Melodías en clave de salud

Desde reducir la ansiedad en pacientes con cáncer hasta contribuir a que las personas que deben operarse requieran menos sedación, la música demuestra cada vez más efectos benéficos y se posiciona como una aliada de la medicina.

Las intervenciones terapéuticas con música ayudan a aliviar los síntomas de ansiedad, dolor y fatiga en pacientes con cáncer, al tiempo que mejoran la calidad de vida. Así lo reveló un estudio publicado este mes por "Cochrane Library", que realizó el profesor Joke Bradt de la Drexel University.

El equipo de investigadores hizo una revisión de los estudios que analizaron el impacto de la musicoterapia -entendida como una experiencia de música personalizada brindada por especialistas en terapia musical- y de la medicina musical -escuchar música pregrabada que ofrece un médico o una enfermera- sobre aspectos psicológicos y físicos de personas con cáncer.

"Hallamos que las intervenciones con musicoterapia ayudaron a mejorar la calidad de vida de los pacientes", explicó Bradt.

Además, entre los resultados más impactantes del estudio, los investigadores destacaron que las intervenciones de todo tipo con música tuvieron un efecto entre moderado y alto sobre la reducción de la ansiedad de las personas con cáncer.

En cuanto a la disminución del dolor, los autores del estudio encontraron que la música representó un tratamiento con amplios beneficios, mientras que su efecto sobre la fatiga fue moderado a bajo.

Las intervenciones musicales también implicaron una pequeña reducción de los ritmos cardíaco y respiratorio y una disminución de la presión arterial.

Al comparar los efectos de la musicoterapia con los de la medicina musical, el equipo de científicos observó un aumento moderado de la calidad de vida con el primer tipo de intervención.

A la luz de los beneficios que implica la música para la calidad de vida de los pacientes con cáncer, en especial en cuanto a sus niveles de ansiedad, dolor y fatiga, los investigadores esperan que las intervenciones con música se extiendan más en el ámbito médico.

"Esperamos que estos resultados animen a los profesionales de la salud a considerar seriamente el uso de musicoterapia para el cuidado psicosocial de las personas con cáncer", subrayó Bradt.

CONTRA LA HIPERTENSION

Otro estudio, publicado recientemente en la revista "Deutsches Aerzteblatt International", apuntó a la maestría de dos músicos austríacos para lograr reducir las concentraciones de lípidos en sangre y la presión arterial.

Los investigadores Hans-Joachim Trappe y Gabriele Volt, de la Ruhr University Bochum, analizaron el efecto de diferentes géneros musicales sobre el sistema cardiovascular.

De este modo hallaron que la música clásica de Wolfgang Amadeus Mozart y Johann Strauss redujo significativamente la presión arterial y el ritmo cardíaco, mientras que no observaron ningún efecto con la música del grupo ABBA.

No obstante, todos los géneros musicales mostraron una notable disminución de las concentraciones de cortisol (la hormona del estrés), que fue más pronunciada en hombres que en mujeres, en especial luego de la exposición a música de Mozart y de Strauss.

Además, la comparación de los resultados con el grupo control -que fue expuesto al silencio- mostró que el efecto de la música fue mucho mayor que no escuchar nada.

TRISTEZA Y PLACER

En tanto, una investigación llevada adelante por musicólogos de la Durham University, en Reino Unido, y de la University of JyvŠskylŠ, en Finlandia, se concentró en las experiencias emocionales asociadas con la música triste y los motivos para escuchar este tipo de música.

Entre los resultados, publicados en la revista "Plos One", los investigadores resaltaron el hecho de que la mayoría de los encuestados subrayó la naturaleza placentera de tales experiencias, que en general llevaron a una mejoría del humor. 

Los autores del trabajo afirmaron que en algunas personas escuchar música triste llevó a sentimientos de placer relacionados con el disfrute de la música, mientras que en otras -en las que la música nostálgica evocó recuerdos- produjo sentimientos reconfortantes. 

Sin embargo, una proporción elevada de participantes refirió experiencias dolorosas vinculadas con el escuchar música triste, que casi invariablemente estuvieron vinculadas con pérdidas personales como la muerte de un ser querido, un divorcio, una ruptura sentimental y otras adversidades de la vida.

