"El impacto de la reforma impositiva será chiquito"

Ganancias, cargas sociales e impuesto al cheque son el núcleo duro, explica Fausto Spotorno. El proceso tendrá una duración de cinco años. "El Gobierno busca desgravar a la empresa y gravar al empresario", afirma el economista.

El amplio respaldo que el Gobierno recibió en las últimas elecciones legislativas fueron la luz verde que necesitaba para lanzar su batería de reformas de mercado, entre las que se encuentra el paquete de cambios impositivos. Un intento por bajar la presión tributaria y echar a andar la rueda de la economía.

El proyecto, que deberá pasar por el tamiz del Congreso Nacional, tiene como puntos de relevancia la reducción de Ganancias para facilitar la reinversión de utilidades y estimular la expansión empresarial, y una mayor flexibilidad en torno a las cargas sociales que debería generar un ambiente propicio para la creación de empleo.

Estos ejes, además de las modificaciones en el impuesto al cheque y el gravamen a la renta financiera, son parte de una embestida del Gobierno a la que muchos especialistas como Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios de Orlando Ferreres y Asociados, consideran insuficiente. El gasto público sigue siendo, en el fondo, el Talón de Aquiles de un sistema deficitario que necesita de tasas para financiarse.

-¿Qué efecto puede tener el paquete de reformas impositivas sobre la economía?

-Creo que las modificaciones, más allá de lo que luego quede tras el paso del proyecto por el Congreso, no servirán para vigorizar demasiado la economía. La reforma tendrá un impacto muy marginal en materia de resultados. Sobre todo no habrá grandes cambios en el corto plazo. Es cierto que a mediano y largo plazo algunas de las variantes presentadas pueden ser buenas, tal el caso de la reducción de Ganancias en cuatro años del 35 al 25% para estimular lo que es la reinversión de utilidades. Igualmente, pese a todo lo anunciado, uno ve que el impacto de la reforma impositiva será muy chiquito.

-¿Esperaba medidas que fueran más al hueso en materia de presión tributaria y recorte del gasto público?

-El problema más importante que tenemos es el déficit fiscal. Si el impacto de la reforma en el sistema será de 1,5% del PBI en cinco años, a este ritmo será difícil que la economía vea beneficios, crezca y permita superar el rojo fiscal.

INVERSION

-¿Servirá para alentar las inversiones?

-Los empresarios siempre buscan un escenario de menor presión impositiva a la hora de evaluar inversiones. Por ahí estas reformas sirven, sobre todo para aquellos que piensan en una inversión a varios años vista. Pueden leerse de manera positiva como señal por parte del gobierno, no como resultado. Pero en realidad esto no cambia nada para el inversor.

-¿Terminará siendo una reforma inocua?

-El esquema tiene un núcleo duro de impuestos que es la reducción de Ganancias para las empresas y el estímulo de la reinversión de utilidades, los beneficios en torno a las cargas sociales -las empresas comenzarán a pagarlos a partir de un piso salarial de 12.000 pesos-, y el impuesto al cheque, que directamente habría que eliminarlo.

-¿Por qué?

-Esto de ponerlo como parte de Ganancias no lo hace muy equitativo. Una empresa que tenga muchas transacciones, pero un margen pequeño, está en peores condiciones que la empresa que cuenta con márgenes más grandes y poco volúmen. Es diferente. Por ejemplo, los supermercados tienen un margen chico, pero compran toneladas y gastan millones de dólares. No van a poder descargarlo todo.

-¿La medida en torno al mínimo imponible en los aportes laborales puede estimular la creación de empleo?

-Vamos a ver qué pasa. Creo que tampoco se les está dando a los empresarios un incentivo tan grande. Esto no le cambia los números a las empresas. Creo que el Gobierno se basa en un escenario teórico, piensa que todos los salarios en negro corresponden a bajos sueldos, y a veces no es así. Tal vez para un taller puede servir. Pero la informalidad laboral se da en todos los niveles. Quizás haya pymes que le pagan a todo su personal en negro, desde los empleados hasta los gerentes.

