El 2018 promete volatilidad al bitcoin

Mucha gente que no conoce los mercados cree que un activo tiene un valor por sí mismo. El 2017 fue el año en que la criptomoneda se lanzó al estrellato; como suele ocurrir cuando algo se pone de moda, surgen fanáticos y también detractores.

POR Roberto Ruarte *

El bitcoin, la criptomoneda más emblemática de las existentes, fue noticia el miércoles pasado al descender debajo de los 10,000 dólares; en valores intradía tocó 9.222 dólares para negociar nuevamente arriba de los 10.000 al momento de escribir este artículo.

El año 2017 será difícil de olvidar para los bitcoineros porque fue el año en que la criptomoneda se lanzó al estrellato; como suele ocurrir cuando algo se pone de moda, surgen fanáticos y también detractores.

El bitcoin empezó el año 2017 en niveles apenas debajo de los 1.000 dólares para terminar el 31 de diciembre en niveles de 13.880, luego de tocar un pico en diciembre de 19.666 dólares en algunos Exchange, un rendimiento del 1.288%. En el año la catapultó como la inversión del año, superando a cualquier rendimiento en activos financieros, opacado solamente por otras criptomonedas que hicieron su explosión el año pasado.

Los detractores van de considerar al bitcoin como una burbuja a otros más agresivos, que lo consideran una estafa. Los fanáticos que han recogido cuantiosas ganancias en siete años -un producto que nació valiendo 0,06 centavos de dólares y llegó a 19.666- dicen que es la tecnología del futuro, que muchos no la entienden y que en realidad puede continuar su crecimiento exponencial de precios de los últimos siete años.

Nuestra opinión siempre es técnica, somos analistas técnicos que miramos gráficas de precios, asumiendo que los precios tienen la información más valiosa. Todo lo que cotiza genera patrones o figuras que pueden interpretarse y los especuladores se acercan a los mercados cuando estos son noticias, tanto en las buenas como en las malas, para producir una exageración en las grandes subidas como en las bajadas.

CUANTO VALE
 
Mucha gente que no entiende los mercados financieros cree que el valor de una moneda, de un activo, de una acción, de un bono, tiene un valor por sí mismo. Algunos hablan de un valor de equilibrio; los que llevamos más de 30 años en esto podemos dar fe que en realidad muchos de los participantes especulan y exacerban la parte buena del ciclo como la parte mala del ciclo de un activo. Compran algo porque tienen tendencia positiva y lo venden cuando tienen tendencia negativa, clásicos seguidores de tendencia, algunas veces sin entender lo que compran o lo que venden.

Al listarse en diciembre en los principales mercados de futuros de Chicago, el bitcoin ahora sí está al alcance de todos los especuladores: los chicos, medianos y grandes, los que apuestan que puede seguir subiendo como los que creen que colapsará. De hecho, si nos guiamos desde las primeras operaciones en Chicago, los especuladores han vendido y no comprado el bitcoin. El techo de 19.666 dólares se marcó días después de su debut en Chicago de sus futuros y desde allí ha perdido el 50% de su valor.

Los fanáticos de las criptomonedas descalifican cualquier opinión sobre las mismas por no ser experto o conocedor de la tecnología. De hecho, personalmente no lo soy, solo opino como observador de más de 30 años de las gráficas de diferentes mercados. Me tomó cinco años conocer físicamente una rupia o un taibat, monedas de Indonesia y de Tailandia, después de haber asesorado exitosamente en la crisis de 1997 la depreciación y luego la apreciación de las mismas.
Mi trade más exitoso de la historia fue asesorando a un inversor en la gran caída del Nikkei de la Bolsa de Tokio, que todavía no he tenido el gusto de conocer dicho país, mucho menos su Bolsa, y en aquellos momentos -en 1990, sin conocer a detalle su economía-, solo evaluando el principal componente de los precios la psicología de masas y la exponencial subida que había ocurrido en Tokio en su Bolsa desde 1952 a 1989.

ERROR COMUN

El error de los fanáticos es considerar que un especulador conoce el producto y lo valora, por eso lo compra; no es así, el especulador compra porque sube y le da un rendimiento, sea una acción, un índice, un commodity, una moneda, una criptomoneda, un tulipán; pero también cuando la tendencia cambia lo vende, y apuesta en contra, es decir el especulador es quien ayuda al valor irracional del mercado.

El mercado se vuelve irracional potenciando las alzas a niveles de euforia, y las bajas, a niveles de pánico o depresión, y el mercado se puede mantener más tiempo irracional que uno solvente. Uno de los casos más emblemáticos fue la subida del petróleo del 2008, el petróleo que había hecho su valle en 1998 subió hacia 2008 a 147 dólares; en 2008 subió en el primer semestre un 80%, para colapsar en solo cuatro meses desde 147 a 33 dólares, un cambio de humor tan abrupto como dramático de producto estrella a producto defenestrado.

Los especuladores potenciaron la subida primero y luego hicieron exponencial su caída, y los mercados de futuros en donde los especuladores solo ponen parte del dinero que compran o venden es el escenario en donde se manifiesta este fenómeno en toda su dimensión.

Al acceder a los mercados de futuro de Chicago, el bitcoin aceptó las reglas del juego: si el mercado es para arriba -como venía siendo en el 2017-, los especuladores potenciarán el movimiento más allá de lo que uno considere racional, dándole la razón a los fanáticos de la nueva tecnología del block chain; pero si ocurre lo inverso, la caída no encuentra rápido soporte o piso y los especuladores pueden transformarse en su peor enemigo apostando masivamente en contra del bitcoin.

Por ahora la caída en términos aritméticos del bitcoin ha recortado el 50% del avance desde los 151 dólares a los 19.666 dólares que se encuentra en los 9.908 puntos, límite aritmético para una onda 4; el 62% se encuentra en los 7.500 puntos. Esta zona se vuelve muy importante para contener la caída e intentar nuevamente subirse a la tendencia alcista abandonada en diciembre en los 19.666.
Debajo de estos niveles el panorama se complicará y los detractores encontrarán el caldo de cultivo para hacer del mismo modo que fuera exponencial la subida. Así será la caída, en términos semilogarítmicos serían niveles de 3.000 dólares y de 1.000 dólares, sin sorprender una exageración que lo lleve nuevamente a tres dígitos de cotización.

El 2018 promete volatilidad en el bitcoin. Esta caída debe ser contenida por los 9.900-7.500 puntos (el miércoles vimos 9.922 y rebotó) para no producir un espiral negativo en la criptomoneda. Si lo consigue y se sube cómodamente a los 15.000-16.000 puntos, los especuladores potenciarán el bitcoin arriba de los 20.000 y volverá la felicidad a los bitcoineros; si ceden los soportes de 9.000 y 7.500, la preocupación actual puede transformarse en pánico, como ocurrió alguna vez en la mayoría de los mercados financieros en los más de 300 años de historia.

* Director y editor de Ruarte Reports. Asesor en mercados financieros.