Un juez de Rosario convalidó la adopción de un niño de 3 años cuya madre le confió su cuidado a una pareja

La decisión fue adoptada recientemente por el juez de Familia número 5 de Rosario, Marcelo Molina, que cuestionó tres artículos del nuevo Código Civil y Comercial para ratificar la adopción plena del menor de edad.

Rosario - Un juez de Rosario convalidó la adopción de un niño de 3 años cuya madre le confió su cuidado a una pareja desde que era recién nacido, al resaltar el sólido vínculo familiar y la confianza entre el grupo más allá de que el nuevo Código Civil no admite esta posibilidad.

La decisión fue adoptada recientemente por el juez de Familia número 5 de Rosario, Marcelo Molina, que cuestionó tres artículos del nuevo Código Civil y Comercial para ratificar la adopción plena del menor de edad.

En ese marco, el magistrado consideró que "si bien el nuevo Código Civil y Comercial prohíbe las entregas directas" de un niño por parte de sus padres, "como así también tener en cuenta las guardas de hecho, judiciales o administrativas", esta situación fue anterior a la vigencia de esa legislación, dado que se produjo en 2014. 

Además, destacó que no hubo ilícito de ninguna de las partes.

En su resolución, el juez aseguró haber corroborado la existencia de un sólido vínculo del niño con la pareja conviviente y los padres biológicos prestaron su conformidad.

El magistrado afirmó que fue "muy importante la reacción del pequeño cuando su padre adoptivo ingresó a la sala de audiencia".

Asimismo, consideró "probado que se trataba de una relación de amistad y vecindad entre los padres biológicos y la pareja de convivientes y que la guarda del niño les fue dada en función de esa relación de confianza".

En declaraciones a la radio LT8 de Rosario, el juez Molina narró la escena vivida en la audiencia: "El padre adoptivo estaba esperando afuera. El nene, que tiene 3 años, estaba sentado sobre la falda de su madre (adoptiva). Estaba en silencio, por ahí mascullaba alguna palabrita propia de juego, como si estuviese ajeno a lo que estaba pasando a su alrededor".

"En un momento le pregunté a la mujer por su pareja y ella respondió: 'Está acá, en la puerta'. Entonces le pedí que pase. Cuando este muchacho abrió la puerta, el nene se dio vuelta y le dijo, espontáneamente: íPapá!". "Les faltaba una pelota para que se pusieran a jugar", sostuvo.

El juez Molina también aseguró que "observar estos comportamientos o reacciones de los chicos son ineludibles para un juez de Familia".

Molina, quien también escribió varios libros sobre derecho de familia y los niños, coordina además un curso anual de infancia y adolescencia en la Universidad Nacional de Rosario.

El juez, que tiene su oficina decorada con los dibujos de los niños que recibieron asistencia en su juzgado, suele advertir que en estos casos judicializados "el tiempo de los chicos es el que importa, no el de los adultos".