Woody Allen y un melodrama a la antigua, en Coney Island

"La rueda de la maravilla" ("Wonder Wheel", Estados Unidos, 2017). Dirección y guión: Woody Allen. Fotografía: Vittorio Storaro. Actores: Kate Winslet, Justin Timberlake, Juno Temple, Jim Belushi, Max Casella, Tony Sinco y Steve Schimpa. Duración: 103 minutos. Calificación: Apta para mayores de 13 años.

Nueva película de Woody Allen (la número cuarenta y siete), con algún personaje muy Teneesee Williams; a esto se suma un ambiente típico extraído de los recuerdos del director, entonces adolescente (parque de diversiones de Coney Island, década del "50) y ciertas volteretas que aluden a sus humores esperpénticos (niño pirómano) y a sus veleidades autorales (personaje de Mickey, aspirante a escritor).

La historia, contada por un guardavida que oficia de narrador, pasa por Ginny, que parece creerse una Blanche Dubois en decadencia por el solo hecho de haber actuado en versiones barriales de autores importantes. La pobre, ya en los cuarenta y aún atractiva, mata sus penas como mesera, con un marido bruto y bueno pero alcohólico, y un hijo que todo lo convierte en llamas para desesperación de sus instintos maternales. Ginny cree encontrar un paliativo sexual en el guadavidas del balneario, que aspira a ser escritor, pero la aparición de su hijastra joven rompe sus ilusiones.

"La rueda de la maravilla" es un drama de esencia teatral con caídas en el melodrama y un ambiente férico, que toma no el Coney Island real sino el que se recuerda con alegría y nostalgia (mágica mirada del gran Vittorio Storaro que maneja lo fotográfico con recursos de la pintura y la psicología por su carga emotiva).

CIERTA SORPRESA
Los diálogos del filme no se creen demasiado, como algunos de sus personajes (la hijastra, y el guardavidas interpretado por Justin Timberlake). Otros roles están bien construidos, como es el caso de Ginny (en una actuación intensa de Kate Winslet) y su marido (estupendo Jim Belushi), y conviven con el personaje de Mickey que resulta casi indiferente por su escasa empatía.
Una revelación Juno Temple como Carolina, la hijastra, en un filme que tarda en enganchar al espectador y del que uno espera ciertos remates que nunca aparecen y termina dejando a quien mira con cierta sorpresa.

Calificación: Buena.