Xul Solar, artista inclasificable

A 130 años de su nacimiento, el Museo Nacional de Bellas Artes reúne 160 obras del singular creador. El recorrido permite acercarse tanto al lado astrológico como al más utópico de este referente de las vanguardias, dueño de un lenguaje visual y verbal propio.

Pintor, escritor, astrólogo, músico, lingüista, filósofo... Xul Solar fue un artista inclasificable que dedicó su vida a reinventar cada área del conocimiento para construir un mundo mejor. Un referente de las vanguardias del siglo XX de cuyo nacimiento se cumplen 130 años este 2017.

Por ese motivo, el Museo Nacional de Bellas Artes inaugura pasado mañana la exposición Xul Solar. Panactivista que recorre su vida y su obra. Curada por Cecilia Rabossi, la muestra reúne más de 160 obras, entre acuarelas, témperas, objetos, máscaras, manuscritos, ilustraciones y documentos personales, pertenecientes al Museo Nacional de Bellas Artes, la Fundación Pan Klub-Museo Xul Solar y colecciones particulares, y presenta la figura de Xul Solar (1887-1963) en múltiples dimensiones.

Según explicó Rabossi, la exposición está organizada en seis núcleos que se concatenan para que el espectador pueda acercarse tanto al lado "astrológico" del artista como al más "utópico": su viaje a Europa, la música, el mundo de las lenguas, las arquitecturas y los espacios urbanos y naturales que él imaginó, la mística y las grafías.

"La idea es que puedan entrar en sus planteos y en sus búsquedas", cuenta Rabossi, quien considera a Xul Solar "un artista total, un humanista y un renacentista".

La exposición también explora su vínculo fraternal con el pintor Emilio Pettoruti y con Jorge Luis Borges, y a través de estas relaciones, se detiene en su estadía en Europa, el regreso a la Argentina, en 1924, y su inserción en el medio artístico y literario local.

"Para el Museo Nacional de Bellas Artes es un honor abrir la temporada 2017 con una exposición del gran artista argentino Xul Solar, dueño de un lenguaje visual y verbal propio, concebido al calor de una inquietud constante -sostiene Andrés Duprat, director del museo-. Xul Solar es un eslabón ineludible para comprender el derrotero de las vanguardias locales durante las primeras décadas del siglo XX. Su espíritu de recreación de las palabras y las cosas hizo que difuminara los límites entre las disciplinas".

La muestra podrá recorrerse en el pabellón de exposiciones temporarias del Museo desde el próximo miércoles hasta el 17 de junio, de martes a viernes, de 11 a 20, y sábados y domingos, de 10 a 20, con entrada libre y gratuita. Desde el 14 de marzo habrá visitas guiadas a la muestra.

Pero la exposición es apenas una de las actividades previstas en nuestro país para rendir homenaje al pintor, hijo de padre letón y madre italiana, que nació el 14 de diciembre de 1887 en San Fernando. Así, Editorial Sudamericana reeditó en febrero la biografía que escribió Alvaro Abós, quien lo define como un "aventurero espiritual" y un "pintor del misterio" (ver aparte).

"GRAN SOÑADOR"

Para Teresa Tedín, portavoz de la Fundación Pan Klub-Museo Xul Solar, institución dedicada a preservar y difundir el trabajo del artista, Xul fue "un gran soñador, una persona con muy grandes inquietudes. Recurrió a la vía del conocimiento para llegar a dios, a la energía pura. Su gran búsqueda fue espiritual, y esa búsqueda está en su obra".

Esta idea se basó en la gran influencia que tuvieron en su vida la filosofía, la astrología y la religión, sobre todo después del decisivo viaje a Europa que emprendió en 1912 como Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari y del que regresó en 1924 como Xul Solar. Durante esos 12 años, entró en contacto con las vanguardias del siglo XX que influyeron en el comienzo de su obra y que, finalmente, resumió para crear su propio estilo. Uno único e indefinible.

Fue así como abordó prácticamente todas las disciplinas artísticas y áreas de conocimiento. En la música, modificó los sistemas de notación clásicos por otro más fácil de aprender e intervino en la estructura de algunos instrumentos, como el armonio o el piano, en cuyas teclas incorporó los colores.
También creó dos lenguas nuevas: el neocriollo, una combinación de español y portugués con la que buscaba retomar la cultura americanista y unir América Latina, y la panlengua, un idioma universal sin gramática, accesible para todos, monosilábico, sin gramática, visual, que se escribe tal como se pronuncia.

"El objetivo fue siempre el mismo: facilitar la comunicación, alcanzar la sabiduría y en el camino, quizás, mejorar un poco el mundo. Tanto, que llegó a idear transformaciones en el propio organismo humano: apéndices que mejorarían la visión o la capacidad de desplazarse."

Sin embargo, todos estos inventos no lograron concretarse del todo y sólo pudo concluir su obra artística, que está protagonizada por témperas y acuarelas con un denominador común: la luz, los colores vivos y la mezcla de formas.

"Sus pinturas son documentos del mundo metafísico en que los dioses toman las formas de la imaginación que los sueña", decía su gran amigo Jorge Luis Borges.

Según Tedín, que lleva 16 años trabajando entre los 3.500 documentos que guarda la Fundación sobre Xul Solar, la relación de ambos creadores se basó en la "intelectualidad absoluta" y mientras que el autor de El Aleph escribió los prólogos de prácticamente todas sus exposiciones, el pintor ilustró con viñetas varios de los cuentos de Borges.

Además, el escritor fue una de las "víctimas" de las cambiantes y misteriosas ideas del artista: el panajedrez, una recreación del ajedrez en clave astrológica, compuesto de letras, colores, horóscopos y música, que nunca terminaba. Cuando jugaban, Xul le cambiaba las reglas constantemente como parte de esa búsqueda de la perfección que llenó su obra de creaciones inacabadas e inacabables.