José María Penna: el incansable infectólogo y sanitarista

José María Penna nació el 7 de abril de 1855 en la localidad bonaerense de Bahía Blanca, aunque este es un dato discutido ya que algunos autores hablan de que su lugar de nacimiento fue la ciudad de Buenos Aires y la fecha el 5 de abril de ese mismo año. ­

Sus padres fueron Ana Ferrari y Juan Penna, un militar italiano que por cuestiones políticas debió emigrar a América en 1850.­

Penna cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, mientras trabajaba en una herrería; una vez que egresó, se desempeñó allí como celador. En 1873 ingresó a la Facultad de Medicina, realizó sus prácticas en el Hospital de Mujeres y se doctoró con la tesis titulada `Uremia' en 1879.­

Penna inició el ejercicio de su profesión en Cañuelas, donde permaneció hasta principios de 1882 cuando la muerte de su esposa Lucía Wisillac puso fin a su etapa de médico rural. Otras fuentes mencionan que se casó con Lola de Tezano. En 1882, se lo nombró director de la Casa de Aislamiento, cargo que ocupó por más de treinta años. Desde 1893 fue designado miembro, vicepresidente y luego, presidente de la Academia Nacional de Medicina.­

Durante las epidemias de cólera de 1886 y 1887 puso en práctica el aislamiento de los enfermos y dispuso la cremación de los fallecidos con el fin de evitar la diseminación de la epidemia. Por esta actuación discutida por las autoridades eclesiásticas, fue distinguido con una medalla y una plaqueta de oro en un importante acto público.­

En la siguiente epidemia de cólera de 1894 y 1895 participó activamente en la toma de medidas sanitarias. Un año más tarde, diagnosticó la aparición de los primeros casos de fiebre amarilla en el barrio de Belgrano; su hallazgo impidió que la epidemia se expandiera.­

Fue profesor titular de la cátedra de Patología de la Facultad de Medicina durante cinco años y a partir de 1900, estuvo al frente de la cátedra de Clínica de Enfermedades Infecciosas. En 1906, fue designado director de la Asistencia Pública y durante su gestión, se proyectó la edificación de los hospitales Alvarez y Piñero. Además, se lo designó para escoger los terrenos en los que se erigiría el Hospital Durand. En 1911, Penna sucedió al doctor Carlos Malbrán en la presidencia del Departamento Nacional de Higiene. Allí creó un servicio antivariólico, instaló el Instituto Bacteriológico y organizó la Oficina de Ingeniería Sanitaria.­

Fue electo diputado nacional en mayo de 1910 por cuatro años. Durante su mandato, se aprobaron numerosas leyes de su autoría, entre ellas, la de Defensa contra la Lepra, la de Vacunación Antivariólica y la de Profilaxis del Paludismo. Su iniciativa legislativa `Ejercicio de la Medicina Odontológica y Veterinaria' fue convertida en ley recién en 1947. Además, confeccionó otros proyectos de gran importancia como el de higiene, desinfección y profilaxis de los ferrocarriles, el de provisión de material sanitario para las provincias y territorios nacionales y el de establecimiento de estaciones de vacunación obligatoria en todo el país.­

Sus investigaciones y descubrimientos dieron origen a varios libros de gran repercusión en el ámbito científico, entre ellos: El cólera en la Argentina, La viruela en América del Sur y Administración sanitaria y la Asistencia Pública de Buenos Aires. Sus innumerables estudios científicos fueron publicados en importantes revistas especializadas de la época. ­

Penna falleció el 29 de marzo de 1919 en la ciudad de Buenos Aires, cuando asistía a una paciente en su domicilio. Sus restos fueron cremados y se encuentran hoy en el Cementerio de la Chacarita.­

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EL HOSPITAL­

A fines de la década de 1860, en el barrio de Parque Patricios se instalaron los mataderos municipales llamados Mataderos del Sud o de la Convalecencia, que se convirtieron en la fuente de trabajo de la mayoría de los habitantes de la zona. Además, se establecieron una gran cantidad de industrias subsidiarias (fábrica de sebo, de velas y de curtiembres). La población comenzó a asentarse alrededor de los mataderos "en `islotes de rancheríos' de rápido crecimiento, pero sin mayor conexión ni coherencia entre ellos, construidos por los propios habitantes con materiales muy precarios. El uso extendido de latas de querosén para la construcción de las viviendas hizo que también se conociera la zona como Barrio de las Latas (Guevara, Imori, y Paschekes Ronis, 2011, p. 86). La mayoría de los trabajadores eran inmigrantes italianos y españoles.­

Patricios, además del crecimiento de habitantes, se debió brindar contención a las necesidades de las personas que provenían de humildes barriadas sureñas de inmigrantes de distintas nacionalidades con costumbres muy disímiles. La actividad asistencial se debía centrar en la atención de enfermedades "que se escondían a familiares y vecinos, como la tuberculosis y enfermedades de transmisión sexual. Las calles de tierras pantanosas e inundables y el cruce del Riachuelo por el antiguo puente Alsina, valorizaron el gesto de crear la Estación Sanitaria Nueva Pompeya y la silenciosa tarea que desde ese momento realizó el personal asignado".­

El 23 de julio de 1905 se inauguró la Estación Sanitaria Nueva Pompeya, situada en la calle Caseros 3450. A este primitivo centro asistencial, se lo considera el antecedente del Hospital Penna. Las instalaciones apenas cubrían las necesidades mínimas. "En una casa particular se ha instalado la estación sanitaria con una enfermería, una sala de primeros auxilios, etcétera, bajo la dirección del doctor Luis Burmeister, a cuya diligencia y voluntad se ha debido la forma económica de la útil instalación". La estación sanitaria contaba con un cuerpo de médicos, enfermeras, auxiliares y cocheros de ambulancias a caballo y atendía a los pacientes llegados de los barrios pobres del sur de la ciudad.­

A pesar de que los servicios que brindaba la estación eran insuficientes (no alcanzaban a cubrir los requerimientos sanitarios de los vecinos) y de que el incremento poblacional era constante, pasaron más de veinte años para que se construyera un hospital en el barrio de Parque Patricios. El 11 de marzo de 1926 el presidente de la Nación, Marcelo T. de Alvear; el intendente, Dr. Carlos Noel, y el director general de la Asistencia Pública, Dr. Abel Zubizarreta, participaron de la colocación de la piedra fundamental del futuro hospital en un terreno ubicado entre la avenida Arenas (Almafuerte) y las calles Tupungato (Pedro Chutro), Aconcagua (Cortajarena) y San Francisco (Diógenes Taborda).­