parte de los inversores".

-¿Se trata de una simple correción del mercado?

-Ni siquiera es una corrección de manual, que ocurre cuando la caída es del 10%. Claro que ahora esta baja parece eterna. El mercado depura y gana confianza tras una limpieza más profunda. Hay que esperar y ver la combinación de magnitudes, ruedas y tiempo. Cuando se compruebe que hizo pie la Bolsa, habrá mayor calma. En las primeras caídas, tras un período largo de alzas, la gente se apura por comprar en el primer retroceso. Y a veces luego, lo que parecía ser un buen negocio, no lo era. Entonces caen en la desesperación.

-¿Hay un componente psicológico en todo esto, de contagio?

-La última caída fuerte fue en enero del 2016. Entonces fueron 40 días de pesimismo. La gente se olvidó por completo de aquello y dicen que es relativa. En medio de ese pesimismo Jamie Damon, el CEO de JP Morgan, sacó dinero de su bolsillo y compró acciones del banco para demostrar que los temores eran infundados. Quiso dar el ejemplo de que no había razones para temer. Pagó 55 dólares las acciones que hoy cotizan a 111.

EL FUTURO

-¿Hacia donde puede derivar todo esto?

-Esta situación actual en la Bolsa puede tener dos destinos. Uno es que se trate simplemente de una corrección lógica y demorada de los mercados, una reacción tardía. Podría haber sucedido tranquilamente el año pasado. Tal vez sea sólo un movimiento correctivo y que no refleje más que eso, una pura dinámica de mercado. La idea de que la gente se iba a desprender de los bonos generó algunos problemas. Además, las declaraciones de Donald Trump y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, de que querían primero un dólar débil y luego un dólar fuerte provocaron incertidumbre. A todo esto se le suma la extraordinaria suba del bitcoin. Hubo mucho ruido, pero las acciones se mantuvieron al margen. Hasta que el clima general las envolvió también a ellas. Los activos llegaron más lejos de lo que uno se imaginaba. Tal vez esto se trate simplemente de una vuelta a la normalidad.

-¿Cuál es la otra posibilidad?

-Que esta baja en Wall Street sea el reflejo de un problema más grave, más serio. Algo que empieza de esta manera y luego se evidencia con una crisis. Es cierto que en materia de inflación hay presiones, sobre todo con los salarios en los Estados Unidos. En diciembre la inflación núcleo subió 0,3%, que es fuerte. Si se la anualiza, llega al 3%. Eso erosionó la confianza en los tenedores de bonos. La economía está creciendo muy rápido y genera ruidos.

-Trump dijo que en otros tiempos las buenas noticias económicas hacían subir a la Bolsa. ¿No alcanza ahora con eso?

-La Bolsa se anticipa siempre, y empieza a bajar cuando llegan las buenas noticias. De allí el lema de comprar con el rumor y vender con la noticia. La economía estadounidense hoy está muy fuerte, y la Bolsa reaccionó a esto con mucha antelación. Ahora puede caer porque subió mucho más de lo que lo hizo la economía. Otro problema que existe es, nuevamente, la lectura que se haga sobre la inflación. El número de los salarios estuvo subiendo en enero. Acá hay una reacción de preocupación o de duda de cuál es la verdadera fortaleza de la economía americana. Sin dudas se está dando un recalentamiento. La reforma tributaria le dio más plata a la gente. Con pleno empleo, las empresas anunciaron gratificaciones y aumentos de salarios.

-¿La Bolsa olfatea este recalentamiento?

-A la Bolsa le cayó la ficha tras dos años con muchos problemas, por ejemplo con Corea del Norte. Hubo problemas en gran cantidad y no repercutían en los mercados. La Bolsa tuvo esa capacidad para abstraerse y apostó a favor del Gobierno. Wall Street se vino expresando con un marcado optimismo, algo extraordinario, y anticipó esta fortaleza que exhibe la economía. La Bolsa apostó a favor de Trump y de la rebaja de impuestos, luego de que el presidente, con mayoría en el Congreso, fracasara en su intento por reformar el sistema de salud. Enero fue espectacular en materia de rendimientos. Se consiguieron los objetivos que se habían planteado para fin de año en un mes. Ahora es difícil predecir lo que va a ocurrir.

-¿Hay temor?

-Tal vez exista cierto temor a que la economía se haya recalentado de más y que ahora el Gobierno intente revisar y enfriar, moderar el crecimiento. Tal vez haya también una respuesta más agresiva de la Fed. Quizás no sean tres las subas de la tasa, sino más. A veces los analistas se toman de un solo dato y arman toda una historia negativa.

LA BURBUJA

-Carl Icahn, un hombre fuerte del mercado, habló de implosión y burbuja. De mucho dinero ingresando en los Fondos Comunes, casi sin control. ¿Es así?

-Hubo una entrada récord de plata fresca a los fondos comunes y a las acciones. Esa es una típica señal de tope y euforia. Esa señal potente es mala porque todo el mundo está comprando. Luego hay que ver qué hace el inversor con esa cartera. En los últimos meses ha habido un cambio muy marcado en la voluntad de tomar riesgo.

-¿El inversor es más arriesgado?

-Durante buena parte de este mercado alcista que comenzó en marzo del 2009, durante la gestión Obama, el patrón era que la Bolsa subía pero la gente desconfiaba. El dinero iba mayormente a los bonos. Eso se quebró el año pasado. Los inversores institucionales y los minoristas tomaron posiciones de mayor riesgo, les fue bien y se envalentonaron. Cuando es así, la situación se vuelve complicada. Llevará más tiempo depurar todo esto. Habrá gente incómoda que se encuentra con este escenario que no tenía prevista cuando invirtió. Tal vez deban mal vender, perder dinero, hasta que se forme un piso más sólido para la Bolsa.

-¿Se puede estar cocinando algo similar a lo que ocurrió con las hipotecas subprime?

-El caso más visible es la fiebre por las criptomonedas. Pero también las tasas bajas por mucho tiempo y la baja volatilidad generaron este clima. Puede haber también problemas en otras áreas, como que las empresas estén muy apalancadas, sacando provecho de esto. Eso es una dificultad, pero uno no lo sabe normalmente. Hasta tener el golpe no se sabe si efectivamente no aparece un jugador importante del mercado con problemas.

LAS TASAS

-¿Se descuenta una suba de las tasas de interés?

-Es el escenario más probable. La verdad es que mucha gente de la Fed está hablando y dicen que no hay razones para acelerar. La Junta de Gobernadores tiene siete miembros, pero hoy hay sólo tres. Quedan cuatro vacantes. El mensaje es que no hace falta ser más agresivos en materia de tasas. Tres subas es un enfoque gradual, suave, de ajuste. Eso no genera preocupación. Cuatro aumentos tampoco es un ejercicio problemático, algo como apretar las clavijas. La inflación puede subir, pero está por debajo de la meta desde hace 5 años. No hay nada aún que sea motivo de preocupación.

-¿Se está gestando un cambio de época?

-La respuesta de la Fed está. Habrá suba de tasas, pero no es claro que el aumento de salarios pase a precios. Es cierto que la economía está más sólida en Estados Unidos y la rebaja impositiva le mete más presión. Quizás Trump jugó a destiempo en dos planos: con los paquetes de política fiscal y reemplazando a Janett Yellen. Ahora tiene una Fed a medio armar.