La llama de las curiosidades

Historias insólitas de los Juegos Olímpicos

Por Luciano Wernicke
Planeta. 328 páginas

Existen personas que tienen el don del oportunismo. Otras gozan de una envidiable puntería para dar en el centro del blanco. El periodista Luciano Wernicke reúne ambas cualidades, pues ante la inminencia del encendido del pebetero en Río de Janeiro, se adentró en la profusa bibliografía que narra cada capítulo de la máxima cita del deporte universal para darle vida a Historias insólitas de los Juegos Olímpicos. El resultado es un libro muy entretenido, que ofrece hechos curiosos que trascienden a la simple enunciación de un resultado deportivo.

Quien se interne en esta obra no podrá recitar como un loro los ganadores de las distintas medallas que se han entregado a lo largo de tantos siglos de competencia. En cambio, disfrutará de situaciones impensadas, algunas más novedosas que otras, pero todas contadas con un lujo de detalles tal que hace que el lector se sienta parte de la memoria viva de los Juegos. 

"Nadie sabe cómo ha hecho Luciano para entrar en las Olimpíadas desde tiempos muy lejanos, cuando él ni siquiera había nacido, y nadie sabe cómo pudo escuchar todo lo que se contaba en voz bajita o no se contaba nunca, y sobrevivir a tanta indiscreción", se pregunta Eduardo Galeano, ese uruguayo fundamental para la literatura latinoamericana, respecto del trabajo de Wernicke. 

Y tiene razón, porque Historias insólitas de los Juegos Olímpicos no es un repaso del devenir de esta tradición de la antigua Grecia reflotada en el siglo XIX por el barón de Coubertin, sino que constituye una posibilidad única de acceder a cientos, miles de jugosos relatos enmarcados en jornadas de victorias supremas y derrotas inmensas en las que el oro, la plata y el bronce son simples metales que no explican tantas aventuras y desventuras olímpicas.