DE QUE SE HABLA HOY

Otra vez Juliana fue nuestra mejor embajadora

Una vez más la presencia de la primera dama Juliana Awada marca la diferencia en las delegaciones presidenciales de nuestro país. Ustedes me podrán tildar de cursi, de alcahuete, de superficial y otras cosas pero yo tengo que ser sincero.

A mí me gusta más lo lindo que lo feo, lo rico que lo desagradable, lo limpio que lo sucio, lo refinado que lo tosco y ando así por esta vida tan llena de todo esto. Ayer, cuando la representación argentina con el presidente Mauricio Macri a la cabeza aterrizó en Moscú y ella apareció por la escalerilla del avión, todas las miradas fueron hacia Juliana que lucía un traje blanco, un sweater color crudo y un sombrero de los llamados balde o pescador con muchas reminiscencias rusas, que le dio ese toque especial como para que todos supieran que ella sabía bien dónde había llegado.

Sutil para bajar los peldaños, sonriente pero sin exagerar, la mujer que representa a todas las mujeres argentinas (no importa el signo político, no seamos enfermizos) las hizo quedar más que bien. Juliana tiene estilo y sabe llevarlo sin estridencias, sin toneladas de maquillaje, sin anteojos que ocultan defectos, lejos, muy lejos de lo vulgar. Un lujo para Macri porque hasta ahora en cada una de sus giras aunque políticamente no hayan sido las más exitosas, todos los medios de comunicación han elogiado sin omitir detalles a nuestra primera dama, dedicándole enormes espacios. A mí me gusta que quien sea la imagen de la Argentina sea distinguida por su elegancia, sobriedad y buen gusto. ¿A usted no? ¿A usted le gustaría que sus hijos, que son la proyección de su imagen, sean conocidos como "impresentables"? Esto es lo mismo, después vendrá el análisis de lo hecho en esta gira por los políticos, pero lo importante es que tenemos una de las más bellas tarjetas de presentación que puedan tenerse y tenemos que estar contentos con esto. Ayer, Juliana Awada volvió a encandilar al mundo con su look y su encanto personal. Debemos celebrar esto y no caer en las críticas fáciles cargadas de resentimientos o envidias. Por un momento no seamos ?tan tan tan? argentinos y veamos las cosas con ojos más abiertos, como los que el mundo tiene para con nuestra primera dama. No resulta lógico suponer que para todos es una mujer maravillosa menos para nosotros. Ayer Juliana en Moscú consiguió que se hablara elogiosamente de nuestro país a través de su estilo y su encanto, después, en las mesas de negociación se discutirá si nuestros granos son buenos para hacer pan ruso o si nuestros vinos se adaptan a la estepa siberiana. Lo que importa es que hablan bien de nosotros y sobre todo, si lo que se dice tiene fundamentos, y en este caso le sobran.

V. CORDERO