"Yuyo" Noé y una invitación al futuro

"Mirada prospectiva" concentra obras creadas a lo largo de sesenta años de intensa trayectora. La exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes desarma la continuidad temporal y se orienta a partir de núcleos creativos. El hilo conductor es la omnipresente estética del caos.

La muestra de 120 piezas (1957-2017) de Luis Felipe Noé en el Museo Nacional de Bellas Artes, curada por Cecilia Ivanchevich, reorienta al espectador en el camino de la estética del caos, leitmotiv de la obra del artista. Si no hay una continuidad temporal en la exhibición de su obra, puntos diagramados en conjunto con la curadora de la muestra determinan núcleos creativos como la conciencia histórica (hombre como testigo), la visión fragmentada (el dar vuelta el bastidor como otra posibilidad de narración o la división de escenas que vuelven a contar la misma historia diferente) y la línea vital. 

"Creo en el arte como la aventura de la permanente revelación y la reacción de la permanente aventura (...). Me interesa rescatar al hombre como instrumento de otras búsquedas que la lógica del arte contemporáneo dejó de lado en la primera parte de un proceso".

Esto escribía Yuyo Noé (le gusta que lo llamen como lo hacían sus padres) a los 32 años, con su letra desarrapada. Por entonces con Macció, De la Vega y Deira ya habían conformado la exposición Otra Figuracion y los habían denominado neofigurativos. Con el Premio Di Tella que transformó en ida a Nueva York por casi un año, Noé expuso con Deira, De la Vega y Macció en diferentes espacios y robaron, como dijo John Canady, el prestigioso crítico de arte. Canady (el Matthew Head de las novelas policiales) destacó a estos neofigurativos de las muestras yanquis hablando de la identidad nacional y del robo creativo como cualidad sobresaliente sobre los demás.

"Creo en el caos como en una verdad de hoy. No me interesa el centro óptico que concentre la visión del espectador, ni su eternidad, sino la multiplicidad y oposición de estímulos, que el espectador haga la síntesis", reflexionó en sus textos.

Y es que ya el caos está en todos lados, somos nosotros, ya forma parte del pensamiento racional y esa nueva dinámica de rotación estelar pasó a ser parte nuestra, como dice el más común de los sentidos comunes.

INSTALACION ACTUAL

La primera aparición de Mirada prospectiva, en el Museo de Bellas Artes, que disfrutamos al entrar a la exposición es la rica Entreveros, imponente instalación (de 6 metros por 6 y 2,50 de altura), plasmada por su creador con su equipo de elegidos por medio año, toda hecha de angulares, de retratos en relieve y espejos (constantes en Noé) en los que uno se refleja. Entonces se piensa qué edad tiene el autor de semejante pandemonio colorido, muy época Di Tella, ligeramente desafiante y profundamente vital.

Y la reflexión es...que es una creación 2017 de un señor de 84 años, ése que camina ligero, al que no se le escapa nada, que ya hizo 70 exposiciones en el mundo y recibió premios, becas y cuya obra es comprada por museos y coleccionistas de todo el mundo. El mismo que una vez creó en la calle Reconquista el boliche que Jorge de la Vega bautizó Bárbaro y que fue centro de reunión de artistas, el que estuvo nueve años sin pintar cargando baterías, el que enseñó en talleres y sigue publicando libros que exponen su creencia con el mismo entusiasmo del comienzo.

Todas esa multiplicidad se expresa en sus obras, desde ésas que hablan de confusión, de malestares sociales y obligan al espectador a ubicar la obra en el tiempo para saber qué pasaba en el mundo en ese momento, hasta aquellas de la llegada al Amazonas que entre espesuras impenetrables rescatan la presencia del hombre rodeado de inmensidad verde, protagonista de la aventura de conocer lo nuevo.

La muestra del Bellas Artes incluye libros, dibujos inéditos, pinturas, instalaciones, manifestaciones que lo revelan como sujeto social militante (Introducción a la esperanza, donde confluyen la concentración caótica de la multitud que habla de las clásicas manifestaciones políticas y donde hay sitio para un cartel surrealista, Cristo habla en el Luna Park, mezclando la Biblia y el Calefón como dice Discépolo).
En síntesis, la muestra es una invitación al futuro, donde el caos es ya un componente dinámico de la armonía y en el que mil rostros se amalgaman para sintetizar la mirada de un artista.

Puede visitarse de martes a viernes de 11 a 20 horas, y los sábados y domingos de 10 a 20, hasta el 20 de septiembre en el Pabellón de Exhibiciones temporarias del Museo Nacional de Bellas Artes, Avenida del Libertador 1473. Con acceso Gratuito.

En la muestra se incluyen libros, dibujos inéditos, pinturas, instalaciones y manifestaciones del artista de 84 años.