Siete días de política

Mientras la inflación amaina la política se vuelve líquida

La brutal remarcación había pulverizado las ventas. Consecuencia: los empresarios tienen ahora que hacer su propio ajuste. Así, los precios tienden estabilizarse. Todos quieren a Margarita (2,51%)

Según el kirchnerismo y la izquierda Mauricio Macri gobierna para los ricos. Sería interesante que chequearan esa opinión con la Unión Industrial, porque allí no piensan lo mismo.

Los industriales celebraron su día el jueves planteándole exigencias al presidente. Agitaron por enésima vez el fantasma de la importaciones chinas, algo que siempre les había dado resultado, pero hoy no existe plena seguridad de que lo haga.

Cuando la economía entra en recesión y aumenta la puja distributiva, en lugar de reducir costos, los hombres de negocios locales se limitan a presionar políticamente por más protección. En el presente caso fueron ellos los que contribuyeron a agudizar la recesión remarcando sin control y también ellos los que tuvieron que ponerle remedio al desbarre. Están siendo forzados a dar marcha atrás con los precios, por lo que la inflación en agosto comenzó a dar valores inusualmente bajos.

El mes pasado las promociones y descuentos permitieron, por ejemplo, que la venta de autos aumentara un 21% respecto de agosto de 2015. Las promociones y descuentos que hicieron fabricantes y vendedores, afinando el lápiz. Hay otros rubros en los que el fenómeno se repite.

Existe una vieja disputa entre el gobernador de Córdoba y Techint (es decir la UIA) por los tubos de acero del gasoducto troncal de esa provincia. Los tubos chinos cuestan menos de la mitad de los que fabrica el señor Rocca, que pretende que Macri lo proteja de la competencia. Pero esa situación no tiene salida, porque el proteccionismo indefinido es económicamente insostenible. El de Macri es el primer gobierno que parece pensar eso y obrar en consecuencia.

En realidad el presidente hizo casi todos los "deberes" prometidos en campaña y ahora está esperando que el barco se enderece solo. El ministro de la Producción, Francisco Cabrera, recordó en la UIA las promesas cumplidas: fin del cepo, salida del default, eliminación de las retenciones, devaluación y supresión de las trabas del comercio exterior (DJAI).

Es hora, le faltó decir, que se pongan a trabajar ustedes en lugar de remarcar. Que los empresarios argentinos pretendan darle cátedra a alguien, aunque sea chino, de lo que es una economía de mercado no puede menos que resultar gracioso.

En síntesis, los agentes económicos reaccionaron como siempre ante el ajuste, pero el gobierno, no. Se dispararon los precios y cayó el consumo, pero el proceso parece estar tocando fondo y se espera un rebote.

El desconcierto con el que los empresarios asisten a esta situación, se reproduce entre la clase política. Los únicos que escapan a las dudas son los kirchneristas y la izquierda que rechazan todo lo que hace el gobierno. Los kirchneristas hicieron una paupérrima marcha de la "resistencia" y hace dos días los gremios estatales marcharon con todo el aparato del que disponen gracias al dinero público. En la Argentina el Estado no sólo subsidia la energía, también subsidia la protesta.

La izquierda y sus movilizaciones no tienen consecuencia electoral, pero el kirchnerismo se ha convertido en una espina en el costado del peronismo. Por eso ante la primera muestra de debilidad el resto del PJ se le fue encima.

Pero los dirigentes que sueñan con otra "renovación" partidaria tropiezan con por lo menos dos problemas. Uno, carecen de líder; dos, en su mayoría fueron fieles servidores de los Kirchner y su credibilidad es muy baja.

Hay quienes tropiezan con ambos problemas simultáneamente. Por ejemplo, Sergio Massa que no consigue hacer pie en el peronismo porque hay sectores que lo ignoran como líder. Potencialmente es un buen candidato para la provincia de Buenos Aires, pero si CFK se presenta, podría perder con el macrismo.

En ese sentido Cristina Fernández está haciendo todos los gestos para devolverle la "cortesía" que él tuvo con ella en 2013 y 2015 cuando le dividió el voto peronista y la arrastró a la derrota. Por eso Massa no quiere presentarse el año que viene y piensa en llevar a Margarita Stolbizer en la boleta, algo que también quiere el macrismo.

Hoy cualquier dirigente puede ir a parar a cualquier boleta. Nomadismo absoluto. La política "líquida" diría Bauman. Stolbizer en las elecciones del año pasado obtuvo el 2,51%. Que ahora se la disputen tanto el macrismo como el massismo demuestra el grado de confusión existente.