Sangre, sudor y unos tragos de ron

Hace muchos años ya, recorriendo el Freedom Trail que reproduce el camino de Paul Revere advirtiendo sobre la llegada de los ingleses (camino que según mi hermano tenía más estrellitas que la bandera de Boca Juniors), pude visitar el USS Constitution, también llamado Old Ironsides, nave botada en 1797 y famosa por haber soportado el asedio de los británicos durante la guerra de 1812. ­

Desde 1907 se ha convertido en museo y recorrerla es volver a un pasado glorioso... pero infausto. La sala de cirugía es un muestrario de serruchos de distintos grosores y tamaños, que llenan la estrecha cabina donde hay una pesada mesa de madera que oficia de quirófano, sobre un treage, para que escurriese libremente la sangre sin que moleste al cirujano y lo hiciera resbalar. Allí el paciente (o víctima) era atada, amordazada y embriagado para que el cirujano pudiese obrar con la presteza del caso.­

Al recorrer el USS Constitution uno se pregunta cómo podían convivir en esos estrechos pasillos más de 200 individuos corriendo de un lado al otro en el fragor de la batalla o bamboleándose en medio de una tormenta. ¿Cómo lo toleraban? Muy fácil, con alcohol.­

El consumo de alcohol era una práctica tolerada en la marina británica a lo largo del siglo XVIII y XIX. Según el doctor Gilbert Blane, un respetable cirujano de la Royal Navy, la mayor parte de los accidentes de a bordo eran traumatismos de cráneo, ocasionados cuando los marineros borrachos chocaban sus cabezas contra los mástiles.­

También Blane sostenía que la alta prevalencia de trastornos psiquiátricos entre los marinos se debía a los estragos producidos por el alcohol.­

La relación entre embriaguez y guerra era bien conocida desde la antigüedad. Se afirma que la prohibición a la ingesta de alcohol que instituye Mahoma en el islamismo se debe al alto porcentaje de borrachos en sus ejércitos, circunstancia que dificultaba las maniobras y, por lo tanto, la diseminación de la palabra de Alá.­

Otro cirujano británico, el doctor John Knyveton en su diario publicado en 1751 justifica el uso y abuso del ron (o grogg, como llamaban a esta forma de ron diluida) en las batallas "para exaltar el coraje y entorpecer las emociones..."­

El mismo duque de Wellington en 1812 expresó su preocupación por el gran número de soldados muertos a causa de la embriaguez. En todo caso el duque sabía que no podía prohibirlo, a lo sumo aconsejar su ingesta con moderación.­

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ALIADO DE LA MUERTE­

En 1834 una comisión fue constituida para estudiar el problema del alcoholismo en Gran Bretaña. El estudio se refiere a la situación dentro de las fuerzas armadas, donde la sexta parte de las muertes se debía al "más poderoso aliado de la muerte: la bebida alcohólica". Atribuye a los efectos del alcohol 7 de cada 8 casos de invalidez y 9 de cada 10 actos de insubordinación.­

El alcohol también era utilizado a fin de aprestar al paciente para la cirugía valiéndose, también, de un poco de opio, una mordaza y corpulentos asistentes...­

Un artículo de la prestigiosa revista médica `The Lancet', publicada en 1828, hace referencia a la reducción de una hernia escrotal (el intestino pasa al testículo), acto que demoró 15 minutos, a lo largo de los cuales el paciente ingirió 340 ml de vino oporto sin expresar dolor. De poco le sirvió esta proeza etílica, porque el pobre hombre murió media hora más tarde. El artículo especula sobre las causas del óbito que podrían deberse a un shock infeccioso (con lo que sospechamos que el paciente estaba más cerca del arpa que de la guitarra al ser sometido a la cirugía) o al dudoso origen de la bebida espirituosa.­

El famoso cirujano Robert Liston, en un número del `Edinburgh Medical and Surgical Journal' de 1823, hace referencia al éxito quirúrgico logrado en un caso en que el paciente toleró perfectamente la cirugía gracias a la ingesta de medio litro de whisky. No sabemos si el comentario estaba destinado a señalar la proeza quirúrgica o fomentar el uso de la célebre malta escocesa.­

Aún después del advenimiento del éter como anestésico en 1846, los médicos preparaban a sus pacientes para ser intervenidos administrando generosas dosis de alcohol que los británicos eufónicamente llamaban Spirits.­

Durante la Primera Guerra Mundial, el alcoholismo continuó haciendo estragos porque esta era una de las pocas formas de tolerar la sufrida vida en las trincheras. El ministro David Lloyd George afirmó en 1915 "las bebidas nos causan más daño que los submarinos alemanes".­

Su colega, el inefable Sir Winston Churchill llegó a afirmar que el Royal Navy era `Rum, sodomy and the lash' (Ron, sodomía y látigo), circunstancia que no evitó que el carismático político fuese un gran bebedor, circunstancia que no le impidió llegar a una edad avanzada, afirmando que "yo le saqué más al alcohol de lo que el alcohol me quitó a mí". Quizás fue ésta la excepción que conforma la regla.­