La cultura afro también late en Buenos Aires

Descendientes y nuevas investigaciones buscan rescatar la fuerte presencia de estos grupos, muchas veces ignorados por la historia. Periódicos del siglo XIX de esta colectividad muestran su actividad en diferentes oficios y profesiones. Relegados en cargos políticos, sufrieron discriminación y olvido. Hoy buscan hacerse visibles sin perder identidad.

Bajaron de los barcos para ser utilizados como esclavos en tiempos de la Colonia, y a pesar de las prohibiciones y castigos, no pudieron callarlos. Los afrodescendientes también han dejado su impronta en el país con sus costumbres, cantos, música, poesía, ciencia y lenguaje.

Sin embargo, es poco lo que se reconoce de sus influencias y de su participación en la construcción de la Argentina. Así lo explica Lea Geler, investigadora del Conicet y del Grupo de Estudios Afrolatinoamericanos (GEALA) que pertenece al instituto de Historia Emilio Ravignani de la UBA.

"Mi investigación se basó sobre todo en los periódicos que tenían los afroporteños de Buenos Aires, más o menos en 1880 cuando se estaba armando el estado Nación. Asume Roca la presidencia y el estado se consolida, era un país dominado por la oligarquía", señala la investigadora a La Prensa.

"Es en ese momento -continúa- en que también la historia empieza a escribirse. Se consolida esta idea de que los negros está desapareciendo de la Argentina. Esta idea de la desaparición está basada en distintas hipótesis que de algún modo u otro la población creyó o reprodujo".

LAS HIPOTESIS

Geler destaca que entre los discursos quedó el hecho de que murieron en las epidemias de fiebre amarilla, o los usaban en los batallones de negros como carne de cañón de las diferentes guerras. Luego el mestizaje terminó por hacer desaparecer a la cultura afro.

Fue recién hacia fines del siglo XX que se empezaron a cuestionar estos discursos. "Estas hipótesis no se sostenían por ningún lado. No hay ninguna población que haya muerto por fiebre amarilla, y aunque los batallones de pardos y negros iban a la guerra en gran proporción, no todos murieron, muchísimos desertaron, muchos escaparon o no fueron, y muchos volvieron. Además estaban las esposas, los ancianos, los niños que quedaban. No se puede decir entonces que la etnia afro desapareció".

"¿Que quiere decir, que se volvieron blancos? ¿No hubo más pardos, mulatos? ¿No hubo mestizos? Esto respondió a construir un país blanco y europeo", expresa la investigadora.

Las voces de aquellos descendientes fueron calladas hasta fines de los 80 y principios de los 90 cuando las organizaciones afro se hicieron visibles.

"Nunca habían desaparecido sino que habían soportado décadas de invisibilización y extranjerización. Que vayan caminando por la calle y le pregunten de donde sos, cuando tienen más generaciones de argentinos que los descendientes de inmigrantes europeos", comenta Geler.

SUS TRABAJOS

Hacia fines del siglo XIX van desapareciendo los datos ya que el censo no lo registra. Sin embargo los afrodescendientes están presentes. "En Buenos Aires se dedicaron a todo. Fueron alcanzados por el sistema de educación obligatorio. Para 1882 había un primer notario afro que se recibió en la universidad de Buenos Aires".

Geler también menciona músicos, militares de carrera, vendedores de comercio, puesteros en los mercados, hojalateros, en venta de comidas, maestros, profesores de pintura.

"Fortunato de Aguirre era un artista plástico que daba clases en el colegio nacional de Buenos Aires y tenía su taller de pintura. Había obreros, estibadores de puerto. Muchas mujeres eran parteras y tenían que estar habilitadas por la Universidad de Buenos Aires, tenían sus cursos".

También había discriminación. "Esto se observa más en los colegios algo que llega al día de hoy. Hubo una ocasión donde se prohibió la entrada a negros y mulatos a unos salones de carnaval que ellos se movilizaron, hicieron manifestaciones, cartas de repulsa y el estado tuvo que salir a defenderlos".

También se quejaban que no podían ascender a determinados puestos. "No llegaban a puestos de representatividad. Ellos eran muy activos políticamente, ya votaban cuando los inmigrantes aún no eran ciudadanos argentinos. Se movilizaban, tenían muchas redes políticas, pero nunca llegaban a cumplirles las promesas que se les hacían desde los grandes partidos políticos".

Para principios del siglo XX desaparecen los testimonios." No hay publicaciones en los reservorios públicos. Hay que buscar estas u otras publicaciones pero no se saben donde están".

"Ellos fueron la base de lo que se llamó después la cultura urbana popular -resalta Geler-. Tenés el tango, la milonga, los compadritos, todo tiene su influencia afro".

GRAN PRESENCIA

Muchos de ellos vinieron de Angola, El Congo. Se estima que en Buenos Aires llegó a haber un 30 por ciento de población afrodescendiente americana. Y en provincias como Santiago del Estero y Tucumán hubo más del 60 por ciento, población africana o afrocriolla.

Con los años empezaron a juntarse con otras colectividades. "Se formaban parejas que tenían que vencer el prejuicio de sus padres. Había conflicto pero buena convivencia".

