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El uso de internet y la ausencia familiar

"...Padre, por qué me has abandonado"".

(Lamento de Jesús en el Gólgota-Evangelios).

Los textos religiosos son una forma de interpretar las angustias más profundas del ser humano. Grandes filósofos y pensadores, muchos de ellos agnósticos, hicieron de la lectura de textos de distintas religiones una forma de entender el dolor y las esperanzas humanas. El lamento de Jesús en el Gólgota resuena en mí permanentemente cuando analizo, escucho y trato historias de jóvenes con distintas formas de malestar. Pareciera que ellos también me dicen: ""...Padre, por qué me has abandonado".

Un paciente me comentaba: "...de mi padre sólo tengo el número de su celular... a veces atiende y otras no". Tecnologías y no palabras con piel: drama de hoy.

La cultura basada en los Twitter, Facebook, mensajes on line en tiempo real, Instagram, snapchat, play station, juegos, etcétera, conforman un riesgo y una oportunidad. Si asume un aspecto totalitario y de dominio absoluto de nuestras vidas, los problemas de salud mental y de alejamiento de la realidad, que ya se notan, serán grandes y máxime cuando se da en el marco de una fractura de los sistemas de contención familiar y social.

La abolición de la palabra y del acompañamiento emocional deja a los niños sometidos a un aparato de imágenes y esto es la base de la desorganización de la estructura social y de las subjetividades. Crisis quizás de la época. Caída del lenguaje en la intersubjetividad.

ABANDONOS Y CONSECUENCIAS

El abandono trae vacío. No se puede crecer en el vacío. El vacío, entonces, habrá que llenarlo. Drogas, alcohol, vorágine, tribus, "fichines", sexo adictivo, compras compulsivas, tecnologías para suplantar compañía. Imágenes más imágenes. Ruidos para llenar el vacío. Entrada en lo inauténtico. Mundo virtual pero no real.

Todos los días vemos nuevas familias en donde no existe un vínculo lingüístico, comunicacional y afectivo que los congrega. Está el padre, la madre, la heladera, el televisor, las computadoras, multitud de celulares, etcétera. Es más importante el vínculo con el televisor y el celular que con los padres. Los padres están lejos aun estando cerca. Nadie habla y todos en su "autismo" están frente a un celular.

La soledad los convoca para perderse en la imagen coloreada o en la espera irritada y ansiosa de una imagen o de un sonido. No hay diálogo. Nadie se humaniza ahí. En otros es la heladera el único contacto.
Estamos viviendo la coexistencia de dos espacios de comunicación; uno en avance absoluto como lo es el virtual y el otro lingüístico y afectivo en franco descenso. El ciberespacio es lo fundamental y esto ataca los fundamentos de la educación infantil.

DATOS DE LA EPOCA

Dos tercios de los niños de 10 y 11 años cuentan con un celular con acceso a Internet y más del 90 % de la población a partir de los 15 años. En sus manos tienen una herramienta de comunicación y ocio extraordinaria, pero con riesgos psicosociales que van desde la adicción, la perdida de atención, problemas auditivos, de vista y percepción errónea de la realidad. Más de un 50% de los jóvenes se pasa más de cinco horas diarias enganchados a Internet, por lo que se ha convertido en una herramienta fuera de control. (Datos del Observatorio Europeo de Tecnologías-2016). Además los "youtubers" y blogueros se han convertido en personas de referencia de identidad. Es un índice de prestigio.

La tecnología es un instrumento o determina comportamientos; esta es la pregunta que muchos se hacen. Tendría que ser un instrumento pero en las condiciones actuales de "inermidad simbólica" determina comportamientos, modela cerebros, genera compulsiones ideativas a consumir tecnología e impulsos a ejecutarla más allá de los horarios e incluso perdiendo horas de sueño y de comidas. Lo que representaría una oportunidad para ampliar nuestros conocimientos y perspectivas del mundo se convierte en un riesgo para la salud mental.

Quien no use redes sociales quedará fuera de los grupos que hoy parecen gestionarse y organizarse a partir de la tecnología, y que además comprende los procesos de marginación de los "raros" o "independientes". La falla temporal de los dispositivos (del ordenador o el móvil) pueden hacer sentir una verdadera incomunicación; todo parece pasar por las redes sociales y las cosas que pasan fuera se gestionan y preparan en ellas. No estar integrado en las redes sociales, incluso no estarlo en tiempo real, se interpreta como perder oportunidades en las relaciones personales: hay que estar siempre conectado "por si acaso".

Hay un yo-online que debe estar conectado con un yo-offline para ser eficaz. Eso parece ocupar todos los espacios de la subjetividad. El índice de realidad (que en realidad puede ser de i-realidad) pasa por Internet y la presencia del otro más que una invitación a un desarrollo personal parece ser un obstáculo para seguir "enganchado" a este mundo virtual.