La revolución de los drones en el campo

El uso de los Vehículos Aéreos No Tripulados comienza a despegar en la Argentina. Los productores ya los utilizan para mejorar las cosechas y hasta pueden prevenir incendios en los campos. Destacan el apoyo del INTA, pero piden mayores aportes del Estado.

Hoy en día los drones vuelan por casi todo el mundo. Sus usos, ilimitados, pueden ir desde la utilización en ámbitos militares o científicos hasta el comercio o la simple recreación. 

Denominados en español como Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT), tienen una amplia variedad de modelos y configuraciones, dependiendo en mayor medida de los requerimientos de cada cliente. 
Esa multiplicidad de factores hizo que la agricultura haya puesto los ojos en esta nueva tecnología, sobre todo por la manera de controlar la calidad de los cultivos, la detección de plagas, el estrés hídrico y nutricional y la reducción de costos. 

"Cada equipo aplica a una tarea específica mejor que otro. En el caso de los VANT multicópteros, están pensados para realizar relevamientos a baja altura y en superficies reducidas, como ser parcelas de ensayos, cultivos intensivos o también para el desarrollo de nuevas alternativas como la pulverización. En cuanto a los que tienen forma de avión, poseen una mayor autonomía, por lo que son ideales para relevar grandes extensiones de campo" explica Mariano Delbuono, CEO del Estudio G&D, una empresa dedicada a proveer estos servicios. 

Un dron (que en inglés significa zángano o abeja macho por su parecido con el zumbido de estos insectos) puede potenciar el rendimiento económico y productivo de las cosechas gracias a una recolección de datos mucho más rápida y precisa que la imagen de satélite, que llega a tener unos 6 o 7 metros de error en la localización de un objeto, contra apenas 1 centímetro del primero. 

No obstante, Delbuono aclara a La Prensa que la llegada de estos aparatos aéreos no significa el reemplazo de la foto satelital, sino un complemento. 

-¿En qué caso concreto el uso de drones es una ventaja en comparación con la imagen de satélite?
-En función del tipo de estudio que queramos realizar, las imágenes de drones tienen un costo relativo bajo, además de la elección del momento óptimo de la captura de información. Ambas tecnologías aplican y se las va a seguir empleando en función de la escala del trabajo a realizar.

-¿Van a revolucionar la agricultura?

-Totalmente. La información que nos brindan es de alta relevancia, sobre todo porque nos dan una mirada diferente a la que no tenemos acceso si no es con esta tecnología. Servicios desarrollados en G&D tales como el mapeo de malezas premiado en Innovar 2012, le dan al productor información sobre en qué parte del lote están creciendo y de esta forma armar una aplicación dirigida de herbicidas, con el consecuente ahorro de productos y el menor impacto ambiental.

-¿El clima es un factor que influye a la hora de adaptarlos para un cliente?

-El clima siempre influye, sea cual fuere el sistema de relevamiento. En el caso de los satélites, si la zona estaba nublada al momento de tomar la imagen no se podrá ver el suelo, por lo que no tiene utilidad agronómica. Con los drones pasa igual: como los sensores utilizados son pasivos (es decir que para captar lo que sucede en el cultivo requieren de la incidencia de la luz solar), la diferente absorción o reflexión nos indica su estado. En el caso de imágenes RGB o térmicas sucede lo mismo. Ahora bien, en la operatividad de vuelo los drones -sobre todo los tipo avión- tienen algunas limitaciones en cuanto a la velocidad del viento, en general cuando son mayores a 40 km/h, ya que no es factible realizar un despegue. También si llueve no es muy útil realizar un relevamiento por la falta de luz y porque el agua genera una menor visibilidad del terreno.

USOS

Para el ingeniero del INTA y experto en agricultura de precisión, Andrés Méndez, los drones no sólo pueden evaluar las variabilidades de los cultivos, sino también la capacidad de estimar la erosión del suelo, los daños por heladas o granizo y hasta el desplazamiento del ganado en tiempo real. 
Este último punto es crucial cuando se trata de salvar animales de un incendio. Es por ello que el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (Ciefap) desarrolló junto a la empresa LifeStyle Media Solutions, de Trevelín, Chubut, un dron llamado Fenix 3d capaz de predecir la propagación del fuego y medir las partículas de erupciones volcánicas.

Uno de los creadores del proyecto, Ezequiel Parodi, resaltó que es el primero en su tipo en el país y que si bien está diseñado para afrontar los rigurosos climas patagónicos, una de sus mayores virtudes radica en que se aplica al ""monitoreo, prevención y ataque de incendios forestales"", enviando datos del acontecimiento al instante.

El director del Ciefap, el Dr. José Daniel Lencinas, lo ilustra así: "en incendios forestales las acciones deben ponerse en marcha en plazos cortos; el despliegue de un VANT es prácticamente inmediato, lo que permite acceder a la información de la situación de emergencia en pocos minutos". 

El funcionario resalta por caso que los drones "fueron muy importantes" en el combate contra el incendio desatado en 2015 en Chubut (el peor registrado en la Argentina), ya que pese a las 41 mil hectáreas quemadas, su utilización redujo las millonarias pérdidas materiales. 

Las provincias de Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego ya solicitaron equipos como el Fenix para sus sistemas de manejo de incendios, aunque desde el Ministerio de Ambiente (de quien depende el Plan Nacional de Manejo del Fuego) descartaron por el momento su incorporación en las labores de emergencia.

FUTURO

Ramiro Saiz, ingeniero y titular de www.argendrones.com, opina que el futuro de esta tecnología será el on demand, es decir un aparato "contratado y puesto en servicio desde un celular o computadora, en el que se podrá seleccionar el perfil de información a relevar, y donde cada perfil representaría una calidad de imagen, tipo de fotografía RGB/termal/multiespectral". Además, "habría una red de drones distribuidos en estaciones con capacidad de recarga y el más próximo al lugar haría el relevamiento".

Por su parte, Mariano Delbuono cree que con el tiempo puede haber un "mayor abaratamiento de los costos de producción y mejoramiento de las baterías, que en algunos casos pueden funcionar con energía solar". 

No obstante, para ambos expertos el porvenir marca a su vez un necesario involucramiento del Estado, que en la actualidad asume el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). 

"Uno de los principales puntos por el cual cualquier tecnología se aplica al campo es el grado de facilidad que un Estado le brinda al productor para la incorporación de innovaciones que les permitan ser más eficientes" aseguró Delbuono.

Sin embargo, el empresario también lamentó que "el escaso presupuesto en el INTA hace que muchas cosas no avancen a la velocidad que deberían, por lo cual si los productores actuales no se capacitan y no se socializan con las tecnologías, rápidamente van a quedar fuera del mercado laboral, y es ahí donde el Estado debe participar, gestionando el conocimiento y brindando la transferencia tecnológica a los usuarios finales".