Además de los afrodescendientes que llegaron como esclavos, Geler destaca también la inmigración caboverdiana. "Vinieron a fines del siglo XIX y hasta la primera mitad del siglo XX. Como trabajaban en el puerto, se asentaron en zonas portuarias como Ensenada, Dock Sud, Mar del Plata. Tienen asociaciones de ayuda mutua de las más antiguas del país".

La especialista destaca que los caboverdeanos son de los más activos en este tiempo para que la comunidad afro sea revisibilizada. "Es distinto a quienes vinieron esclavizados. Ellos vinieron buscando una mejor vida. Entraron con pasaporte portugués, ya que eran colonia de ese país".
Ya en las últimas décadas del siglo pasado empezaron a venir migraciones afrolatinoamericanas. Colombianos, cubanos, afrobrasileros. Ellos empezaron a promover el tema de la cultura afro.

ENTRE PREJUICIOS

Sergina Boa Morte llegó como muchos otros compatriotas de Brasil hace ya varios años. "Soy de San Pablo, y como bailarina y cantante había ido a hacer una gira a Rusia con grandes músicos como Zamba Quipildor y Raúl Barboza. Allí me invitaron a conocer Buenos Aires y vine".

Sergina llegó con bastante miedo a Buenos Aires -corrían los años 70- porque le habían dicho que aquí eran racistas. "Me quedé encerrada en el hotel unas horas hasta que tuve mucho hambre y salí. La gente me miraba mucho, y yo tenía miedo a que me pasara algo. Tomé un taxi y cuando bajé del taxi, estaba un canillita vendiendo el diario, y gritó "extra, extra", novedad en Buenos Aires, pensé que iba a hablar de mi".

"Cuando empecé a caminar, la gente me codeaba o me tocaba el pelo. Me decían ¿no tenés la "figa", la manito de la suerte?, me preguntaba si hacía trabajos de brujería, son prejuicios que siguen hasta el día de hoy".

Sergina se empleó poco después en una casa de familia. "Recuerdo que la señora de la casa se quería quedar con mi pasaporte"". Al tiempo casi pierde la vida en un accidente de tránsito.
Sergina estuvo internada varios meses en el hospital Ramos Mejía.

"No me dejaban mirarme al espejo, me salvé de milagro", cuenta. Tras abandonar el hospital comenzó con su militancia para que se conociera más sobre la cultura afro.

EL DESPERTAR

"Me puse en contacto con la embajada de Brasil. Al contactarme con gente me di cuenta que la problemática afro acá siempre fue constante, me veía yo sola, me preguntaba donde están los afros acá. Me fueron contando historias de que a los hombres los mandaron a la guerra y quedaron las mujeres y estas se fueron casando con blancos y se fueron blanqueando".

"Pero esto no era tan así -continúa- hubo muchos referentes afro. Me encontré con Miriam Gómez de Cabo Verde, Nélida Obelia, Adriana Izquierdo y otros referentes afro. Ahí caminamos todos juntos". Cuenta Sergina que se calcula que en el país hay unos 2 millones de afrodescendientes.

El problema, dice, es que muchos lo fueron negando. "Hay que concientizar a las personas para que se identifiquen como afrodescendientes. Hay gente que dice que su familia siempre lo negó. Hay personas que quieren decirlo y otros que no".

La mujer señala que se fue dando una mixtura entre diferentes grupos. Por ejemplo en provincias como Chaco y Misiones aparece una descendencia de la unión entre parejas de pueblos originarios y afro.

En estos años Sergina ha sufrido xenofobia. "Me dijeron negra de m... por qué no vuelves a tu país. Tengo una amiga brasileña casada con un ingeniero que trajo a su hermano para trabajar porque estaba reconstruyendo su casa. Y una vecina lo denunció diciendo que había un extranjero negro trabajando y por ende no quería que estuviera en su barrio". De todas formas dice que en la Argentina vivió también hermosos momentos.

LA DISCRIMINACION

Se suma a la charla Estefanía, la hija de Sergina, quien por su impronta Afro, cuenta, también sufrió ataques. "Mi infancia fue bastante tortuosa, y hoy en el día a día también ya que por ser afrodescendiente tengo que cumplir de cierta manera sexualmente o llamo más la atención, o se piensa que trabajo solo con el cuerpo".

La joven señala que también tuvo muchas burlas por su pelo. "Estuve 22 años con el pelo atado, porque cuando mi mamá no me hacía un peinado distinto, me atrevía a usar el pelo suelto y estaban todo el día tirando papelitos a mi pelo, donde quedaban enganchados".

De todas formar con los años pasó a defender a sus raíces. "Toda mi vida mi madre me inculcó de cuales eran mis raíces, no renegar de ellas, sentirme orgullosa. Siempre nos empoderó un montón. De grande ya me interesé más, a nutrirme de mi familia, la lucha, que el tener el pelo suelto es un movimiento político, tenemos que ganarnos los espacios ya que nadie nos lo va a dar".

Dice la joven, que pertenece al colectivo LGBT que "al día de hoy tenemos discriminación y negación completa en lo que al argentino se refiere. Seguimos siendo señalados como que fallecimos con la fiebre amarilla y en las guerras. Que no hubo descendencia, como si fuéramos dinosaurios. Pero hay un montón de gente que existe. Hay que hablar y reinformar sobre estas cuestiones. Poder reeducar a la sociedad".