DE QUE SE HABLA HOY

La nostalgia está llorando porque El Gráfico cerró

La noticia tiene que golpear el corazón de muchos futboleros y amantes de los deportes. La empresa Torneos y Competencia anunció  públicamente que deja de salir la revista El Gráfico que este año hubiera cumplido su centenario. Escuela de periodistas y lectores, EL Gráfico creó un estilo de ver y entender el deporte, fue visionaria y se anticipó a los tiempos. Los lunes la semana empezaba después de leer sus páginas llenas de fotos impactantes y de textos bien escritos, con pasión e inteligencia. Desde 2002 se convirtió en mensuario discontinuando su aparición semanal que había comenzado un 30 de mayo de 1919.

El Gráfico dictaba cátedra a través de la pluma incomparable de genios del periodismo como Osvaldo Ardizzone, capaz de conmover con sus crónicas y convertir un partido de fútbol en una aventura literaria, como aquella entrevista a Carlos Pachamé, el mediocampista de Estudiantes de la Plata todo fuerza y temperamento que don Osvaldo tituló "Sangre que secó el viento al pasar". Su nota sobre el triunfo del juvenil en Tokio en agosto de 1979 tenía un ante título que decía "Estaban los pibes, los globos, los colores, la alegría" y el título definía: "Solo faltaba vos, Walt Disney". Imaginación, talento, genio. Luego estaban las duras sentencias de Dante Panzeri con su filosofía de suponer que el fútbol es dinámica de lo impensado. Y las lecciones de táctica que durante 36 años les dio a los lectores Julio Pasquato, "Juvenal" con sus dibujos de los jugadores y su ubicación en la cancha. El Gráfico muere de pie porque seguirá siendo culto de coleccionistas, referente de los amantes del fútbol, casi un siglo de la historia del deporte argentino ordenada en papel y tinta. Vaya este mínimo homenaje a Carlos Fontanarrosa, el director que supo darle el gran impulso a la revista futbolera por excelencia, el que le dio a maestros de la fotografía como Ricardo Alfieri y Antonio Legarreta libertad de imagen para que cada lunes los lectores encontraran en las páginas de la revista los detalles de cada jugada como nadie podía dárselos.  Lástima que se termine y que tengamos que echarle la culpa a la tecnología, porque fue precisamente la tecnología lo que distinguió a El Gráfico durante su permanencia en los quioscos. Las primeras cámaras Nikon con motor, los primeros faxes, el primer equipo de trasmisión de fotos color vía telefónica, fueron algunos de los elementos con los que El Gráfico actualizaba sus ediciones. La nostalgia hoy sale del túnel a la cancha, cruza la línea de meta, sube al podio, levanta los brazos, llora por el himno. Adiós querida El Gráfico, gracias por tanto.

V. CORDERO