El control de la hipertensión exige algo más que un medicamento

Advierten que sólo el 25% de las personas tratadas logra controlar la enfermedad. Destacan la importancia de que el tratamiento incluya la incorporación de hábitos de vida saludables y que se inste al paciente a adoptar un rol activo.

La hipertensión arterial afecta a una de cada tres personas en el mundo y es responsable de 9,4 millones de muertes al año. Se estima que al menos 10 millones de argentinos la padecen, pero solo la mitad sabe que sufre la enfermedad. Un estudio reciente revela además que menos del 25% de los pacientes tratados tiene la presión controlada.

"Un paciente hipertenso requiere de un equipo médico que pueda asegurar un seguimiento cercano y amplio de la patología. La solución no debe limitarse a indicar una medicación, sino a acompañar al paciente transmitiendo la importancia de la incorporación de hábitos saludables para la modificación de su condición", enfatizó el doctor Sebastián Obregón, médico especialista en Medicina Interna y Cardiología, quien dirige el Consejo Argentino de Hipertensión Arterial de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).

"Es importante recordar que la hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo de muerte e invalidez en el mundo, y una de las patologías que encabezan la lista de responsables de la gran epidemia de enfermedades cardíacas de los últimos años, así como de las demencias vasculares. La concientización sobre sus causas y consecuencias debe ser un objetivo claro para médicos y pacientes", agregó el profesional.

CAMBIO DE HABITOS

De acuerdo a las recomendaciones globales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los últimos consensos de las sociedades, se debe insistir en la adquisición de ciertos hábitos de vida saludables, tanto para prevenir, como para el manejo a largo plazo de la hipertensión arterial. El consumo de sodio, por ejemplo, es uno de ellos.

Si bien la OMS recomienda consumir entre 3 y 6 gramos de sal por día, los argentinos consumen alrededor de 12 gramos.

Resulta de vital importancia controlar el consumo voluntario de sal, así como el del sodio oculto en los alimentos, ya que la mayoría del sodio que se consume proviene de los alimentos procesados o industrializados. 

Según apuntó el experto, en la actualidad existen etiquetas nutricionales de los alimentos envasados y se pueden discriminar los de alto y los de bajo contenido de sodio. "Incluso el agua tiene sodio y también el mercado ofrece aguas con alto y con bajo contenido de sodio, por lo que es conveniente controlar los niveles ingeridos en todos los alimentos y bebidas, para reducir la carga total de sodio consumida a corto, mediano y largo plazo", subrayó.

"La reducción a un consumo diario de 3 a 5 gramos de sal podría evitar miles de muertes prevenibles al año en nuestro país", afirmó Obregón, quien añadió: "Para que nuestros pacientes puedan incorporar esta modificación en su rutina cotidiana debemos poder transitar con ellos la modificación de hábitos y acompañarlos en la decisión desde un lugar de contención y educación desde todo el sistema de salud. Esto requiere de equipos integrados y especializados que puedan disponer del tiempo y la dedicación para colaborar con el logro de un estilo de vida realmente saludable".

RESPONSABILIDAD

La hipertensión es un trastorno en el que las arterias tienen una presión interna persistentemente elevada que genera daño continuo a las arterias, el corazón, el riñón y el cerebro.

El problema fundamental es que esto sucede en una gran mayoría de personas adultas aún sin que ellas se den cuenta, ya que no suele haber síntomas de alarma hasta que ya el cuadro se encuentra avanzado.

"Es responsabilidad principal de los individuos y de la sociedad en su conjunto la medición periódica de la presión arterial, y responsabilidad de los equipos de salud el control de la enfermedad hipertensiva, que no solo involucra el control efectivo y eficaz de las cifras de presión arterial, sino también el control del resto de los factores que aumentan el riesgo cardiovascular del individuo, como los trastornos del colesterol, el azúcar en la sangre, el consumo de tabaco, la dieta y el sedentarismo, entre otros", subrayó.

RADIOGRAFIA

"En la Argentina, de acuerdo al Registro Nacional de Hipertensión Arterial (Renata II), alrededor del 36% de los adultos tiene hipertensión arterial y sólo la mitad sabe que la padece. De los que saben que son hipertensos, sólo el 48% está tratado y de los tratados sólo el 24,3% está bien controlado", comentó por su parte el doctor Alberto Villamil, jefe de Hipertensión Arterial del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).

