Recuperación no es crecimiento real

PARA DESARROLLARSE, LA ARGENTINA NECESITA UNA INVERSION DEL 23% DEL PBI, PERO ESTA LEJOS DE ESO. El presupuesto 2018 prevé que se invertirá apenas un 17%. El rebote actual tiene un componente estadístico. Implica utilizar capacidad ya instalada. No hay expansión ni creación de empleo.

POR DIEGO GIACOMINI * 

En línea con lo que venimos resaltando en E&R hace meses, la economía argentina está inmersa en una recuperación económica que gana dinamismo con el paso de los meses. El nivel de actividad económica gana vigor cuando se compara el segundo (+2,7%) con el primer (+0,4%) trimestre del año. En los primeros seis meses del año, la mejora del nivel de actividad acumula una variación interanual de +1,6%.

De acuerdo con lo que venimos explicando en E&R, esperamos que la recuperación económica siga ganando fuerza durante los próximos meses y el PBI cierre el año con un aumento de +2,3% promedio anual en 2017. De hecho, los números del EMAE de julio recientemente publicados por el INDEC, que muestran una expansión de 4,9% interanual, avalan nuestra visión. Sin embargo, en E&R remarcamos que la economía argentina se está recuperando y rebotando luego de la caída de 2016, pero no creciendo.

Recuperación no es crecimiento. Por empezar, la recuperación económica tiene un componente estadístico y no económico, ya que parte de la variación positiva del nivel de actividad es consecuencia de que la base de comparación es negativa (recesión en el período contra el cual se compara).

Segundo, a diferencia de lo que sucede en un proceso de crecimiento económico, la mejora del nivel de actividad en una recuperación económica se sustenta principalmente en comenzar a utilizar la capacidad de producción ya instalada que estaba ""parada"" o en desuso.

A modo de ejemplo y sólo para clarificar el punto, en una recuperación la producción económica aumenta porque se prende una máquina que estaba parada, y/o porque un trabajador suspendido o que trabajaba medio turno vuelve a trabajar jornada completa. Por el contrario, en un proceso de crecimiento económico la producción crece porque se invierte en una nueva máquina o porque se toma nuevos trabajadores a los cuales probablemente se les termina pagando mejores salarios que los precedentes.

En este marco, hay que destacar que un proceso de crecimiento económico implica que se den, al mismo tiempo, un conjunto de fenómenos económicos que todavía no tienen lugar en la economía argentina. Para poder hablar de crecimiento económico tiene que haber ampliación de la capacidad de producción, algo que aún no sucede por ahora en nuestra economía. Para que haya ampliación de la capacidad de producción debe haber un aumento importante de la inversión privada, fenómeno que tampoco acontece todavía.

Para poder crecer "en serio" se necesitaría (mínimo) un ratio IBIF/PBI de por lo menos 22%/23%, ya que ese nivel de inversión nos ubicaría en el promedio de la región, que es la región emergente que menos invierte y menos crece en el mundo. Sin embargo, el proyecto Presupuesto 2018 proyecta una relación inversión / producto en torno a 17%, lo cual luce poco para disparar un proceso de crecimiento.

La inversión es la variable que permite aumentar la relación capital por trabajador existente en la economía, que es la variable clave detrás del crecimiento económico. Mayor inversión y un aumento del capital por trabajo permite ganar productividad. En este marco, se crean nuevos puestos de trabajo y se demanda empleo, lo cual mejora los salarios. Aumenta el empleo y se incrementa la tasa de participación laboral. La oferta agregada se expande, traccionando la demanda, y así se genera un círculo virtuoso que impulsa el crecimiento económico.

ESPERA

Nada de esto todavía sucede en la economía argentina. De hecho, la tasa de actividad (PEA1/total de población) cayó -0,6 puntos porcentuales bajando de 46% (Segundo Trimestre 2016) a 45,4% (IIT" 17) y la tasa de empleo (ocupados sobre población) se redujo -0,2 p.p. con una caída de 41,7% (IIT"16) a 41,5% (IIT"17).

