En el país más de 4 millones de personas realizan tareas informales y no cuentan con protección de salud ni aportes jubilatorios

Uno de cada 3 empleados trabaja "en negro"

El porcentaje se eleva a cerca del 50 % si se suman autónomos. Especialistas señalan que debe haber una fuerte política de estado con consenso de empresarios y sindicalistas para revertir esta grave situación, mejorando las estructuras productivas

En estos últimos tiempos se habla mucho de la pérdida de empleo. Los despidos a nivel estatal y privado motivaron una gran preocupación en varios sectores sociales.

Pero, más allá de esta problemática, que debe enfrentarse cuanto antes, hay otra que se da desde hace muchos años y que necesita también la mayor atención. Es el llamado empleo informal o en negro, que deja desprotegidos sin cobertura de salud, posibilidad de jubilarse y sin derechos a millones de argentinos.

Se estima que uno de cada tres empleados lo hace de manera informal. Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC) del segundo trimestre del año pasado indicaban que un 33,1% de la población laboral, lo que equivale a casi 4,3 millones de personas, estaba trabajando en la informalidad o "en negro".

Este resultado marcaba que no hubo cambios en la calidad del empleo en el último año, pese a que la tasa de desocupación que informaba el INDEC cayó de 7,5 por ciento a un 6,6 por ciento durante el período en comparación.

Con el 39,3%, la región Noroeste encabezaba el empleo en negro, destacándose Salta con el 44,9%, seguida por Tucumán con el 42,8%. En el noreste, en tanto, el trabajo en negro afectaba al 35,5 por ciento de la población.

En tanto, en Cuyo el 36,5 por ciento de los empleados no estaba inscripto, en un escenario donde la desocupación trepaba hasta el 7,2 por ciento. En la región pampeana el 31,3 por ciento de los empleados estaban fuera de la ley, mientras que en la región metropolitana era de 33,3 por ciento.
El 33,1% de empleo en negro equivale a 4.000.000 de trabajadores sobre 12 millones de asalariados privados y del sector público.

MAS AMPLIA
Pero esta cifra puede ampliarse si se toma en cuenta a quienes trabajan en forma independiente o autónoma. Según señalan desde el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) un 70 por ciento de quienes trabajan en forma independiente, autónomos y monotributistas no realizan aportes. Así se llega a que casi un 50 por ciento de la fuerza laboral lo hace de manera informal.
"Esta situación se agravó a partir de la década del 90, cuando crecieron los empleos y trabajos informales", señala a La Prensa Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la UCA.

El especialista indica que esta situación le trae varias consecuencias a quienes están dentro del mercado en "negro". "Pierden la obra social, incluso se daña a toda la familia porque el sistema aquí permite que el asalariado le de cobertura a todo el grupo familiar".

"También pierde la protección sindical", agrega."o tienen a quien recurrir ante una situación de atropello. Quedan fuera de los convenios colectivos. Incluso los aumentos salariales se dan a expensas de lo que determine el empleador. Suelen tener compañeros que sí están en blanco y entonces perciben algún aumento también pero no siempre es el mismo".

Donza menciona que tampoco cuentan con la protección de una ART. "Ante un accidente no tienen reconocimiento. Puede reclamar por la vía del juicio pero queda en una situación endeble".
El investigador resalta que aquellos que trabajan de esta manera "están desprotegidos tanto en este tiempo actual como en el futuro. No tienen aportes para su jubilación, ante un ajuste son a quienes primeros despiden, pierden aguinaldos y vacaciones".

LA PRODUCTIVIDAD
El especialista de la UCA expresa que el empleo informal se da sobre todo en sectores de baja productividad. "Crecieron mucho en los 90, y luego desde 2003 tuvieron mejoras pero aún hay mucha informalidad".

Entre los sectores más desprotegidos aparecen quienes realizan servicio en hogares y doméstico. "Si bien se hizo mucho en los últimos años para darle cobertura, pasamos de un 95 por ciento de personas que no estaban registradas a un 80 por ciento que siguen aún sin estar formalizadas".

Donza agrega que también se ve trabajo en "negro" en sectores como la gastronomía, hotelería, comercios, confección textil. "En este último caso se han conocido historias que rozan casi la esclavitud", acota el investigador.

En cuanto a las zonas más castigadas por esta problemática aparecen las provincias del noroeste y también zonas del conurbano. "En capital y otras grandes ciudades del interior se ve menos la problemática".
Otro sector en el que suele presentarse el problema es en las llamadas empresas tercerizadas. "Responden a grandes empresas que las contratan por ejemplo para hacer la logística, la seguridad. Muchas veces se habló de una ley que contemple estas situaciones".
Donza explica además que los jóvenes y los adultos mayores son quienes están más expuestos a la informalidad. También las mujeres suelen padecer las implicancias del trabajo en negro, ya que conforman un importante porcentaje de quienes desempeñan tareas en hogares.

Donza señala que la solución a un problema de esta magnitud no es fácil. "El trabajo informal suele darse en estructuras productivas con niveles muy bajos de ganancias. Por eso para empezar hay que mejorar la estructura productiva y la producción".
"Hay que focalizar -continúa- en el trabajo intermedio. Hay muchas empresas pequeñas o comercios con uno o dos empleados. Allí aparecen también quienes trabajan en delivery. El tema es que hay que tener mucho cuidado. No se puede caer y exigir el pago de cargas más en un momento en que todo se está acomodando".

CONSENSO
Para Donza se trata de apelar a mejorar la productividad, ayudar desde el estado a las inversiones, generar un ciclo de crecimiento de la economía que permita de a poco a la gente entrar al mercado formal.
El investigador de la UCA indica que en momentos de crisis como la de 2001 el país tuvo un importante crecimiento del mercado informal y pudo mejorar en comparación con otros países como Brasil o Bolivia.
"Pero si se tiene en cuenta cuanta gente pudo ingresar al mercado laboral en blanco la Argentina le faltó lograr más, en cambio Brasil tuvo una gran mejora incorporando mucha gente a la clase media".

Donza sostiene que dar pelea al empleo en negro demanda un proyecto de mediano y largo plazo en el que nadie puede quedar afuera. "Hay que lograr acuerdos y consenso con sindicatos y empresarios".