"Estudios previos sobre la psicología de la música han enfatizado el misterioso placer que experimentan las personas que se involucran con el arte trágico", expresó el autor principal del estudio y profesor de Cognición Musical, Tuomas Eerola, de la Durham University.

"Sin embargo, hay personas que odian la música triste y evitan escucharla. En nuestro estudio quisimos investigar este amplio espectro de experiencias que tienen las personas con esta clase de música y hallar las razones tanto para escucharla como para evitarla", precisó.

Según argumentó el investigador, los resultados permiten identificar las maneras en que las personas regulan su humor con la ayuda de la música y cómo la rehabilitación con música y la musicoterapia pueden derivar en procesos de alivio, disfrute y confort.

"Los hallazgos también tienen implicancias para entender la naturaleza paradójica del disfrute de las emociones negativas dentro del arte y la ficción", añadió.

De acuerdo con la coautora del estudio, la doctora Henna-Riikka Peltola, de la University of JyvŠskylŠ, parecen haber dos tipos de experiencias disfrutables evocadas por la escucha de música triste.

"La música es generalmente la fuente principal de estas experiencias, y las cualidades estéticas estuvieron muy involucradas en el placer que generaron", comentó la investigadora para luego añadir:

"Alternativamente, la música triste también está asociada con un grupo de emociones que reconfortan a la audiencia, y en las que los recuerdos y las asociaciones juegan un fuerte rol para hacer que las experiencias sean placenteras. A menudo se habló de que otorgan alivio y compañía en momentos difíciles de la vida".

En concreto se hallaron tres tipos de experiencias asociadas con la escucha de música triste: placer, confort y dolor.

Las personas mayores refirieron experiencias más fuertes de tristeza reconfortante, mientras que los sentimientos negativos fuertes al escuchar música triste fueron más pronunciados entre las personas más jóvenes y las mujeres.

"Este estudio confirma que los terapistas musicales pueden trabajar con experiencias auténticas al utilizar música que representa el contenido doloroso y triste de los eventos penosos de la vida, tales como la muerte de un ser querido", sostuvo por su parte el profesor Jörg Fachner, quien no participó de la investigación.

ANTES DE LA CIRUGIA

Las bondades de la música también se extienden al campo de los anestesistas. Al menos así lo reflejó un trabajo presentado en "Euroanaesthesia 2016", un evento organizado por la Sociedad Europea de Anestesiología.

El estudio mostró que escuchar música relajante justo antes de ser sometido a una cirugía ocular lleva a que los pacientes sientan menos ansiedad y requieran menos sedación.

La cirugía de ojos que se realiza con el paciente despierto resulta particularmente estresante para las personas. Por eso el propósito del estudio piloto, dirigido por el doctor Gilles Guerrier, del Cochin University Hospital en París, fue evaluar el efecto de la música sobre la ansiedad en pacientes que se sometieron a una cirugía de ojos bajo anestesia local.

Durante el estudio, 62 pacientes fueron asignados al azar a escuchar música relajante durante 15 minutos justo antes de que les realicen una cirugía de cataratas o no escuchar nada.
Cada paciente pudo elegir entre 16 estilos de música grabada según sus preferencias.

La relajación inducida por la música dura alrededor de una hora luego de dejar de escucharla.
Los investigadores comprobaron que hubo diferencias significativas entre los pacientes que escucharon música y los que no, ya que los niveles de ansiedad se redujeron drásticamente en el primer grupo.

Además, el grupo de pacientes que escuchó música recibió una cantidad mucho menor de sedantes durante la cirugía en comparación con el grupo que no escuchó música y su nivel de satisfacción tras la operación también fue significativamente mayor.

"Escuchar música puede ser considerado como un método barato, no invasivo, y no farmacológico para reducir la ansiedad en pacientes que son sometidos a cirugía bajo anestesia local", apuntó Guerrier.

Según adelantó el investigador, el próximo paso será evaluar este procedimiento en otro tipo de cirugías, incluidas las ortopédicas, en las que es muy común el uso de anestesia local. "Además, otro estudio que queremos llevar adelante buscará comprobar si el dolor tras una cirugía puede reducirse mediante la disminución de la ansiedad pre-operatoria", finalizó.