En este marco en el cual se concluye que los actuales números positivos muestran más una recuperación que un crecimiento económico, se puede trazar un paralelo y hacer una comparación contra 2015, año en el cual la economía también se recuperó de la recesión del 2014.

Comparando la recuperación de 2017 contra la recuperación 2015, se puede decir que si bien la recuperación actual es (por ahora) más suave que la recuperación de hace dos años atrás, los cimientos de 2017 son algo más sólidos que los cimientos en 2015.

La recuperación actual está más basada en la inversión y menos en el consumo. Paralelamente, el mayor dinamismo de la inversión hace crecer más las importaciones, lo cual resta a la demanda agregada y hace que los números den más bajos.

Del otro lado, la recuperación del 2015 estaba basada principalmente en la expansión del consumo público y del consumo privado, lo cual permitía un rebote más fuerte, pero de horizonte temporal más acotado. La misma receta se había aplicado en el rebote 2013 post ajuste 2012.

Sin embargo, la estrategia de construir recuperaciones basadas en el estímulo del consumo tanto privado como público (2013 y 2015) no es sustentable en el mediano plazo, y necesariamente condujo al ajuste macro de 2014 y 2016. Así el PBI quedó atrapado en un ciclo político de recuperaciones artificiales en años impares (2013 y 2015) y ajustes macro en años pares (2014 y 2016) que implican estancamiento económico y caída del PBI per cápita. Entre 2016 y 2011 el PBI per cápita cae -7%.

Del otro lado, en la actual recuperación hay más inversión, menos consumo y también menos exportaciones. Este mix un poco más orientado a la inversión (mucho menos de lo que se necesita) y menos al consumo logra números positivos más bajos, pero un horizonte temporal de corto y mediano plazo un poco más auspicioso.

En E&R proyectamos que, de la mano del financiamiento externo, el PBI romperá el ciclo político de los años pares post electorales negativos y registrará una variación de PBI positiva en 2018. De esta manera y después de muchos años, la economía argentina volverá a registrar dos años consecutivos con variación del PBI positiva. Puntualmente, en E&R proyectamos un aumento del PBI en torno a +2,0% en 2018.

LAS CIFRAS

En el primer semestre de 2017 el PBI acumula una suba del 1,6% en la comparación con igual periodo de 2016, con subas del 0,4% en el primer trimestre y 2,7% en el segundo. En el primer semestre de 2015 el PBI creció 2,1%, mostrando un mayor dinamismo que en la primera mitad de 2017.

El PBI continúa ubicándose en niveles por debajo del pico del IIIT 2015 (-0,8%), lo cual deja en evidencia que la actual dinámica del producto es una recuperación y no un crecimiento económico.

El crecimiento económico es un fenómeno de largo plazo que necesariamente tiene que involucrar importantes niveles de inversión que permitan acumular capital mejorando la relación capital/trabajo, lo cual por ahora no sucede en la economía argentina.

Si bien la inversión bruta volvió a mostrar un buen desempeño, todavía se ubica por debajo de los niveles de 2011. La suba del 5,6% del primer semestre de 2017 obedece a un aumento del 3,6% en maquinaria y equipo (44,2% de la inversión) con aumentos tanto de origen nacional como importado; del 6,5% en construcciones (36,4% de la inversión) y del 17% en equipo de transporte (13,8% de la inversión).

Los rubros dentro de la inversión que crecieron más que en 2015 fueron equipo de transporte importado (60,6% en 2017 versus -15,9% 2015), construcciones (6,5% versus 0,7%), y maquinaria y equipo importado (4,8% versus 3,5%).

En sentido contrario, el 2017 muestra una suba menor del consumo privado (2,4% contra el 3% del I Sem 2015), del consumo público (2,2% contra el 6,7% del I Sem 2015) y una caída más pronunciada de las exportaciones (-1,2% contra el -0,4% del I Sem 2015). La baja de las exportaciones es relevante ya que se ubica como el único componente que muestra una variación negativa en lo que va del 2017, acumulando dos trimestres consecutivos de caídas interanuales.

* Economista jefe de Economía & Regiones.

La tasa de empleo apenas si mejoró en el segundo trimestre de 2017, con respecto a igual período del año pasado.