Siete días de política

Sorpresa: Macri controla mejor la política que la economía

Hizo funcionar el Senado donde el peronismo tiene una amplia mayoría y evitó un choque con los sindicalistas, pero el ajuste gradual activó la inercia inflacionaria, lo que genera ansiedad.

Mauricio Macri debutó con un acierto en economía, el levantamiento del cepo, y problemas políticos prematuros. No tuvo la habitual luna de miel con la oposición, porque sectores ultra "K" se pusieron a la cabeza del peronismo y comenzaron a hostigarlo desde el primer minuto. En un gesto sin precedentes hasta se negaron a concurrir a su asunción en el Congreso como si no se tratara de un presidente elegido por la vía democrática.

Sesenta días más tarde esa situación parece, sin embargo, haberse revertido. Trabó una relación fluida con los gobernadores, rompió el bloque de diputados kirchneristas, puso a funcionar el Senado donde se encuentra literalmente en manos de la mayoría opositora y tuvo un primer encuentro con la conducción de las principales centrales obreras que terminó sin amenazas, ni pronósticos apocalípticos por parte de sindicalistas siempre propensos a usar el lenguaje de los matones. Todo esto, pese al fuerte impulso que tuvo la inflación después de la devaluación y el tarifazo, lo que ha derivado en una sensible pérdida del poder adquisitivo del salario.

Los gobernadores y senadores peronistas llaman a ese giro "acuerdo de gobernabilidad" y en el Senado - la peor pesadilla para los gobiernos no peronistas desde 1983- debutó con notable éxito el jueves último con la puesta en marcha de la primera sesión del período extraordinario.

En ese delicado trance todo salió como se había planeado. Más llamativo aún, el peronismo se manejó como si fuera otra vez oficialista y nada hubiera cambiado. Eliminó de un plumazo los pedidos de acuerdo enviados por la ex presidenta Cristina Fernández poco antes de abandonar el cargo e incorporó a dos nuevos candidatos a la Corte Suprema, designados por Macri.

No está asegurado que los nuevos propuestos, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, obtengan finalmente el apoyo de dos tercios de votos para llegar a la Corte, pero el haber archivado a los candidatos de CFK es un gesto mas que elocuente.

Lo central para el gobierno es, de todas maneras, que el Senado vote cuando el Ejecutivo se lo pida la derogación de las dos leyes que impiden un acuerdo con los "holdouts". Esa es la cuestión central de la convocatoria a extraordinarias.

¿Por qué salió bien el primer ensayo del Senado? Por una serie de razones concurrentes. La primera, el ahogo financiero de las provincias que deben pedir fondos a la Casa Rosada. La segunda, la postración de un peronismo quebrado, sin líder, ni candidato atractivo. La tercera, que la mayoría de los integrantes del bloque de senadores responden a sus respectivos gobernadores. La Cámpora es marginal.

Durante la reunión del bloque kirchnerista previa a la sesión hubo un intercambio entre el ultra K Ruperto Godoy y el presidente del bloque Miguel Pichetto. Godoy, que suele ejercer a los gritos la defensa de la ex presidenta, criticó al gobierno, pero por primera vez tuvo que oir como Pichetto destrozaba la política económica de Kicillof y la responsabilizaba de la peor derrota electoral de la historia del peronismo.

Según trascendió, CFK mandó a "operar" al Senado al ex secretario general de la presidencia, Oscar Parrilli, con resultado nulo. Los gobernadores que están a la espera de fondos son mayoría, a la ex presidenta muy pocos le hacen caso y Parrilli no tiene más ascendiente que el de un simple mandadero. Resultado: el bloque del FPV terminó votando lo dispuesto Pichetto que es el apoderado de los gobernadores.

La experiencia demostró también que la UCR y el PRO tiene peso nulo en la Cámara, que Macri entiende cómo se gobierna y que su principal aliado siempre será quien tenga poder. Sin embargo, para asegurar la gobernabilidad no alcanza con la política. Debe estabilizar la economía, bajar la inflación y recuperar el crecimiento. La política es condición necesaria pero no suficiente para ganar elecciones; la economía es ambas cosas.