Cambas, un pianista de dos mundos

Emigró a Galicia con la crisis de 2001; ahora volvió para presentar un disco de raíz folklórica. Mercedes Sosa, Jaime Torres, Abel Pintos, Jairo y Luis Landriscina participan de este álbum que el músico considera "de catálogo" por el repertorio inédito y la jerarquía de los invitados.

La historia personal y artística de Juan Carlos Cambas sufrió un quiebre en el año 2001. Pianista de reconocidas cualidades entre sus colegas músicos y cantantes, acababa de grabar un álbum junto a grandes artistas de nuestro folklore, que seguramente se convertiría en un hito dentro de su prominente carrera. Sin embargo, la crisis económica y, más aún, la social, lo empujaron a abandonar el barco y buscar refugio del otro lado del Atlántico, en Galicia, terruño desde el que su madre había partido muchos años antes en busca de un futuro menos duro.

Llegó, admite Cambas, "con una mano atrás y otra adelante". Sacó a relucir su título de arquitecto y consiguió algunas changas; trabajó de todo. La salida de aquel disco soñado quedó postergada hasta encontrar la estabilidad que la Argentina le había negado. Recién en 2007 consiguió hacer una primera edición en España, que le abrió varias puertas por el calibre de los artistas que habían puesto la interpretación al servicio de su piano. En 2009 el álbum fue reeditado a beneficio de un proyecto de rehabilitación de toxicómanos y alcohólicos. El lanzamiento en la Argentina era un sueño cada vez más anhelado.

Finalmente, Cambas llegó ahora a Buenos Aires como músico de la portuguesa Dulce Pontes, para una serie de actuaciones en la Argentina y Chile. Y su visita coincide con la presentación oficial de "Almas en el viento", editado por un sello independiente.

AQUELLOS RECUERDOS

Puesto a repasar la play list, Cambas regala por cada tema una anécdota. Como la razón del encuentro entre Raúl Carnota y Abel Pintos para la grabación del gato "Pecado de juventud". "Abel estaba empezando, era un niño todavía, y a mí encantaba lo que hacía. Un día me contó que su sello discográfico no le permitía grabar este tema de Carnota, quizás porque el contenido es algo denso. Entonces se me ocurrió juntarlos: un consagrado con una promesa que uno ya veía hasta dónde podía llegar. Fue maravilloso; Abel me lo agradeció muchísimo".

"A China Zorrilla la amé desde siempre", cuenta sobre la elección de la actriz uruguaya para grabar el recitado de "Caballo de escarcha", sobre una melodía de Roberto Calvo. "Desde que la vi en "Esperando la carroza" me cautivó su forma de decir. Y sin conocerla, la invité. Fue encantadora, y se emocionó hasta las lágrimas cuando se enteró que Alicia Crest, la autora del poema, había conocido y frecuentado a su padre".

Para Luis Landriscina (que puso la voz en el chamamé "Mujer chaqueña", de su autoría) no tiene Cambas más que palabras de admiración y agradecimiento. "Es un sabio, verdaderamente, y me siento privilegiado de la relación de amistad que hemos cimentado".

Mercedes Sosa había grabado "Güemes, el guerrillero del Norte" muchos años antes, para el filme "Güemes, la patria en armas". "Era muy jovencita cuando lo hizo y yo, que la seguía en cada recital, se lo había escuchado cantar en vivo. Cuando le propuse que lo grabáramos le encantó la idea porque en este aire de chacarera ella usaba todo su registro vocal y yo podía lucirme instrumentalmente". Jairo, Jaime Torres, Domingo Cura, Suma Paz, Cosecha de Agosto y Eduardo Lagos, entre otros, completan el dream team de invitados en este disco que valió la pena esperar tantos años.

MUSICA EN VUELO

-¿Qué sensación lo embarga cuando escucha estas versiones grabadas hace más de quince años?

-No me escucho a menudo, pero con este disco sí lo he hecho y, aunque suene feo que lo diga, creo que es un disco que tiene vuelo, que no es de una época determinada sino que tranquilamente puede ser un disco de catálogo. Principalmente por los invitados, de los cuales ocho ya fallecieron, referentes enormes de nuestra música. Y, por otro lado, por el repertorio, que en su momento era completamente inédito, y por el tipo de arreglos. Muchas veces el folklore se mueve por modas. Ya lo decía Yupanqui: "el que mucho deslumbra, poco alumbra". A mí, en cambio, me gustan los repertorios nuevos. Este disco merecía estar en la Argentina.

-¿Hoy se siguen escribiendo temas que lo cautiven?

-Yo veo poca base, poca referencia a la tierra, a lo que significa realmente el folklore. Sobre todo en las letras. Es cierto también que el folklore evoluciona: las influencias que ingresaron por el Río de la Plata fueron modificando las músicas preexistentes. Las cifras, los estilos, recibieron esas influencias. El término "milonga" surge de la unión de melos (melodía) y longa (larga). La milonga viene de Portugal, es hermana del fado.

-¿Esa influencia ha sido recíproca?

-Sin duda. Uno escucha un alalá gallego y se parece a una vidala. Lo mismo pasa entre el fado y el tango, las bases rítmicas son las mismas. Pero volviendo a la producción actual, creo que hoy existe una equivocación en la gente al momento de elegir a sus referentes. De ahí viene todo.

-¿Quiénes han sido los suyos?

-Uf, son muchos. Ariel Ramírez como compositor, tal vez no como pianista, marcó un hito. Lo mismo que ocurre ahora con Lito Vitale. Y están también Lilian Saba, Facundo Ramírez, Carlos Aguirre, Marcelo Perea. Y Eduardo Spinassi, claro, que fue mi maestro, la persona que me enseñó a tocar folklore.

-Algunos de ellos son desconocidos para el gran público.

-No basta con tocar bien sino que hay que saber venderse. De cualquier modo, como decía Suma Paz, "si querés ser masivo tocá otra cosa". Esta no es una música masiva, nunca la va a consumir un estadio de fútbol. Cada música tiene su lugar. Probablemente, yo si elijo tocar mi música en la Fiesta del Marisco, en Galicia, terminen revoleándome una centolla (risas). La escucha requiere de intimidad. Si el artista respeta su música, el resta termina respetándola.

LAS BASES

Recuerda Cambas con profunda emoción el tiempo en que perseguía a Spinassi para que le enseñara los secretos del instrumento. "Yo ya tocaba a Ariel Ramírez, imitándolo muchas veces, pero Eduardo me mandó a escuchar a los hermanos Abalos. "Una vez que tengas esa base tu estilo va a nacer solo", me dijo. Y así fue. Los Abalos, el Cuchi (Leguizamón), Atahualpa: ellos son la base del folklore, entendieron nuestra raíz. Y las letras, bueno...La zamba habla de la seducción a través de un pañuelo, no habla de erotismo, no admite referencias sexuales. Hay una crisis en las letras, pero no porque no haya gente que escriba maravillosamente, sino que lo que se ve es lo desvirtuado. Y nos perjudica a todos, porque el folklore es mucho más que eso".