Crítica: Nostalgia por el pasado en "El gato no vuelve a casa"

La búsqueda de un lugar en el mundo

"El gato no vuelve a casa". Dramaturgia y dirección: Nahuel Martínez Cantó. Asistencia de dirección: Luciana Taverna. Escenografía: Macarena Hermida. Iluminación: Gustavo Reján. Actúan: David Subi y Julieta Timossi. Espacio Polonia Teatro (Fitz Roy 1477), viernes a las 23.

Dos personajes encantadores mantienen un cruce intenso en un teatro de Palermo los viernes por la noche. Así podría resumirse "El gato no vuelve a casa", una rara avis dentro del circuito alternativo porteño. Claro que ni por lo del cruce intenso ni por el gato o por Palermo. Más bien porque el director y autor, el joven Nahuel Martínez Cantó, apela a un tipo de emoción poco transitado en ese ámbito y lo hace salvándose de cualquier cliché, parodia o broma "cool". Se trata de una apelación cierta, directa y poderosa a la ternura.

La historia es mínima. Natalí realiza los últimos preparativos antes de mudarse a Carhué con su novio y comenzar allí una nueva vida. Leandro, el nuevo ocupante de la casa, se presenta a buscar la llave. El encuentro comienza con una natural incomodidad pero de a poco, ambos personajes van mostrando sus cartas, ocultando otras y haciendo que la hora que dura la obra transcurra casi como un soplo. Entre canciones hermosas -"El tiempo está después", de Fernando Cabrera, por ejemplo- y diálogos salpicados con humor y sutileza, los dos actores -excelentes David Subi y Julieta Timossi- logran hacer creíbles sus criaturas, prodigándoles encanto, vitalidad y amor. Ellos también colaboraron con en la dramaturgia y se nota su compromiso y entrega con lo que cuentan.

HISTORIA PEQUEÑA

La escenografía de Macarena Hermida y la iluminación de Gustavo Reján acompañan la historia sin buscar enrarecer ni superar lo que importa, que es la relación entre los dos protagonistas.

Los proyectos, lo que no fue, qué hacer en el transcurso del tiempo que nos toca, viejos problemas a los que todo humano se enfrenta tarde o temprano, están acá tratados en el marco del amor y de la sinceridad. Sin ninguna grandilocuencia ni efectismo. Se trata de dos jóvenes que como todos buscan su lugar en el mundo, y sienten nostalgia por un pasado que quedó atrás. Bien porteña, bien joven, bien actual, "El gato no vuelve a casa", logra eso que lamentablemente ocurre poco: apelar al espectador de una manera amorosa, casi como con una palma en la espalda, pero con enorme potencia.

Calificación: Muy Buena.