AHORRO

-¿Qué opina de la decisión de gravar la renta financiera? Algunos economistas lo consideran como un impuesto al ahorro.

-Creo que hay que prestarle mucha atención a lo que es el núcleo duro de la reforma impositiva, todo lo demás es secundario. El resto de las propuestas, incluida la renta financiera, puede ser negociada en el Congreso. Por ejemplo, el incremento del impuesto a los vinos se hizo para Mendoza, y el del azúcar para Tucumán. Pero no es lo principal en el nuevo esquema planteado por el Gobierno. Gravando la renta financiera lo que se está haciendo es pegarle mucho al patrimonio, pero no al alto, sino principalmente del nivel medio para arriba. Ojo que hay una buena tasa en los plazos fijos y se puede caer fácilmente en el pago del impuesto. Creo que en este segmento el cambio es desprolijo.

-¿Falta claridad?

-Hay cosas que no se entienden cómo funcionan. Si compro un bono, ¿me cobran renta sobre el cupón? Si el bono cae, por ahí termino perdiendo plata e igual pago el impuesto. Pienso que lo que hay que hacer por el bien de la economía es eliminar impuestos, no crear uno nuevo. Una alternativa hubiera sido incluirlo dentro de Ganancias y presentarlo en cada declaración jurada.

-Desde el Gobierno también se habló de una reforma previsional.

-Es el tema número uno a la hora de hablar del gasto público. Lo primero que hay que hacer es cambiar la fórmula de ajuste de las jubilaciones. Esa fórmula es una calamidad. Lo natural hubiera sido que los montos de las jubilaciones y pensiones se actualizaran por inflación. Sin embargo, han estado por arriba de la tasa de inflación porque se mira la recaudación.

-¿Es necesario cambiar la edad jubilatoria de acuerdo a las nuevas expectativas de vida?

-Lo de la edad es la otra parte del problema, pero es más de largo plazo. En lo inmediato habría que tocar las fórmulas de ajuste. Así el sistema está mal, no va, es insostenible. Si las jubilaciones aumentan más que la inflación, en algún momento el sistema explota. Por ejemplo, si se blanqueara todo el mercado laboral, también aumentaría el número de las jubilaciones. No lograría mejorar nada, lo empeoro.

-¿Avanzará el Gobierno sobre esa reforma tan delicada?

-Hay que hacerlo, no existe otra alternativa. Eso va de la mano con el blanqueo del mercado laboral.

PASO A PASO

-¿Se confirma el gradualismo luego del triunfo electoral?

-Esto ya es super gradualismo, es demasiado. Cuando discutíamos si el Gobierno debía aplicar una política gradual o de shock para corregir las diversas variables de la economía, pensábamos en un gradualismo de cuatro años. Ahora tenemos que pensar en uno a ocho años. La reforma impositiva tendrá su efecto en cinco años, y ya van dos de gobierno, así que suman ocho en total.

-La provincia de Buenos Aires presentó el proyecto para bajar Ingresos Brutos, el impuesto que más pesa en la recaudación. ¿El resto de las provincias aplicará la misma receta?

-Creo que todas van por eso. La idea del gobierno con esta reforma es gravar menos a la producción, a la máquina productiva que son las empresas, y gravar más al dueño de la empresa. De esta manera se estimularía la producción y entraríamos en el círculo virtuoso de crecimiento y creación de empleo. Pero todo lleva tiempo.

-Baja Ingresos Brutos pero sube el Inmobiliario. ¿Se puede reducir un gravamen tan relevante para la recaudación sin compensar con la suba de otro? ¿Hay riesgos de desfinanciamiento?

-Si no se baja el gasto público, no se puede. El déficit fiscal es enorme y a futuro la baja de impuestos tiene que ir de la mano con una reducción clara del gasto.