Brigadas K-9, policías de cuatro patas

Los perros empezaron a tener un rol protagónico en el país en la resolución de importantes casos policiales. La Prensa dialogó con especialistas que remarcaron el olfato infalible de estos animales y la importancia de que la Justicia comience a valorarlos como piezas clave en las investigaciones.

"Bruno", "Halcón", "Rafael", "Candela", "Roco" y "Corbata" son algunos de los nombres de los nuevos protagonistas de las fuerzas de seguridad del país a la hora de resolver casos: los perros "detectives", que con su olfato infalible no dejan de sorprender por su certeza.

Sin embargo, especialistas aseguraron a La Prensa que la Justicia argentina aún tiene reticencias en aceptar como pruebas o elementos clave de una investigación el trabajo de estos canes.

Se trata de perros entrenados en búsquedas específicas, ya sea de narcóticos, de explosivos, de cadáveres, de personas con vida o para identificación. Cada uno recibe un entrenamiento distinto.
"Halcón" fue quien halló el cuerpo de Araceli Fulles, la joven que desapareció el 2 de abril último, en la casa de la madre de Darío Badaracco, detenido por el crimen. La vivienda ya había sido allanada y revisada, pero el hermano de la chica insistía en que se volviera a investigar ese terreno. Fue así que el can del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Punta Alta logró encontrar el cadáver de la chica de 22 años.
"Bruno", catalogado como el "Messi" de los perros, pertenece a la Secretaría de Seguridad y Prevención Comunitaria de Escobar. Es el único certificado en la Provincia para rastro específico, es decir que busca lo que se le haga oler en el momento, no importa qué sea. Este Weimaraner, de 4 años, participó de numerosos casos, incluido el crimen de Anahí Benítez, en el que su olfato fue clave. "Bruno" fue quien marcó el rastro de la adolescente en la casilla de Marcos Bazán, uno de los detenidos.

El 24 de julio un avioneta desapareció tras despegar del aeropuerto de San Fernando. Luego de varios días de búsqueda, la aeronave apareció enterrada en una zona pantanosa del río Paraná, por lo que nadie sabía decir si los cuerpos de los tres ocupantes estaban allí. Fue entonces que el accionar de "Camila", una perra de la Brigada K-9 de los Bomberos Voluntarios de San Antonio de Areco, dio fin al misterio.

ESCUELA DE CANES

La Escuela de Canes del Instituto Superior de Seguridad Pública de la Ciudad (ISSP) capacita a instructores y guías de la Policía porteña en el adiestramiento y entrenamiento canino. El ISSP cuenta con perros que colaboran en tareas de detección de explosivos, drogas, investigación y operativos de seguridad.

"El perro tiene un olfato superior. Creo que las fuerzas de seguridad y el Poder Judicial se están dando cuenta de que es una herramienta más y que resulta increíble. Su capacidad olfativa es mil veces superior a la humana", explicó a La Prensa el inspector principal Jorge Raice, jefe de la escuela de canes de la ISSP.

"En otros países, como Alemania y Rusia, es muy común el uso de canes, acá de a poco se está dando a conocer y la Justicia los solicita para colaborar", resaltó.

En tanto, el oficial mayor Javier González es guía de "Roco", que fue entrenado para la detección de explosivos y ya se encuentra "operativo" -término con el que denominan al animal que ya está apto para su tarea-. Durante una demostración, en la que se colocaron en fila varios elementos, "Roco" no tardó en acostarse al lado de un bolso, marcando de manera "pasiva" -así fue adiestrado debido a la peligrosidad de material que busca- el objetivo.

Los canes de rescate también forman parte del ISSP, entre ellos están "Rafael", ya operativo, y "Candela", que se encuentra en un nivel intermedio.

"Rafa" está entrenado en la búsqueda de personas vivas, tanto en estructuras colapsadas, como un derrumbe, o en grandes áreas. "Es el único perro en Capital Federal que certificó para la Dirección Nacional de Cinotecnia -dependencia del Ministerio de Seguridad de la Nación-", cuenta Raice.

El oficial mayor Ariel Trabichet, guía de los dos canes, remarca: "Acá no puede haber margen de error, no puede pasar que el perro pase por arriba de la persona y no lo detecte. El tiempo juega en contra. Por eso, preferimos esperar a estar seguros a que esté operativo."

Tanto "Rafa" como "Candela" realizaron una demostración para La Prensa. El primero, luego de recibir la orden de Trabichet, halló a una persona -llamada figurante en el entrenamiento- debajo de unos escombros y comenzó a ladrar sin parar para dar aviso. En el caso de la perra, un oficial se había ocultado en el asiento trasero de un Chevy viejo y, a pesar de no estar operativa aún, logró encontrarlo en pocos segundos.

Cada uno de los guías del ISSP subrayó la importancia del vínculo con el can, incluso tienen permito llevarlos a su casa y hasta de vacaciones.

