DE QUE SE HABLA HOY

A la grieta le están saliendo brotes verdes

La famosa grieta que divide a los argentinos desde hace muchos años, no se cierra pero al menos le salieron brotes verdes y flores. El odio sistemático se seca poco a poco y la razón humedece el pensamiento que permite que germinen semillas para bien, para dar frutos y flores de esperanza. Seguimos insultándonos, desconfiando, culpando, pero la gente, los nosotros, ya cedimos terreno a la rabia usurpadora de los buenos sentimientos.

Allá los que quieran mantenerla abierta, los que siguen buscando excusas para desanimar el ánimo, para ensuciar el blanco, para arrancar de cuajo cualquier raíz que quiera echar la paz entre los argentinos. Terminemos con las excusas para dejar la grieta palpitando, abierta, esperando el roce de la sangre intelectual que supura de las discusiones vanas y estériles. No insistan porque ya están asomando las primeras hojas desde la profundidad de lo oscuro y el desaliento; están abriendo la primeras flores entre la hojarasca seca que deja el enfrentamiento y la mentira organizada. 

La grieta no se cerrará, porque no hay voluntades encontradas, pero el esfuerzo de nosotros, podrá evitarla, disimularla, poner encima un jardín de virtudes que tienen que ver con la paciencia, la buena voluntad, el saber perder, el saber ganar, el poder creer.

No insistan, no van a poder abrirla más porque los profetas del odio pierden fuerza, sus discursos se desvanecen y sus subterfugios para escapar de la ley se debilitan, se hacen poco creíbles. Ahora tenemos que regar el espacio abierto de la grieta, mantenerlo vivo, cálido, esperanzador. No cortar pronto las flores que emerjan, dejarlas vivir todo el tiempo necesario para que sus mismas raíces hagan de puente entre una y otra pared rota. El tiempo cubrirá la enfermiza abertura a punto de que si bien seguirá estando, las flores la disimularán hasta que nadie, ni siquiera ¿nosotros?, note que ahí está.

V. CORDERO