Fatiga crónica: lo peor es quedarse quieto

Un nuevo estudio comprobó los beneficios de un programa de autoayuda que busca impulsar a los pacientes a practicar actividad física con la supervisión, a distancia, de un experto. Posible alivio para una condición que aún no tiene cura.

Un programa de autoayuda para ejercitarse físicamente bajo la supervisión remota de un fisioterapeuta puede ayudar a personas con síntomas de fatiga crónica a lograr un mejor manejo de la condición y a sentirse mejor, de acuerdo con un nuevo estudio publicado la última semana en la revista científica `The Lancet'.­

El hallazgo se desprende de un estudio en el que 200 personas con síndrome de fatiga crónica fueron divididas en dos grupos: uno al que se le brindó una guía de autoayuda basada en ejercicios físicos graduados, sumados a la atención médica de un especialista, y otro que sólo recibió la atención médica (grupo control).­

Los ejercicios físicos graduados implicaban que los pacientes fueran incrementando el nivel de actividad física mientras recibían información o consejos de un fisioterapeuta por vía telefónica o a través de Skype.­

El abordaje tipo `autoayuda' elimina la necesidad de que las personas acudan personalmente a una clínica especializada, tal como sucede en la actualidad cuando se prescribe una terapia de ejercicio graduado. Esto además de ser costoso, tiene la desventaja del acceso limitado a las clínicas que ofrecen este tipo de tratamiento, subrayan los investigadores.­

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EL ESTUDIO­

Para llevar adelante el trabajo, la doctora Lucy Clark de la Universidad Queen Mary de Londres y su equipo brindaron a los pacientes en el grupo de ejercicio físico graduado un cuadernillo en el que se detallaba un programa de seis pasos. Esta guía fue diseñada para ayudar a que los participantes aumentaran lentamente y de manera segura sus niveles de actividad física en el transcurso de 12 semanas.­

Durante las primeras ocho semanas, los participantes de ese grupo también recibieron hasta cuatro sesiones de orientación con un fisioterapeuta que les dio consejos y con el que pudieron hablar de sus progresos.­

A los pacientes se los incentivó a que eligieran un ejercicio que se pudieran comprometer a hacer cinco días a la semana y que se sumaría a la actividad diaria de cada uno. La mayoría eligió caminar.­

Una vez que se estableció la rutina diaria, los participantes empezaron a aumentar gradualmente la cantidad de ejercicio que hacían, y el incremento del tiempo dedicado a la actividad física elegida no podía superar el 20% por semana.­

De acuerdo con los cuestionarios que se completaron al comienzo del estudio y 12 semanas después, el puntaje promedio de fatiga -síntoma principal del síndrome de fatiga crónica- fue cuatro puntos más bajo entre los participantes que realizaron ejercicio físico graduado que el que obtuvieron aquellos que solo recibieron atención médica. Además, el puntaje promedio de función física fue seis puntos más alto en el grupo que se ejercitó.­

Asimismo, el 18% de los pacientes que realizaron ejercicio físico dijo sentirse `mucho mejor' o `bastante mejor' a la hora de calificar su salud general, en comparación con tan solo el 4% en el grupo control.­

Los autores destacaron que ningún paciente reportó efectos adversos vinculados con el programa de autoayuda para realizar ejercicio físico graduado.­

"Encontramos que el abordaje del tipo autoayuda para llevar adelante un programa de ejercicios graduados, guiado por un fisioterapeuta, fue seguro y además ayudó a reducir la fatiga en algunas personas con síndrome de fatiga crónica, lo cual sugiere que este plan de ejercitación puede ser útil como tratamiento inicial para que los pacientes manejen los síntomas del síndrome. Ahora estamos evaluando si los efectos se mantuvieron más allá de las 12 semanas", señaló Clark.­

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CAUSA DESCONOCIDA­

El síndrome de fatiga crónica se caracteriza por la sensación de cansancio intenso y continuo que no se alivia con el descanso y no es causado directamente por otras enfermedades.­

Como suceda con otras patologías, el origen exacto del síndrome de fatiga crónica aún se desconoce. Sin embargo, algunas hipótesis apuntan a la relación de este síndrome con la presencia del virus de Epstein-Barr o el virus del herpes humano tipo 6, o con una inflamación en el sistema nervioso, debido a una respuesta defectuosa en el sistema inmunitario.­

Otros factores que podrían estar vinculados con la aparición del síndrome de fatiga crónica son: la edad, una enfermedad previa, el estrés, la genética y ciertos agentes ambientales.­

El síntoma principal del síndrome -que se da con mayor frecuencia en mujeres de entre 30 y 50 años- es un cansancio profundo y persistente, que a menudo empeora después del ejercicio físico o mental. También puede manifestarse con síntomas tales como dolores musculares y dolor de cabeza.­

Las pautas que permiten diferenciar el síndrome de fatiga crónica del cansancio con el que conviven muchas personas por el ritmo de vida actual son que el cansancio extremo sea: nuevo, dure al menos seis meses, no se alivie con el reposo en cama, que sea tan intenso que impida realizar ciertas actividades y que empeore cuando se está en posición vertical.­

Por otra parte, los expertos añaden que los síntomas del síndrome de fatiga crónica pueden incluir:­

* Sentirse muy cansado durante más de 24 horas después de realizar ejercicio que normalmente se consideraría fácil.­

* No sentirse descansado después de haber dormido suficiente tiempo.­

* Falta de memoria.­

* Problemas para concentrarse.­

* Confusión.­

* Dolor articular pero sin hinchazón ni enrojecimiento.­

* Dolores de cabeza diferentes a los que ha tenido en el pasado.­

* Irritabilidad.­

* Fiebre leve (38,3°C) o menos.­

* Dolores musculares (mialgias).­

* Debilidad muscular en todo el cuerpo o en distintas partes, que no es causada por ningún trastorno conocido.­

* Dolor de garganta.­

* Sensibilidad en los ganglios linfáticos del cuello o la axila.­

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¿SE PUEDE TRATAR?­

Por el momento no existe cura para el síndrome de fatiga crónica y el objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas. En general, para tratar esta condición se utiliza una combinación de terapia cognitiva-conductual (TCC), ejercicio gradual, alimentación saludable, técnicas de manejo del sueño, medicamentos para reducir el dolor, la molestia y la fiebre, medicamentos para tratar la ansiedad (ansiolíticos) y medicamentos para tratar la depresión (antidepresivos).­

"Algunos medicamentos pueden causar reacciones o efectos secundarios que son peores que los síntomas originales de la enfermedad", advierten.­

En cuanto a las recomendaciones relativas al estilo de vida con el objetivo de tener un mayor control del síndrome, éstas incluyen:­

* Evitar sobrecargarse de actividades en los días en que se siente especialmente cansado.­

* Equilibrar el tiempo entre la actividad, el reposo y el sueño.­

* Dividir las tareas grandes en tareas menores y más manejables, a lo largo de la semana.­

* Las técnicas de relajación y reducción del estrés pueden ayudar a manejar el dolor crónico y la fatiga. Sin embargo, no se usan como tratamiento principal. ­

Entre ellas se encuentran: los ejercicios de respiración profunda, la terapia con masajes, la meditación, las técnicas de relajación muscular y el yoga.