"La prevalencia de esta enfermedad es significativamente mayor en hombres y la misma tendencia se da en los hipertensos no diagnosticados, en este caso más del 47% son hombres y fundamentalmente jóvenes", remarcó el especialista.

En concordancia con Obregón, el médico del ICBA puso de manifiesto que "es fundamental el tratamiento y seguimiento personalizado del paciente para lograr controlar la presión. En los últimos 30 años de la mano de nuevas metodologías de estudios y medicamentos esto es posible".

La población que aún no controla su presión arterial está constituida por tres grupos principales: los que desconocen que padecen hipertensión arterial, los que se saben hipertensos pero no reciben tratamiento y los que a pesar de recibir tratamiento antihipertensivo no logran controlar su presión arterial. "Existe aún un grupo grande de pacientes que no saben que tienen hipertensión arterial a quienes debemos llegar. También hay una porción de pacientes que sabe de su enfermedad pero no se trata", insistió Villamil.

NUMEROS QUE IMPORTAN

"La hipertensión arterial es una enfermedad que se da en aquellas personas que tienen los valores presión arterial por encima de 140 - 90 mm Hg, o 14 - 9, de manera sostenida en el tiempo", detalló la cardióloga y especialista en hipertensión arterial del ICBA, Judith Zilberman, quien preside la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).

"El incremento de las cifras de presión arterial es algo que sucede habitualmente frente a diversas situaciones fisiológicas como hacer ejercicio (andar en bicicleta, correr) o ante algún dolor o esfuerzo. Cuando hacemos actividad física, por ejemplo, la presión sube pero rápidamente baja. Esto sucede porque el organismo tiene mecanismos regulatorios que hacen que los valores vuelvan a los parámetros normales. Cuando estos mecanismos no responden y la presión se mantiene alta, ahí es cuando el profesional médico debe estudiar detenidamente las causas para diagnosticar la enfermedad e indicar un tratamiento adecuado según las necesidades de cada paciente", prosiguió la experta.

Si bien las causas que provocan la hipertensión arterial son varias, la carga genética es un factor muy importante. Por eso, las personas con uno o ambos padres hipertensos, o con abuelos que desarrollaron hipertensión, deben controlarse frecuentemente la presión arterial.

Si bien la hipertensión no puede prevenirse cuando su causa es genética, sí puede demorarse: "No es lo mismo que la enfermedad se presente a los 30 que a los 60 años, es importante retrasar la aparición de la enfermedad", advierte la profesional.

Respecto de los hábitos de vida que ayudan a controlar la presión y los factores de riesgo cardiovascular, recomendó: llevar una dieta hiposódica (baja en sodio), estimular la actividad física, evitar cuanto sea posible el sedentarismo, obesidad, el tabaquismo y reducir la ingesta de alcohol.

Es primordial conocer las causas de la enfermedad e indicar el correcto tratamiento para cada paciente. "Los pacientes hipertensos en su mayoría deberán permanecer medicados toda la vida. El tratamiento farmacológico, junto a cambios de hábitos de estilo de vida, ayudará a controlar la presión arterial y evitará complicaciones mayores que pueden provocar la enfermedad hipertensiva", enfatizó la especialista.

FALTA DE ADHERENCIA

De acuerdo al Estudio Nacional Sobre Adherencia al Tratamiento (ENSAT), casi el 50% de los pacientes abandonaron el tratamiento de la hipertensión durante el primer año. "Es fundamental desde la comunidad médica promover el tratamiento personalizado y estar atentos a los factores por los cuales los pacientes no adhieren al tratamiento indicado por su médico", opinó Zilberman, al tiempo que remarcó que las causas de la baja adherencia a los antihipertensivos son múltiples: "Están los motivos inherentes a la enfermedad que es crónica y asintomática, a los tratamientos que pueden dar efectos no deseados o adversos, regímenes complejos de tratamiento como el uso de varios comprimidos, o características de la personalidad de cada paciente. También está el simple olvido involuntario".

Por ello la especialista reiteró que el tratamiento supone un compromiso por parte del paciente. "Más allá del lugar del especialista en el seguimiento, es importante que el paciente tome un rol activo en su tratamiento", concluyó.