Otro de las funciones es la de seguridad, en la que el perro acompaña al efectivo en operativos y allanamientos y que sólo ataca al delincuente por orden o cuando la vida del policía se ve amenazada.
Para derribar un mito, Raice explicó que los perros utilizados en la búsqueda de narcóticos no son drogados y que se le dan a oler ciertos componentes que no son dañinos para el animal. "Siempre digo que si fuese así, al que busca explosivos le tenemos que dar de comer explosivos, al que busca cuerpos, cadáveres y así con todos".

ODOROLOGIA FORENSE

"La odorología forense es identificación molecular del olor humano, que es único para cada persona -como una huella digital-, sobre evidencias de la escena del crimen, con perros", aclara a La Prensa, Mario Rosillo, veterinario y único perito en odorología forense del país y Latinoamérica y agrega: "Se trata de una técnica biométrica que tiene un sensor biológico que es el canino y que tiene reconocimiento de la comunidad científica internacional".

Para explicar el rol de los canes, Rosillo -quien trabaja para el Ministerio de Seguridad de Corrientes- los diferencia de aquellos que buscan personas o narcóticos. "Son perros de la escena del crimen. Por ejemplo: en la odorología, el perro puede identificar si un elemento pertenece o no a una persona, sea la víctima o el delincuente". 

"Suelo decir que es un perro de laboratorio porque trabaja sobre cilindros o frascos de vidrios, hace una ronda de reconocimiento. Entonces, primero, huele la evidencia que se cree pertenece a una persona; luego, en uno de los frasco se coloca el olor del sospechoso en gasas y en los otro 5 o 6 recipientes otros olores testigos humanos. El perro va a ir oliendo y cuando llega al frasco donde hay correspondencia con el olor base, se sienta. Esto se repite dos veces más con otros dos canes", dijo el perito.

Actualmente, Rosillo es dueño de "Corbata", famoso por su accionar dentro de las fuerzas de seguridad. Si bien ya está retirado, fue utilizado como perro de rastro en varios casos: "Uno de ellos fue el secuestro de Cristian Schaerer, en 2003, donde "Corbata" pudo identificar el auto en el que fue capturada la víctima y esa pericia tuvo reconocimiento en la Cámara de Casación Penal de la Nación".

En relación al lugar que le da la Justicia al trabajo específico de estos canes, Rosillo asegura que existe cierta reticencia que tiene que ver con el "desconocimiento".

"Hay veces que ni el ADN de contacto puede identificar a la persona y el perro sí. Por ejemplo: si se sentó en una silla con ropa y no la tocó, no hay forma de hacer la identificación por ADN, pero yo la puedo hacer con el perro en 5 minutos", afirma. 

 

Murió defendiendo a su guía y recibió honores postmortem

"Chonino", un ícono dentro de la Policía Federal Argentina

La historia de "Chonino", el ovejero alemán que murió en 1983 al recibir un balazo cuando defendía a su guía de dos ladrones, se convirtió en un ícono de las brigadas K9 e incluso La Prensa publicó un gran artículo aquel año destacando la actuación del perro de la Policía Federal Argentina (PFA).

"Chonino" ingresó a la División Perros de la PFA el 7 de septiembre de 1977 tras ser adquirido para formar parte, un año después, del operativo de seguridad en el partido inaugural del Campeonato Mundial de Fútbol.

Luego del torneo deportivo, es asignado a patrullar las calles del barrio de Villa Devoto, junto a su guía Luis Alberto Sibert y el agente Jorge Eduardo Ianni.

La Prensa relató el hecho en el que Chonino perdió la vida y por el que recibió honores postmortem: "El dos de junio, en la intersección de las avenidas Lastra y General Paz, los agentes Sibert y Ianni, juntamente con el can, intentaron atrapar a los ocupantes de un automóvil que estaba estacionado en actitud sospechosa. Al acercarse los agentes en el vehículo se produjeron movimientos anormales por lo cual se les impartió la voz de alto. Los desconocidos desobedecieron la orden y desde el interior del rodado partió una descarga de armas de fuego que hirió en el abdomen a los dos agentes. Simultáneamente, el perro se avalanzó y atacó a uno de ellos. Pero el otro sujeto remató al can de un certero disparo". 

"Chonino" agonizando, se arrastró con sus últimas fuerzas hacia su guía que yacía gravemente herido en el suelo y murió sobre él. Sibert logró salvar su vida luego de varias operaciones y una larga convalecencia de 6 meses, mientras que Ianni falleció más tarde por las lesiones recibidas.

La hazaña de Chonino iría más lejos: "Además de causar las lesiones de marras al malhechor y lograr poner en fuga a éste y sus cómplices, evitando con su acción que los agentes pudieran ser ultimados, arrancó con sus dientes parte de una prensa en cuyo bolsillo había un documento que más tarde permitió la individualización de los atacantes y la detención de ellos". 

Actualmente los restos de "Chonino" descansan en el Círculo de la PFA y para homenajearlo realizaron una estatua de bronce que se encuentra dentro del predio de Policía Montada. 

La Ciudad le dio, en 1991, su nombre a un pasaje del barrio de Palermo que une la Avenida Casares con la calle Salguero.  En honor a "Chonino" se celebra cada 2 de junio el Día Nacional del Perro.